Hernia discal
Una buena higiene postural, el tratamiento farmacológico y la fisioterapia suelen dar buenos resultados con la hernia discal. La cirugía está indicada en los pacientes con dolor incapacitante y rebelde al tratamiento.

Diagnóstico de una hernia discal

Resonancia para el diagnóstico de una hernia discal

La prueba médica más utilizada para detectar la hernia discal es la resonancia magnética.

Por: Natalia Bermejo Rubio

Médico de Familia

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

En la hernia discal el diagnóstico se basa en la clínica y la exploración física. Hay que tener cuidado con las pruebas de imagen en relación con la hernia discal porque no hay buena correlación entre estas y la clínica de dolor; así, más de un tercio de los adultos que no tienen síntomas y a los que se les realizan resonancias magnéticas en la zona lumbar pueden mostrar signos radiológicos de patología discal, lo que podría conducir al tratamiento quirúrgico (con los riesgos que tiene la cirugía) aun sin necesitarlo.

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Por este motivo las pruebas de imagen solo deben hacerse a los pacientes con síntomas que no responden al tratamiento médico durante un periodo de tiempo suficiente, y que se puedan beneficiar de la cirugía.

En primer lugar cabe reseñar que las radiografías de la columna lumbar no son de utilidad, pues no visualizan los discos, y tan solo pueden atisbar cambios degenerativos (osteofitos) en pacientes de edad avanzada, o desplazamientos vertebrales (listesis).

La prueba de elección es la resonancia magnética y, en segundo lugar, la tomografía computarizada; no recomiendan su realización durante el primer mes de sintomatología, salvo presencia de factores de riesgo que orienten a una posible causa grave. Se deben reservar a casos muy refractarios a tratamientos farmacológicos y a aquellos a los que previsiblemente se vaya a operar para identificar correctamente el problema.

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La electromiografía es una prueba de ayuda que aporta información sobre el grado de afectación radicular que presenta el individuo con una hernia discal. Mediante unos electrodos inyectados a nivel subcutáneo profundo se recogen las transmisiones nerviosas más o menos afectadas de los miembros inferiores o superiores según la localización. 

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