Facundo Manés

Neurólogo y neurocientífico, autor de ‘Usar el cerebro’
El neurólogo Facundo Manés explica los avances que se han producido en el conocimiento del cerebro humano, y nos da las claves para mantenerlo sano y prevenir o retrasar el deterioro cognitivo.
Facundo Manés, neurocientífico y autor de ‘Usar el cerebro’

Facundo Manés es el creador y director de INECO (Instituto de Neurología Cognitiva).

“En las últimas décadas hemos aprendido más sobre el cerebro que en toda la Historia, pero aunque sabemos mucho sobre la toma de decisiones, las emociones, la memoria, la percepción…, todavía no tenemos una teoría general sobre el funcionamiento del cerebro”

18 de febrero de 2016

Facundo Manés es un prestigioso neurólogo y neurocientífico argentino, presidente de la World Federation of Neurology Research Group on Aphasia, Dementia and Cognitive Disorders, y creador y director de INECO (Instituto de Neurología Cognitiva), con muchos años de experiencia en la investigación del cerebro humano y la prevención, detección y tratamiento de los trastornos neurológicos y psiquiátricos. Facundo, que también es autor del libro Usar el cerebro (Paidós, 2015), en el que explica con un lenguaje claro y sencillo el funcionamiento del cerebro, la memoria y las emociones, nos habla sobre los avances que se han producido en el conocimiento de este órgano tan complejo, y nos da las claves para mantenerlo sano y prevenir o retrasar el deterioro cognitivo.

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Portada 'Usar el cerebro’

¿Se ha avanzado mucho en el estudio del cerebro humano?

Si nos fijamos en la evolución de la especie humana, la mayor parte del tiempo estuvimos dedicados a sobrevivir, y solo en la última etapa algunos seres humanos hemos tenido la oportunidad de empezar a preguntarnos quiénes somos, qué es la conciencia, la memoria… Estas preguntas, que intenta responder la neurociencia, siempre suscitaron debate en la civilización occidental, pero antes estaba circunscrito a filósofos, a líderes religiosos, o a científicos aislados, mientras que en las últimas décadas tenemos nueva tecnología, avances en genética, neuroimágenes, miles de científicos estudiando el cerebro, y países como EEUU, Japón, y algunos en Europa, donde las neurociencias son una prioridad en el campo de la investigación científica. Esto ha hecho que en las últimas décadas hayamos aprendido más sobre el cerebro que en toda la historia de la humanidad.

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Sin embargo, aunque sabemos mucho sobre la toma de decisiones, las emociones, la memoria, la percepción…, todavía no tenemos una teoría general sobre el funcionamiento del cerebro, y es muy difícil predecir si algún día podremos entender totalmente este órgano tan complejo, pero lo interesante para mí es que los avances en la ciencia del cerebro van a generar dilemas éticos y morales que la sociedad va a tener que definir, no los científicos; por ejemplo, la capacidad de manipular una memoria, o la capacidad de leer ciertos pensamientos, o qué pasa en la actividad de un paciente con estado vegetativo persistente… Los avances en el conocimiento del cerebro ayudan a tratar muchas enfermedades y a comprender quiénes somos, pero también generan dilemas morales y éticos que la sociedad va a tener que resolver,  y por eso es importante difundir  las neurociencias.

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Con el aumento de la esperanza de vida también se han incrementado las demencias, como si el cerebro no estuviera preparado para vivir tantos años. ¿Se sabe cuánto podría vivir un cerebro?

No conozco ese dato, no hay evidencia científica sobre el tiempo de vida del cerebro; pero lo que puedo decir es que por primera vez en la historia tenemos muchas personas con edades comprendidas entre los 65 y los 90 años, o más, que están bien mentalmente, algo nuevo en la historia de la humanidad, como una nueva adolescencia. Si bien es cierto que la enfermedad de Alzheimer es frecuente más allá de los 65 años y el principal factor de riesgo del alzhéimer es la edad, también es cierto que mucha gente que tiene 80-90 años está bien intelectualmente y eso va a generar nuevas políticas públicas dedicadas a esta nueva adolescencia, y hoy sabemos que no es bueno jubilarse del todo porque hasta el último día de vida tenemos que permanecer activos mentalmente.

