Tratamiento de la hepatitis
Actualizado: 5 de mayo de 2023
Tanto la hepatitis de tipo A, como la de tipo B, pueden curarse sin intervención médica. Si no es así, el facultativo establecerá un tratamiento u otro según la causa del trastorno, edad del paciente, sensibilidad a determinados fármacos, etcétera.
No existe un tratamiento específico para la hepatitis A; suele recomendarse dieta pobre en grasas, evitar el consumo de alcohol y otros tóxicos y descanso.
Para el tratamiento de la hepatitis tipo B, además de la recomendación de seguir las indicaciones anteriores, existen algunos medicamentos disponibles entre los que se encuentran el interferón alfa, lamivudina, telbivudina, adefovir y, más recientemente, entecavir o tenefovir.
El interferón alfa es un tratamiento que se administra en forma de inyecciones subcutáneas y puede eliminar el virus de la hepatitis B, pero en un porcentaje pequeño de casos. El resto de los medicamentos mencionados se administran vía oral y no curan la infección, aunque pueden mantener el virus bajo control durante muchos años. Hay que tener en cuenta que muchos pacientes infectados por el VHB pueden tener la enfermedad inactiva y, por lo tanto, no requieren ningún tratamiento.
En la actualidad, se considera que el tratamiento farmacológico más efectivo contra la hepatitis C es la combinación de ribavirina (un antiviral que se toma por vía oral) con interferón pegilado alfa (que se administra por vía subcutánea). El tratamiento dura entre 24 y 48 semanas, y presenta ciertos efectos secundarios que a veces no son bien tolerados por los pacientes. La respuesta al tratamiento depende de la etapa en que se encuentre la enfermedad, del tipo de virus por el que se esté infectado y de la cantidad de virus en la sangre, entre otros factores. Sin embargo, el empleo de estos medicamentos puede curar la enfermedad en muchos pacientes.
Novedades y avances en el tratamiento de la hepatitis C
Un avance reciente en el campo de la hepatitis C es la incorporación de una técnica diagnóstica que permite conocer con una gran fiabilidad si un paciente se va a curar con el tratamiento de la hepatitis C. Se trata de una mutación en un gen del organismo que produce una sustancia llamada interleuquina 28b. Esta mutación está presente de forma natural en muchos pacientes y se puede determinar de forma fácil por medio de un análisis de sangre. Su determinación es muy útil a la hora de tomar la decisión de tratar o no tratar a un paciente.
También hay que destacar que en los últimos años ha habido una auténtica revolución en el tratamiento de la hepatitis C. Esto se debe a que se han desarrollado numerosos fármacos que atacan distintas enzimas esenciales para el desarrollo del virus C, y que consiguen erradicar la enfermedad con mucha más frecuencia que con los tratamientos del pasado. Desde el año 2011 están disponibles en España dos medicamentos llamados 'inhibidores de la proteasa' que, asociados al tratamiento estándar con interferón y ribavirina, consiguen una altísima tasa de curaciones. Estos medicamentos se llaman boceprevir y telaprevir. No están exentos de efectos secundarios y sólo se pueden utilizar en pacientes con unas características especiales, pero son una esperanza para la curación de muchas personas.
Es muy importante que las personas con hepatitis no tomen medicamentos ni otras sustancias sin consultarlo previamente con el médico, ni siquiera suplementos vitamínicos o plantas medicinales, ya que pueden resultar hepatotóxicos. Además, deben suprimir el consumo de alcohol y seguir una dieta equilibrada y adecuada a su estado para evitar la desnutrición.
Como última opción en los casos en que el daño hepático es irreversible se puede recurrir al trasplante de hígado. En España el primer trasplante hepático se realizó el 23 de febrero de 1984, y existen 25 centros hospitalarios donde cada año más de mil pacientes se someten a esta intervención.
Creado: 29 de julio de 2010