Lepra
Conoce todo sobre la lepra, una enfermedad infecciosa crónica, que se transmite de persona a persona y, si no se trata correctamente, puede causar lesiones progresivas y permanentes en piel, mucosas, nervios, ojos y extremidades.

Tratamiento y prevención de la lepra

Actualizado: 26 de enero de 2024

En la actualidad, la lepra puede curarse, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha fijado el objetivo de reducir su prevalencia a un caso por cada 10.000 habitantes a nivel mundial, y eliminarla así de la lista de problemas de salud pública. En algunos países este objetivo está más que superado, sin embargo, todavía quedan zonas muy afectadas en otros países como Brasil e India.

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Antiguamente se aislaba a los enfermos con lepra, pero se ha comprobado que esto no es necesario porque la lepra solo es contagiosa en la forma lepromatosa cuando los enfermos no reciben tratamiento, e incluso en estos casos no se transmite fácilmente, por lo que sólo las personas que conviven con un leproso durante mucho tiempo son susceptibles de contraer la infección. Además, la mayoría de las personas poseen inmunidad natural frente a la lepra, por lo que aunque se infecten, su sistema inmunitario combate con eficacia a la bacteria y no llegan a padecer la enfermedad.

La mejor prevención para evitar la diseminación de la lepra es su detección precoz para instaurar cuanto antes el tratamiento adecuado. Además, las personas que convivan o hayan tenido un contacto estrecho con el enfermo deben ser examinados por un médico para descartar posibles contagios.

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Fármacos para tratar la lepra

Respecto al tratamiento de la lepra como tal, los antibióticos pueden frenar el avance de la lepra, e incluso curarla aunque, dependiendo de la gravedad de la infección, muchos pacientes tienen que medicarse de por vida para evitar recaídas.

Los antibióticos que se utilizan con mayor frecuencia para tratar la lepra son la dapsona, la rifampicina y la clofazimina. Otros fármacos que también se administran a los enfermos de lepra son la claritromicina, la ofloxacina, la etionamida y la minociclina.

Con frecuencia se emplea una combinación de fármacos para combatir la infección, ya que la terapia multimedicamentosa (MDT) ha demostrado una gran efectividad en la lucha contra la enfermedad (desde 1985 la incidencia de la lepra en el mundo se ha reducido en un 90%).

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Las Guías para el diagnóstico, tratamiento y prevención de la lepra (OMS, 2018), recomiendan el mismo régimen de tres medicamentos con rifampicina, dapsona y clofazimina para todos los pacientes con lepra, con una duración de tratamiento de seis meses para la lepra PB y de 12 meses para la lepra MB.

La rifampicina se administra una vez al mes. La clofazimina funciona mejor con la administración diaria y la dapsona es muy segura en la dosis utilizada terapia multicamedicamentosa y los efectos secundarios son raros. El efecto secundario más común es una reacción alérgica, que provoca erupciones cutáneas con picazón y dermatitis exfoliativa. Los pacientes alérgicos a cualquiera de las sulfas no deben recibir dapsona.

Estrategias para prevenir la lepra

Para poder erradicar la lepra es preciso establecer dos estrategias fundamentales:

  • Incorporar servicios especializados en la lucha contra la enfermedad en los servicios de salud pública de los países donde la enfermedad es endémica, facilitando el acceso de la población a estos servicios para obtener un diagnóstico precoz.
  • Proporcionar a los enfermos la medicación adecuada de forma gratuita. El diagnóstico y el tratamiento precoces de la enfermedad disminuyen significativamente las secuelas de la lepra, y posibilitan que los enfermos puedan llevar una vida normal.
  • Quimioprofilaxis preventiva: se administra rifampicina en una sola dosis en los contactos de pacientes con lepra. 

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