No es bueno jubilarse del todo porque hasta el último día de vida tenemos que permanecer activos mentalmente

Además del beneficio para la salud, la sociedad podría aprovechar la experiencia de las personas mayores, como en el caso de un médico, un científico…

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Efectivamente, yo creo que esto va a generar un debate en la sociedad porque por una parte el gobierno les paga la jubilación, la pensión, que está muy bien, pero por otro lado si a su vez el jubilado no hace nada hay más probabilidades de que se deprima y de que sufra un deterioro cognitivo, que también genera mayores costes en salud. De hecho, en Estados Unidos se están comenzando a desarrollar escuelas intergeneracionales donde jubilados o gente mayor comparte sus conocimientos con los chicos jóvenes fuera de la escuela. Así que hay que aprovechar la sabiduría, la inteligencia, la memoria y el aprendizaje de los mayores. Además, la inteligencia colectiva es mucho mejor que la individual, la inteligencia individual se expande cuando se trabaja en equipo. El conocimiento hoy se genera en equipo, y los avances científicos son cada vez más el producto de la inteligencia colectiva.

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¿Y cuál es el secreto para mantener sano el cerebro?

En primer lugar es importante saber que nos comportamos mucho más automáticamente de lo que pensamos, y que aunque a veces tomamos decisiones deliberadas, lógicas y racionales, la mayor parte del tiempo vivimos con el piloto automático, y nuestras decisiones están influenciadas por las emociones. Segundo, no hay ningún método mágico, ni pastillas para mejorar el cerebro –salvo que uno tenga un problema neurológico o psiquiátrico–, pero sí sabemos que ciertas conductas en la vida ayudan a conservar  un cerebro saludable y a reducir el riesgo de deterioro cognitivo. ¿Cuáles son esas conductas? Primero, que todo lo que hace bien al corazón, hace bien al cerebro, por ejemplo: controlar la tensión arterial, los niveles de glucosa y de colesterol en la sangre, evitar el sobrepeso, no fumar, tomar alcohol de forma moderada, seguir una dieta rica en vegetales y pescados (sobre todo los que aportan ácidos grasos omega 3)…, pero además al cerebro le beneficia la práctica de ejercicio físico, porque el ejercicio físico genera conexiones neuronales y es un buen ansiolítico, un buen antidepresivo. Además, al cerebro le hace bien la vida social –sentirse solo es un factor de riesgo de mortalidad–, y tener desafíos intelectuales, dormir –que es un factor de protección cerebral–, y controlar el estrés. Por lo tanto, podemos decir que si uno quiere reducir el riesgo de deterioro cognitivo debería tener estas conductas durante la mayor parte de su vida.

Al cerebro le hace bien la vida social, tener desafíos intelectuales, dormir –que es un factor de protección cerebral–, y controlar el estrés

El ambiente y las experiencias cambian el cerebro

En ‘Usar el cerebro’ mencionas las diferentes estructuras cerebrales o formas de pensar entre hombre y mujer. ¿Nacemos predeterminados o también influye el ambiente en el que nos educamos en esa forma de sentir propia de cada sexo?

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El cerebro del feto en el útero materno recibe un baño hormonal, que es diferente si es varón o  mujer. Se ha investigado mucho sobre la diferencia anatómica entre el cerebro del varón y de la mujer, pero no se ha encontrado nada diferente a nivel anatómico, sí a nivel del manejo de las emociones, de la empatía…, y que la mujer procesaría las emociones de forma diferente al varón; se han encontrado diferencias a nivel funcional, pero no tanto anatómico. Con respecto a la segunda parte de la pregunta, el ambiente en el que nos educamos y las experiencias que vivimos impactan mucho en la conducta de los individuos de ambos sexos. Por ejemplo, ver es una conducta porque nosotros no vemos con los ojos, sino con el cerebro, y se trata de una conducta genética, de forma que si acá viene un japonés y ve este suéter, dice que es azul oscuro, y si venís vos, o yo, que nací en Buenos Aires, también para nosotros –si no tenemos ningún problema neurológico u oftalmológico– es azul oscuro; lo vemos del mismo color. Sin embargo hablar, también es una conducta pero depende del entorno. Nosotros hablamos bien español porque crecimos en Buenos Aires, o en Madrid, pero si hubiésemos nacido en Mongolia hablaríamos el idioma de Mongolia. Hablar es una conducta que depende totalmente del entorno y del ambiente. Pero la mayoría de las conductas no son ni genéticas, como ver, ni totalmente ambientales, como hablar, sino una mezcla de lo biológico, lo genético, y del entorno y la experiencia, y experimentar distintas vivencias cambia también tu cerebro.

La mayoría de las conductas son una mezcla de lo biológico, lo genético, y del entorno y la experiencia, y experimentar distintas vivencias cambia tu cerebro

Dedicas un capítulo del libro al amor. ¿Por qué si el amor es ciego, el paso del tiempo y la convivencia le devuelven la vista?

