Estreñimiento
Una dieta pobre en fibra, un escaso consumo de líquidos, el embarazo, el estrés, el sedentarismo… Todos estos factores pueden provocar estreñimiento. Te enseñamos cómo evitar este trastorno tan molesto.

Tratamiento farmacológico del estreñimiento

Por: Hugo González Núñez

Licenciado en Farmacia

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

En el caso de que las variaciones introducidas a nivel nutricional no hayan logrado el objetivo deseado, se puede recurrir al uso de laxantes como ayuda externa al problema de estreñimiento.

Tipos de laxantes y cómo tomarlos

Los laxantes son agentes que, a través de distintos mecanismos, logran un aumento del bolo fecal (laxantes mecánicos) o facilitan el vaciado intestinal, al aumentar el peristaltismo del intestino grueso (laxantes de contacto o irritantes).

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Los laxantes son siempre de uso puntual, una vez descartado que el origen del estreñimiento esté asociado a alguna patología grave. Además, no es conveniente que se usen más de siete días consecutivos en el caso de los laxantes naturales, pues pueden ocasionar diarrea, además de que el empleo constante de laxantes provoca una habituación a nivel intestinal, que a la larga ocasiona un problema muy superior de estreñimiento al que se pretendía corregir inicialmente.

Laxantes de contacto

Actúan provocando una pequeña irritación a nivel intestinal que conlleva, de forma refleja, un aumento de la movilidad intestinal que facilita la expulsión del bolo fecal. Hacen efecto con rapidez (aproximadamente en un par de horas). Debido a  que su mecanismo de acción se basa en la irritación intestinal, aunque dicha irritación sea muy leve, no se recomienda su uso prolongado (no más de 7 días), siendo preciso intercalar periodos de descanso; en caso contrario, puede aparecer tolerancia (se necesita aumentar la dosis para obtener el mismo resultado), dependencia (el intestino se acostumbra a la presencia de estos laxantes y, en caso de suspender su administración, se desarrolla un problema de estreñimiento grave) y, en casos excepcionales, pueden originar diarrea crónica, con dolor abdominal. Los principales son:

  • Ruibarbo (Rheum palmatum): se aprovechan la raíz y el rizoma.
  • Sen (Cassia senna y Cassia angustifolia): se usan las hojas.
  • Frángula (Rhamnus frángula): se utiliza la corteza pulverizada.
  • Cáscara sagrada (Rhamnus purshiana): al igual que en el caso de la frángula, se emplea la corteza pulverizada.
  • Aloe (Aloe vera, Aloe barbadensis y Aloe ferox): se emplea un jugo obtenido de las hojas.
  • Ricino (Ricinus comunis): se utiliza el aceite obtenido de la extrusión de las semillas (machacado de las semillas). Este aceite es muy rico en ácido ricinoleico y derivados del ácido isoricinoleico. Es el único de los laxantes de contacto que actúa a nivel del intestino delgado, y no del intestino grueso, como los anteriores.

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Laxantes mecánicos

En su composición se incluyen unas sustancias con gran capacidad de hinchamiento en contacto con el agua del intestino, lo que provoca un aumento de su masa y, con ello, un aumento de la masa del bolo fecal. Al aumentar en volumen el bolo fecal se produce presión sobre las paredes intestinales, con la consiguiente distensión abdominal (sensación de saciedad), y estimulación refleja de la mucosa intestinal. Esta estimulación provoca un aumento del peristaltismo intestinal (motilidad intestinal) y, finalmente, la expulsión del bolo fecal. Gracias a que adsorben agua, al deslizarse a lo largo del intestino dejan una película de gel sobre la mucosa intestinal que, además de facilitar la expulsión de la masa intestinal, tiene un efecto protector sobre esta.

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Estos laxantes son de elección en el caso de que el problema de estreñimiento venga acompañado de dolor al realizar el esfuerzo de defecación (hemorroides, fisura anal,...). No obstante, hay que tener en cuenta que el uso de estos laxantes precisa un aumento en la ingesta diaria de agua, para que puedan hincharse y llevar a cabo su función, en caso contrario adsorben el agua presente en el intestino grueso y resecan la masa intestinal, lo que agrava el problema de estreñimiento.

El efecto de estos laxantes suele aparecer a las 12-24 horas de la toma del producto, con una intensidad leve a moderada. En caso de estreñimiento crónico pueden ser precisas algunas semanas de tratamiento para lograr el efecto deseado de forma regular.

