Diagnóstico de la gripe

La gripe, también conocida como influenza, es una infección viral que afecta principalmente las vías respiratorias superiores y a veces los pulmones. El diagnóstico de la gripe común generalmente se inicia con una evaluación de los síntomas y el historial médico del paciente, y generalmente no requiere pruebas de laboratorio. Los síntomas compatibles ya descritos –fiebre, tos, dolor de garganta, congestión nasal, dolores musculares, dolores de cabeza y fatiga, y en ocasiones, sobre todo en niños, pueden aparecer vómitos y diarrea– y su aparición en la época del año apropiada (otoño-invierno) hace el diagnóstico más que probable.

No obstante, en los últimos años, sobre todo con la pandemia de coronavirus y la similitud de algunos de sus síntomas, se hace más importante extremar las precauciones y aprender a diferenciar los síntomas de gripe, catarro y COVID-19 tal y como mostramos en este artículo.

Prueba para confirmar o descartar la gripe

Actualmente, ya existen pruebas rápidas de antígenos (RIDT) que pueden detectar la presencia del virus de la influenza A y B en 10 a 15 minutos utilizando una muestra de secreciones respiratorias de la nariz o la garganta. No son las más precisas en comparación con otros métodos, pero son útiles para obtener un diagnóstico rápido.

Otras prueba que podría realizarse es la inmunofluorescencia directa, una técnica de laboratorio de tinción que utiliza anticuerpos marcados con un fluorocromo (una sustancia que brilla bajo la luz ultravioleta) para detectar directamente los antígenos virales en las muestras de los pacientes. En el caso de la gripe, esta técnica puede identificar rápidamente la presencia de virus de la influenza en muestras respiratorias, como hisopos nasofaríngeos o broncoaspirados. Sus resultados pueden estar disponibles en unas pocas horas.

Mucho más precisas son las pruebas moleculares (como la RT-PCR). Desde la aparición de la Gripe A hace unos años, se realiza la determinación rápida de una de sus proteínas a través de un frotis o cepillado de la mucosa de la faringe, cuyo resultado se puede conseguir en poco tiempo (30-60 min), y su confirmación al cabo de unas 48 h con un análisis más exhaustivo (PCR). Hay que tener en cuenta que no es una prueba rutinaria a todos los casos de gripe, tan solo se recomienda en casos de especial gravedad o cuando las complicaciones surgidas requieren de un tratamiento más específico.

Las muestras respiratorias deben ser tomadas en los primeros días de infección para una mayor rentabilidad de las pruebas. A partir del quinto día de enfermedad, los virus tienden a disminuir su capacidad de replicación y por tanto se hacen menos detectables.

En cuanto a las complicaciones de la gripe, sobre todo la neumonía, será necesaria la realización de una radiografía para comprobar su existencia.

En personas mayores, niños pequeños, mujeres embarazadas y personas con enfermedades crónicas, se tiende a utilizar pruebas diagnósticas confirmatorias más rápidamente debido al mayor riesgo de complicaciones. El diagnóstico oportuno y preciso es clave para prevenir la propagación de la enfermedad y manejar eficazmente los casos en entornos de alto riesgo.