Desde el punto de vista biológico hay diferentes aspectos para estudiar el amor. Uno es el sexual, y otro es el amor romántico, que podríamos decir que ocurre con más frecuencia en las etapas iniciales, pero después se convierte en una especie de apego, de compañía. Hay estudios científicos que muestran que la actividad del cerebro es diferente en la relación romántica y en el apego. Lo que sí sabemos es que cuando uno ve la foto de un hijo, o de una persona a la que quiere o ama, ciertas áreas del cerebro suelen tener la misma activación. Las imágenes cerebrales son una técnica más de estudio para demostrar que el cerebro trabaja en red. Hay un proyecto para mapear el cerebro que se llama conectoma, y que se basa en la hipótesis de que cada ser humano tiene un circuito de conexión específico por cada experiencia.

¿Se puede modificar el cerebro de un adicto de alguna forma para eliminar su adicción?

Uno de los avances de la neurociencia fue descubrir y estudiar en el cerebro un circuito de la recompensa, un circuito del placer, que se activa en la adicción a la cocaína, en la adicción al trabajo, la adicción a Internet…, cualquier adicción. La adicción es una enfermedad que secuestra el cerebro, y al igual que la hepatitis afecta al hígado, la adicción afecta al cerebro. Muchas enfermedades no tienen cura pero con un tratamiento médico integral se consigue una mejoría del paciente, por ejemplo, si uno es diabético tiene dos opciones: o no hacer nada y estar mal, o seguir las indicaciones médicas y encontrarse mejor, pero no se va a curar la diabetes. Esto mismo sucede con la hipertensión arterial, con el colesterol alto…, la medicina no cura estos problemas de salud, pero si uno sigue el tratamiento la glucemia, o el colesterol, o la tensión, se van a mantener en valores normales. Con la adicción ocurre lo mismo, es una enfermedad difícil de curar, pero con manejo y apoyo de terapeutas y familiares se puede mejorar la calidad de vida del afectado.

La adicción es una enfermedad que ‘secuestra’ el cerebro; es difícil de curar, pero con manejo y apoyo de terapeutas y familiares se puede mejorar la calidad de vida del afectado

Algunos estudios señalan que el bilingüismo aumenta la reserva cognitiva y, por lo tanto, previene o retrasa el deterioro cognitivo. ¿Deberíamos intentar aprender nuevas lenguas incluso de mayores?

Sí, siempre es necesario. Siempre debemos aprender cosas nuevas, y una de las actividades que recomendamos es aprender idiomas, aprender a tocar un instrumento musical o cualquier tema que nos resulte novedoso. En el caso de los idiomas, a medida que nos hacemos mayores nos resulta más difícil pero no es imposible aprender un idioma, y es cierto que hay muchos datos que indican que hablar dos o más lenguas produce una cierta reserva cognitiva que protegería contra el deterioro cognitivo.

A partir de los 65 años el hipocampo, que es una zona clave para consolidar la memoria y para la memoria espacial, se atrofia alrededor del 1% anual. Pero también hay otros estudios que muestran que la gente que hace ejercicio, por ejemplo, caminar, logra que el hipocampo no se atrofie un 1% anual. Así que otra forma excelente de proteger el cerebro es realizar ejercicio, ya que genera muchas conexiones neuronales nuevas.

A partir de los 65 años el hipocampo, una zona clave para consolidar la memoria, se atrofia el 1% anual, pero hay estudios que muestran que la gente que hace ejercicio logra que el hipocampo no se atrofie

Hay científicos que dicen que los ordenadores superarán en no mucho tiempo al cerebro humano, ¿qué opinas tú sobre eso?

Las computadoras tienen décadas y fueron creadas por el hombre; el ser humano tiene miles de años de evolución y emociones, como la empatía, o las emociones que guían la conducta, y las computadoras todavía no tienen emociones. Vos ahora me miras a mí y sabes qué estoy sintiendo, si estoy fastidiado, si estoy cansado, si hay una conexión…, esto es lo que nos hace humanos y es algo de lo que carecen las computadoras. ¿Cómo van a alcanzar eso en 10 o 15 años? Esto requiere miles de años de evolución para el cerebro.  Yo escuche una vez a un profesor de Singularity University que decía que en unos años las computadoras van a ser capaces de ser más inteligentes que las personas, pero yo soy escéptico al respecto y no creo que eso ocurra en las próximas décadas.spani

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