Tipos de crisis epilépticas
Por: Esther Martín
Estudiante de medicina de la Universidad de Alcalá de Henares
Actualizado: 28 de junio de 2022
Existen dos grandes grupos de crisis epilépticas: las crisis epilépticas focales (o parciales) y las crisis epilépticas generalizadas.
Antes de una crisis epiléptica
Crisis epilépticas generalizadas
Son aquellas cuyo primer síntoma apreciable depende de la lesión de ambos hemisferios cerebrales. La pérdida de la consciencia ocurre desde el primer momento del ataque y las manifestaciones motoras afectan a las cuatro extremidades.
Crisis generalizadas convulsivas
Crisis tónico-clónicas o “gran mal”
La fase tónica se inicia con la contracción de los músculos en flexión o en extensión. Dura de 10 a 30 segundos. La respiración se interrumpe. El enfermo puede emitir un grito agudo por el espasmo de la laringe y tiene la mandíbula apretada. La fase clónica comienza con sacudidas muy breves y poco amplias, que progresivamente se hacen más amplias, violentas y espaciadas, sincronizadas y simétricas en las cuatro extremidades. Dura alrededor de 1 minuto. El enfermo suda y babea. La respiración es entrecortada. Puede haber taquicardia y subida de la tensión arterial. Es frecuente que el enfermo se lastime al caer y se orine. Puede morderse la lengua. Al despertar de la crisis, el paciente está confuso y no recuerda lo sucedido, tiene dolor de cabeza y dolor muscular. Puede estar cansado y dormir varias horas.
Crisis tónicas
Producen un espasmo muscular prolongado. La contracción muscular se incrementa y se extiende progresivamente por el tronco y las extremidades. Es frecuente que al inicio de la crisis el paciente tenga los ojos y la boca abiertos y emita ruido. Los brazos se doblan y las piernas y el tronco se extienden. Estas crisis son muy breves, de menos de 1 minuto, y a menudo provocan la caída del paciente.
Crisis mioclónicas
Son sacudidas musculares breves, como un choque eléctrico. Aparecen espontáneamente o provocadas por estímulos sensitivos o sensoriales (haces de luz intermitente), y facilitadas por la fatiga, el estrés, el alcohol o la falta de sueño.
Crisis atónicas
Se produce una pérdida del tono postural, es decir, los músculos “pierden su fuerza”. Provocan la caída del paciente. Pueden durar desde unos segundos a varios minutos.
Crisis generalizadas no convulsivas
Ausencias típicas o “pequeño mal”
Se manifiestan por una pérdida brusca de consciencia sin pérdida del tono postural. El comienzo y fin de la crisis es brusco. La mayoría dura menos de diez segundos. La crisis se manifiesta como una desconexión del paciente con su entorno. El enfermo interrumpe la actividad que estaba realizando en ese momento y mantiene la vista fija, el rostro inexpresivo, y los párpados entornados. Cuando recupera la consciencia reanuda la actividad interrumpida y la mayoría de las veces no recuerda lo sucedido. Pueden ser frecuentes al despertar o ser facilitadas por la fatiga, el sueño y la fotoestimulación intermitente. Son sensibles a la hiperventilación (respirar muy rápido).
Ausencias atípicas
Se caracterizan por la pérdida brusca de la consciencia. El comienzo es más gradual y son más prolongadas. El enfermo puede sufrir una inconsciencia parcial y deambular durante las crisis. Suelen ir acompañadas de trastornos del aprendizaje o bajo nivel intelectual.
Crisis epilépticas focales
Son aquellas en las que la descarga se origina en un área relativamente limitada de la corteza cerebral y durante la cual el paciente experimenta una combinación de síntomas y signos motores, sensitivos, sensoriales, psíquicos y vegetativos, de los cuales es parcial o totalmente consciente.
Crisis continuas, estado de mal epiléptico o status epiléptico
Se considera un estado de mal epiléptico cuando la crisis dura al menos 30 minutos, o cuando su repetición es tan frecuente que no hay recuperación del paciente entre un episodio y el siguiente. Se pueden dividir en dos grupos: los estados de mal convulsivos y los estados de mal no convulsivos (tienen la misma clínica que lo anteriormente descrito pero duran al menos 30 minutos o las crisis se solapan sin recuperación entre ellas). La causa más frecuente es el abandono de la medicación en pacientes tratados con antiepilépticos, pero también ocurre con el abuso de alcohol, la fiebre, algunos fármacos y debido a alteraciones metabólicas. Es más frecuente en niños que en adultos.
Se denomina status epiléptico refractario al tratamiento cuando las crisis duran más de 60 minutos, a pesar de que el paciente siga un tratamiento adecuado con fármacos antiepilépticos.
Creado: 2 de julio de 2010