Más del 95% de las infecciones urinarias son monomicrobianas (un solo microorganismo), y en un 5% de los casos la infección es polimicrobiana. Escherichia coli es el germen más frecuente (80% de las ambulatorias y 50% de las producidas en el ambiente hospitalario). S. saprophyticus es el segundo agente en orden de frecuencia (5-15%) en mujeres de 15-25 años, especialmente durante el verano; le siguen otras enterobacterias (Proteus, Klebsiella...).
En la mayoría de infecciones urinarias, las bacterias acceden a la vejiga a través de la uretra. Y desde la vejiga pueden ascender a los riñones, produciendo las llamadas pielonefritis.
Entre las mujeres propensas a sufrir cistitis, los microorganismos que residen en el intestino colonizan la zona genital y de la uretra distal, antes y durante los episodios de infección.
Esta colonización genital puede deberse a la alteración de la microflora vaginal normal debido a la ingesta de antibióticos, a otras infecciones genitales, o al uso de ciertos anticonceptivos como los espermicidas, así como a la fricción en la uretra durante el coito. Estas son, en definitiva, algunas de las causas de infecciones urinarias más comunes:
- Sexo y actividad sexual: la uretra femenina parece especialmente propensa a la colonización bacteriana por su proximidad al ano, su corta longitud (unos 4 cm) y su desembocadura bajo los labios. El coito propicia la introducción de bacterias en la vejiga y se asocia temporalmente al inicio de cistitis. Además, hay que resaltar que la micción tras el coito disminuye el riesgo de cistitis, debido a que puede favorecer la eliminación de las bacterias introducidas durante el coito. Asimismo, el uso de compuestos espermicidas con un diafragma, o de preservativos recubiertos de espermicida, modifica la flora bacteriana normal de la zona genitourinaria, y se ha asociado a un aumento de infecciones urinarias.
- Embarazo: se detectan infecciones urinarias en el 2-8% de las mujeres embarazadas. Además, las embarazadas son más susceptibles a padecer infecciones urinarias altas, debido a que los uréteres están más relajados y se mueven menos, entre otras cosas. El sondaje, durante o después del parto, también aumenta el número de infecciones.
- Obstrucción: cualquier obstáculo que interfiera en el flujo de orina (tumor, estrechamiento, aumento de tamaño de la próstata, cálculos...) aumenta la frecuencia de infecciones.
- Alteraciones en la inervación (llegada de nervios) de la vejiga.
- Reflujo vesicoureteral: se define como el paso de orina desde la vejiga hasta los uréteres y, en ocasiones, hasta el riñón, y se produce al orinar o cuando se eleva la presión de la vejiga. El reflujo vesicoureteral es frecuente en los niños con anomalías anatómicas de las vías urinarias o en aquellos que tengan las vías normales pero infectadas.
- Factores genéticos: se ha demostrado que las mujeres que han sufrido infecciones recidivantes tienen más casos de antecedentes maternos de ITU que mujeres que no las han sufrido.