Infarto de miocardio
Cuando se sufre un infarto de miocardio, la detección precoz y una asistencia sanitaria lo más rápida posible determinan la evolución del paciente, que dependerá de la cantidad de tejido cardiaco que haya resultado lesionada.

Tratamiento de un infarto en el momento agudo

Por: María Alba Jiménez

Licenciada en Medicina por la Universidad de Alcalá de Henares y pediatría en el Hospital General de Villalba

Por: Dr. Pablo Rivas

Especialista en medicina interna

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

Los pacientes con infarto de miocardio suelen llegar al hospital una vez transcurridas unas pocas horas del inicio del cuadro. Antes de que el paciente llegue al centro médico, se realizan algunos estudios diagnósticos (como el electrocardiograma) y se comienza con el tratamiento del infarto administrando al paciente oxígeno y medicamentos para tratar de restablecer el flujo sanguíneo y calmar el dolor.

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Con el fin de reducir la mortalidad prehospitalaria, se han desarrollado programas de asistencia urgente que permiten desplazar al paciente rápidamente en una ambulancia con personal y material especializados. En este momento es esencialla vigilancia de las constantes vitales como la tensión arterial o el ritmo cardiaco.

Tratamiento del dolor

El dolor del infarto agudo debe tratarse inmediatamente con fármacos potentes como la morfina vía subcutánea o intravenosa.

Antiagregación y anticoagulación

Los fármacos antiagregantes evitan la unión de las plaquetas entre sí, por lo que dificultan la formación de trombos. En el infarto, se debe administrar ácido acetilsalicílico (aspirina) cuanto antes para prevenir que se formen coágulos adicionales.

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También está indicado el uso conjunto de otros antiagregantes como el clopidogrel.

Además de estos fármacos antiagregantes, se usan fármacos anticoagulantes como la heparina, entre otros, para reducir la formación del trombo que está obstruyendo la arteria coronaria y dando lugar al infarto.

Nitroglicerina

Es un nitrato y su acción consiste en disminuir las necesidades de oxígeno del músculo cardiaco, por lo que disminuye también el dolor. Se suele administrar inicialmente vía sublingual (poniendo una pastilla debajo de la lengua) y posteriormente vía intravenosa.

Otros fármacos para tratar el infarto 

Como los betabloqueantes y los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (conocidos como IECA). Los primeros hacen que el corazón funcione más lentamente, disminuyendo así las necesidades de oxígeno del músculo cardiaco. Los IECA disminuyen la presión sanguínea, con lo que facilitan el trabajo del corazón, pues se le opone menos resistencia. Muchas veces son necesarios también fármacos antiarrítmicos para tratar arritmias graves que se pueden producir por la falta de riego del corazón.

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Tratamiento para el infarto de miocardio

Tratamiento de reperfusión

Va dirigido a abrir el vaso obstruido y permitir que vuelva a fluir la sangre a la zona del corazón que se está sufriendo el infarto. El máximo beneficio se obtiene durante las primeras horas desde el inicio del ataque. Su beneficio se reduce mucho si se administran pasadas 12 horas del inicio del cuadro.

Hay dos tipos de tratamientos:

Intervención coronaria percutánea

Es el tratamiento más indicado para abrir el vaso obstruido. Consiste en la introducción de un catéter por una arteria (habitualmente la arteria radial que se encuentra en la muñeca) y llegar hasta la arteria que está bloqueada en el corazón. Una vez que se ha llegado al punto de obstrucción, se insufla una especie de globo que abre la arteria ocluida, restaurándose de esta forma la circulación sanguínea. Este procedimiento se denomina angioplastia. Otras veces, además de la angioplastia, se utilizan unos dispositivos metálicos llamados stent, que son unos pequeños muelles que se colocan en la arteria y se expanden para mantenerla abierta.

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Fibrinolisis (desintegración del trombo)

Su función es disolver los coágulos que bloquean el flujo de sangre, pero por medio de medicamentos intravenosos. Para ello se usan fármacos fibrinolíticos como estreptocinasa, alteplasa, reteplasa o tenecteplasa. Se utiliza en aquellos casos en los que no es posible una intervención coronaria percutánea en las dos primeras horas tras el inicio del infarto. Antes de iniciar este tratamiento el médico se asegura de que no existe una contraindicación, como antecedentes recientes de hemorragias graves o traumatismos. En caso de que este tratamiento falle y no consiga abrir el vaso, se suele realizar entonces una angioplastia para tratar de abrir el vaso y disminuir las complicaciones del infarto.

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Cirugía tras un infarto

Pocas veces es posible realizar cirugías de carácter urgente en el transcurso de un ataque cardiaco. Se conoce como cirugía de derivación y consiste en puentear la arteria ocluida con otros vasos por los que circulará la sangre.

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