Diagnóstico de la hipoacusia
Bióloga
Por: Dr. José Antonio Nuevo González
Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid
Actualizado: 29 de julio de 2022
El diagnóstico universal neonatal de la sordera es el método de elección que se emplea para evaluar a todos los recién nacidos.
La otoscopia o exploración mediante luz del oído externo y hasta el tímpano no debe faltar en toda evaluación de una persona con hipoacusia. Mediante esta prueba se pueden detectar obstrucciones del oído externo, infecciones, tumores, etcétera. Si con la otoscopia se vislumbran alteraciones en la transmisión de la luz a través del tímpano, se debe recurrir al TAC o la resonancia para descartar problemas en la cadena de huesecillos u otras estructuras.
El otorrino también puede recurrir a la exploración mediante el diapasón, que permite poner de manifiesto alteraciones en la transmisión del sonido a través de estructuras óseas como la apófisis mastoides.
En niños recién nacidos se realizan pruebas de otoemisiones acústicas provocadas y potenciales evocados auditivos. En niños más mayores (a partir de cuatro años) se pueden realizar pruebas complementarias que requieren la colaboración del niño para su realización, como es la audiometría del juego y la timpanometría. Las audiometrías permiten observar los movimientos reflejos ante la presencia o ausencia de sonidos; se emplea el juego creando una respuesta condicionada para que el niño realice una acción o juego que muestra cuándo oye el sonido.
Cuando la hipoacusia comienza a muy temprana edad pueden verse afectados el desarrollo del habla y del lenguaje, el desarrollo social y emocional, el comportamiento, y la atención y el rendimiento académico. Por este motivo, se debe considerar la presencia de hipoacusia en cualquier niño con dificultades de habla y del lenguaje, con un rendimiento escolar por debajo de la media, mal comportamiento y falta de atención en clase.
Creado: 5 de agosto de 2010