Diagnóstico de una litiasis biliar
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
La primera de las pruebas que se realizará a un paciente con síntomas de litiasis biliar será una ecografía. Este es un método rápido e inocuo que permitirá visualizar la presencia de ciertas anomalías en cualquier parte del aparato digestivo. Gracias a la ecografía se descartará cualquier otra patología y podrán obtenerse datos acerca del número, tamaño y composición de los cálculos, así como su localización en la vesícula o en los conductos. También permitirá conocer el tamaño de la vesícula, el grosor de su pared o si se encuentra dilatada, lo cual será indicio de que hay coledocolitiasis.
Existen algunas alternativas a esta técnica para concretar el diagnóstico de litiasis biliar, aunque todas ellas han sido prácticamente reemplazadas por el método ecográfico. La colecistografía, por ejemplo, consiste en hacer ingerir al paciente una pastilla con una serie de colorantes; estos llegarán a través de la sangre a la vesícula, permitiendo observar su contorno mediante una radiografía.
Para detectar cálculos en los conductos, las técnicas empleadas son algo más agresivas, la colangiopancreatografía endoscópica retrógrada y la colangiografía percutánea transhepática, también se basan en la introducción de un colorante para la detección mediante radiografía. En el primer caso, el colorante se introduce por un tubo a través del intestino y, en el segundo caso, se aplicará atravesando el abdomen con una aguja. En ambos casos, los resultados se revelarán mediante una radiografía.
Para profundizar en el diagnóstico de la litiasis biliar o colelitiasis se realizará un análisis sanguíneo en el que se medirán los niveles de bilirrubina en sangre, y se comprobará que la función hepática es correcta.
Creado: 19 de noviembre de 2010