Síntomas de la espondilitis anquilosante
Por: María Dolores Tuñón
Médico Residente de Medicina Familiar y Comunitaria
Por: Dr. José Antonio Nuevo González
Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid
Actualizado: 28 de julio de 2022
La espondilitis anquilosante comienza de forma paulatina, con síntomas de intensidad leve que persisten durante varios años, y que aparecen y desaparecen por temporadas. Los síntomas varían de una personas a otra y en muchos casos se tarda entre uno y tres años en alcanzar un diagnóstico correcto. Los primeros síntomas de espondilitis anquilosante consisten en dolor y sensación de rigidez lumbar, o dolor en nalgas y cara posterior de los muslos, y en un principio estos dolores pueden simular una ciática.
El dolor aparece cuando el paciente se encuentra en reposo y mejora con la actividad física y, de forma característica, es de mayor intensidad entre las tres y las cinco de la madrugada, por lo que el afectado se despierta durante la noche y se ve obligado a levantarse de la cama y andar por la habitación durante unos minutos, con lo que consigue aliviar las molestias.
En el inicio de la enfermedad la exploración física es normal, los dolores son moderados, y los músculos se contracturan con facilidad. Con el tiempo la columna pierde flexibilidad y tiende a volverse rígida a consecuencia del crecimiento adicional del hueso y la fusión de las vértebras. La rigidez y el dolor pueden extenderse a la columna dorsal y el cuello.
Con el paso de los años el paciente con espondilitis anquilosante va adquiriendo una postura característica (denominada 'flecha de Forestier') con la parte inferior de la columna recta, y la parte superior acentuada hacia delante. Las articulaciones pueden llegar a quedarse rígidas y sin movilidad, es decir, que se anquilosan en una posición específica.
Pueden aparecer también dolores por inflamación en las articulaciones de las caderas, las rodillas, los tobillos o los hombros, así como en zonas próximas al hueso, como ligamentos y tendones. En ocasiones, el dolor del talón puede ser la primera expresión clínica de la enfermedad, provocando dolor que no responde a analgésicos ni antiinflamatorios convencionales.
De manera característica, también pueden padecer de dolor torácico por afectación de las articulaciones de las costillas y del esternón.
Manifestaciones extraarticulares de la espondilitis anquilosante
Además de las articulaciones, la espondilitis puede afectar a otras zonas del cuerpo:
Creado: 25 de marzo de 2011