Ictus
Conoce las causas, síntomas y tratamiento del ictus, y los factores de riesgo que puedes modificar para evitar sufrir un accidente cerebrovascular, una de las principales causas de incapacidad y muerte en los países desarrollados.

Qué es el ictus y qué secuelas deja

Cerebro con ictus

Cuando el flujo sanguíneo no llega a alguna zona del cerebro, pueden alterarse las funciones de esa zona, de manera transitoria o definitiva.

Por: Sergio García Escrivá

Licenciado en Farmacia

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 30 de octubre de 2024

Bajo el término 'ictus' se engloban todas las patologías o enfermedades cerebrovasculares (ECV) debidas a la interrupción, momentánea o definitiva, del riego sanguíneo a alguna parte del cerebro, que aparecen de forma repentina, provocando un daño neuronal. El ictus puede ser isquémico (cuando un coágulo obstruye el paso de sangre por una arteria cerebral) o hemorrágico (por la rotura de un vaso cerebral). 

PUBLICIDAD

El cerebro, como cualquier otro órgano, recibe sangre para su funcionamiento a través de las arterias. Estas lo nutren con oxígeno y glucosa, que son los principales alimentos del cerebro. Cuando el flujo sanguíneo deja de alcanzar alguna zona del cerebro, pueden alterarse las funciones de dicha zona en cuestión de minutos, debido a que un ictus mata dos millones de neuronas cada minuto. La alteración de dichas funciones puede presentarse de manera transitoria, si se logra recuperar el riego (AIT o ataque isquémico transitorio, sin producir infarto); o de manera definitiva, si el flujo se ha detenido durante un tiempo importante y las células del cerebro han quedado dañadas. 

Los datos del último estudio Global Borden of Disease (GBD) indican que anualmente se producen casi 12 millones de nuevos casos de ictus y más de 7 millones de muertes por esta causa, mientras en España 90.000 personas sufren un ictus cada año, y en 2023 fallecieron más de 23.000 personas por su causa, según estimaciones de la Sociedad Española de neurología (SEN). El ictus se considerarse una de las principales causas de muerte en los países desarrollados. En 2021, la enfermedad cerebrovascular fue la tercera causa de muerte en adultos después de la cardiopatía isquémica y el COVID-19, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)

PUBLICIDAD

La Comisión de Neurología de la New World Stroke Organization y The Lancet predicen que las muertes por accidentes cerebrovasculares aumentarán un 50% en los próximos años, pasando de 6,6 millones en 2020 a 9,7 millones en 2050. Por todo ello, se consideran prioridad sanitaria; y son el motivo de ingreso más habitual en cualquier servicio de neurología. 

Aunque la mayoría de ictus se presentan en personas mayores de 65 años, no es una enfermedad exclusiva de este sector de la población, ya que se calcula que cerca del 10-15% de todos los ictus suceden en personas de menos de 45 años e incluso, aunque raros, se pueden dar casos de ictus infantil.

Tanto en el ictus isquémico, que supone más del 80% de los casos, como en el ictus hemorrágico "estamos hablando de una urgencia sanitaria que ante los primeros síntomas debe ser abordada sin dilación, ya que cuanto menos tiempo pase desde la aparición de los primeros síntomas hasta que pueda ser tratada, mayor será la probabilidad de sobrevivir a esta enfermedad o reducir sus secuelas”, asevera la Dra. Mª Mar Freijo, Coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología.

PUBLICIDAD

Ictus

Secuelas de un ictus

Aunque su incidencia se mantiene estable, pues presenta una relación directa con el envejecimiento, asistimos a un descenso en las cifras de mortalidad en los últimos años por los avances diagnósticos y terapéuticos. Sin embargo, aproximadamente uno de cada dos casos no se recupera de un ictus, ya que provoca la muerte o una grave discapacidad en el 50% de los afectados. Solo en España, en el año 2023 fallecieron 23.173 personas debido a enfermedades cerebrovasculares, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, el ictus es la primera causa de discapacidad en España –361.500 personas tienen reconocida una discapacidad por haber padecido un ictus–.  