Además de efecto laxante tienen un efecto saciante, al favorecer la sensación de llenado por aumento de masa del estómago y, al adsorber el agua intestinal, pueden ser empleados igualmente en caso de diarrea, para eliminar el exceso de líquido intestinal (reguladores intestinales), aunque solo deben usarse en casos muy excepcionales para esta patología, y nunca asociados a un antidiarreico.

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Tratamiento farmacológico del estreñimiento

No obstante, estos laxantes no deben ser empleados sin un consejo profesional previo del médico o farmacéutico dado que, junto con el agua y otros elementos, pueden adsorber parte de la dosis de otros medicamentos que tome el paciente, y la capa de gel creada en el intestino puede dificultar su absorción.

Este grupo de laxantes engloban:

  • Distintas familias de algas: Ricas en ácido algínico (algas pardas de la familia Fucus, Laminaria y Macrocistys, de los que se usa el talo del alga) o en carragenatos (principalmente Chondrus crispus). Las algas son ricas en yodo, así que hay que tener precaución en el caso de padecer problemas de tiroides.
  • Ispágula (Plantago ovata): Se emplean sus semillas.
  • Zaragatona (Plantago psyllium): Al igual que la Ispágula se utilizan las semillas.
  • Llantenes (Plantago mallor y Plantago lanceolata): A diferencia de las anteriores, se necesita toda la parte aérea de la planta (tallos, flores y hojas).
  • Lino (Linum usitatissium): Se usan las semillas.
  • Malva (Malva sylvestris): Se aprovechan sus flores y hojas.
  • Altea (Althea officinalis): Se utilizan las raíces.

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La pauta recomendada para el tratamiento fitoterapéutico (con plantas) del estreñimiento, que no ha remitido con un adecuado tratamiento dietético y la modificación de hábitos diarios, es:

  • Se aconseja uso de laxante mecánico.
  • Si falla se deben emplear laxantes de contacto
  • En último término, habría que valorar la alternancia de laxantes de contacto con laxantes mecánicos.

Además de los laxantes naturales descritos, existen en el mercado otros laxantes, de efectividad igual o superior, pero con mayor riesgo de producir efectos secundarios por su mayor agresividad hacia el tracto intestinal, lo que exige que su uso sea puntual y solo en aquellos casos en los que otros laxantes no hayan sido efectivos, o en casos de urgencia (enemas). Son siempre de consejo y seguimiento profesional, por su alto riesgo de tolerancia y dependencia:

Laxantes emolientes

  • Parafina: se emplea como tratamiento y prevención de estreñimiento en pacientes que no puedan realizar esfuerzos intensos de defecación (hemorroides, fisuras anales, posparto...). Debe ser utilizado en periodos cortos, regulando la dosis a una toma cada 2-3 días. Aunque no se absorbe a nivel gástrico, puede facilitar la absorción de otros productos administrados a la vez, y puede provocar una falta de vitaminas liposolubles (A, D, K, E). No se debe administrar a niños menores de 6 años, ni a pacientes encamados o con problemas para tragar.

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Laxantes estimulantes

Son muy efectivos, pero muy irritantes para la mucosa intestinal. Uso puntual.

  • Bisacodilo: vía oral y rectal.
  • Picosulfato sódico: riesgo de alergia.

Laxantes osmóticos

Buen perfil de eficacia y seguridad. Pueden ocasionar molestias gastrointestinales no graves y flatulencia. Una dosis excesiva puede provocar diarrea.

  • Lactulosa.
  • Lactitol.
Enema

Laxantes rectales

Son los supositorios y enemas. Riesgo de daño rectal por la acción irritante del propio medicamento, o durante su aplicación. Son de uso puntual.

  • Bisacodilo.
  • Glicerol: supositorios de glicerina.
  • Enemas: son varios componentes asociados con una acción evacuante intensa.

Otros evacuantes: son distintos preparados existentes en el mercado para su administración por vía oral. Por lo general se emplean antes de una prueba diagnóstica (colonoscopia, rectoscopia...), pero ocasionalmente se utilizan como evacuante en casos de estreñimiento muy intenso o grave.

Algunos casos concretos de estreñimiento, por ejemplo por un vólvulo intestinal (torsión de una parte del intestino grueso), precisan de la aspiración de aire intestinal mediante colonoscopia para deshacer la torsión y resolver el problema. En otros casos muy severos y sin respuesta a las medidas previas, puede precisarse de la extracción manual del material fecal en el hospital.

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