Tratamiento de una fístula anal
Por: Dr. José Antonio Nuevo González
Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid
Actualizado: 22 de septiembre de 2022
El único tratamiento de la fístula anal eficaz para aquellos pacientes que la sufren es la intervención quirúrgica. Mediante este procedimiento se pretende eliminar de forma definitiva la fístula y corregir las alteraciones que hayan podido aparecer como consecuencia de la misma, sin comprometer la continencia anal. La desaparición de la fístula implica la desaparición de las molestias dolorosas asociadas, la inflamación, supuración…
En función del tipo de fístula, su trayecto, profundidad, etcétera, podrán realizarse distintos tipos de intervención.
En el caso de las fístulas anales relacionadas con la enfermedad de Crohn el abordaje inicial no es la cirugía, sino el manejo con antibióticos del tipo metronidazol, para evitar el quirófano, así como reforzar el tratamiento sistémico de la enfermedad con inmunosupresores tipo azatioprina o agentes biológicos como adalimumab o infliximab. Se recurre a las técnicas descritas anteriormente si estos fracasan.
Para alivio del dolor previo y posterior a la intervención serán útiles los analgésicos y antiinflamatorios comunes, y es importante conseguir una defecación no dolorosa mediante una correcta hidratación y un aporte adecuado de fibra a la dieta.
Complicaciones en el tratamiento de la fístula anal
A la hora de aplicar un seton, es muy importante identificar correctamente el trayecto de la fístula, puesto que la mayoría de las recurrencias suceden porque se ha realizado una exploración inadecuada y, al aplicar el seton, este se extrae por un falso orificio de salida. Esto supondrá que la seda no cubre toda la longitud del canal y, por tanto, el trayecto no será completamente eliminado.
Como todas las intervenciones quirúrgicas, la operación destinada a eliminar las fístulas anales presenta ciertos riesgos, los más comunes son el sangrado e infección de la herida quirúrgica, flebitis (inflamación de la pared de una vena), retención aguda de orina, inflamación del ano, y dolor prolongado tras la intervención.
Otra de las complicaciones es la recurrencia de la fístula tras la cirugía, que es algo más frecuente en casos de cirugías conservadoras o un mal diagnóstico del trayecto de la fístula. Se requerirá nuevamente de intervención quirúrgica algo más compleja.
Raramente se dan complicaciones mayores, solo en ciertas ocasiones pueden ocurrir infecciones importantes en ano o periné, estenosis de ano (estrechamiento de la luz del ano) o incontinencia de gases o heces. En algunos hospitales presentan cifras muy variables (10-40%) de incontinencia anal tras cirugías de fístulas, puesto que depende del tipo, las enfermedades previas, y el tipo de técnica empleada.
Creado: 29 de noviembre de 2010