El ictus es también el primer motivo de incapacidad permanente, física e intelectual en adultos; y el segundo motivo de demencia, después de la enfermedad de Alzheimer. En España, cada año se ven afectadas entre 110.000 y 120.000 personas, de los cuáles el 35% está en edad laboral, según cifras de Freno al Ictus

PUBLICIDAD

La Dra. Mª Mar Freijo recuerda que "en el 40% de los casos, el ictus deja importante secuelas que impiden a los pacientes la realización de actividades cotidianas, lo que ya genera un coste no sanitario superior a los 6.000 millones de euros anuales en Europa”.

Entre sus posibles secuelas pueden aparecer alteraciones en la movilidad y coordinación, dificultad en la comprensión o en el habla, problemas de memoria o cálculo, cambios de carácter o complicaciones de visión:

  • Déficits motores: pueden manifestarse como debilidad (hemiparesia) o parálisis (hemiplejía) en un lado del cuerpo. También puede haber problemas con la coordinación y el equilibrio.
  • Dificultades del habla y lenguaje (afasia): dependiendo de la ubicación y extensión del daño cerebral, una persona puede tener dificultades para hablar, entender el habla, leer o escribir.
  • Problemas visuales: puede haber pérdida parcial o total de la visión, visión doble o problemas para mover los ojos.
  • Dificultad para tragar (disfagia): esto puede llevar a problemas de aspiración y malnutrición.
  • Problemas cognitivos: estos pueden incluir problemas de memoria, atención, percepción, razonamiento, solución de problemas y toma de decisiones.
  • Cambios emocionales: las personas pueden experimentar cambios de humor, depresión, ansiedad, falta de autocontrol emocional o cambios en la personalidad.
  • Problemas sensoriales: puede haber disminución o pérdida de la sensibilidad, especialmente en un lado del cuerpo.
  • Incontinencia urinaria o fecal: algunas personas pueden perder el control de la vejiga o el intestino.
  • Epilepsia: las cicatrices en el cerebro causadas por el ictus pueden llevar al desarrollo de crisis epilépticas.
  • Dolor: algunas personas experimentan dolor, hormigueo o una sensación de pinchazo debido a los cambios neurológicos.
  • Fatiga: la fatiga es común después de un ictus y puede persistir durante un período prolongado.

PUBLICIDAD

La rehabilitación es un componente esencial en la recuperación después de un ictus y tiene como objetivo ayudar a los pacientes a recuperar la máxima función y adaptarse a las limitaciones. Las terapias pueden incluir fisioterapia, terapia ocupacional, terapia del habla, terapia nutricional, y otras intervenciones especializadas según las necesidades individuales.

Importancia de identificar a tiempo los síntomas

Es fundamental que cualquier persona que sospeche que está teniendo un ictus busque atención médica de inmediato. El tiempo es crucial en el tratamiento de los ictus, y una intervención temprana puede mejorar significativamente el pronóstico y reducir la gravedad de las secuelas. Es por ello que desde la SEN insisten en que es fundamental llamar al 112 para poder activar el Código Ictus, incluso cuando solo se experimente uno de los siguientes síntomas, incuso si desaparecen a los pocos minutos:

  • Pérdida brusca de fuerza o sensibilidad en una parte del cuerpo (por lo general afecta a la mitad del cuerpo, sobre todo en la cara o en las extremidades) 
  • Dificultades repentinas para hablar o entender a otra persona
  • Alteración brusca de la visión en uno o ambos ojos
  • Pérdida repentina de la coordinación o el equilibrio
  • Dolor de cabeza especialmente intenso

PUBLICIDAD

Por último, cabe resaltar que los expertos estiman que un 90% de los casos de ictus podrían prevenirse si controlamos adecuadamente los factores de riesgo modificables, siendo el principal de ellos la hipertensión arterial, junto con otros como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol o drogas, el sedentarismo, una alimentación desequilibrada, la obesidad, el estrés o padecer otros problemas de salud como la fibrilación auricular, la diabetes o la hipercolesterolemia.  

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD