Lumbalgia
Ocho de cada diez personas han sufrido alguna vez en su vida un episodio de lumbalgia. Si padeces dolor en las dorsales, descubre qué tipo de lumbalgia te afecta y cómo puedes ponerle remedio.

Síntomas de la lumbalgia y cómo se diagnostica

Por: Natalia Bermejo Rubio

Médico de Familia

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 15 de noviembre de 2024

Síntomas de la lumbalgia

El síntoma principal de la lumbalgia es el dolor localizado en la zona comprendida entre las últimas costillas y las crestas ilíacas. En la mayoría de ocasiones, sobre todo en las de causa inespecífica, la descripción del dolor es algo difuso, considerándose un dolor a ambos lados de la columna.

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En otras ocasiones puede referirse a una zona concreta, pudiendo entonces significar un problema de causa específica. En la mayoría de estos casos, suelen deberse a contracturas de los músculos adyacentes a la columna vertebral simplemente por mala higiene postural. El dolor unilateral o específico de uno de los lados se presenta también en el caso de los traumatismos. En estas situaciones, el dolor es de características mecánicas, entendiéndose como tal aquel que empeora con la actividad y se alivia en buena medida con el reposo y el descanso.

En otros casos más concretos, como las lumbalgias debidas a problemas discales ya sean hernias o protrusiones, el dolor lumbar se irradia o sigue un recorrido que es el de la raíz nerviosa inflamada por la irritación del disco maltrecho. El caso más típico es la ciática, siguiendo un recorrido por la parte posterior del muslo que puede llegar hasta el pie. Según el grado de afectación, se puede afectar la sensibilidad, notándose hormigueo o adormecimiento de alguna zona de la pierna, o de la fuerza, manifestándose por una incapacidad para caminar o levantar la extremidad. El dolor de una fractura vertebral por un proceso osteoporótico suele ser muy agudo e invalidante, requiriendo de un tratamiento analgésico potente.

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En la lumbalgia por enfermedades sistémicas como la espondilitis anquilosante, el dolor no es mecánico, sino inflamatorio, y esto significa que el reposo empeora la sintomatología, siendo más acusado el dolor y la impotencia funcional por las mañanas tras el descanso nocturno.

Diagnóstico de una lumbalgia

A la hora de diagnosticar la lumbalgia, el objetivo principal cuando se valora al paciente es descartar aquellas causas graves cuya manifestación clínica sea dolor lumbar y que, aunque son infrecuentes, pueden requerir tratamiento inmediato (traumatismos, infecciones, tumores…). Para ello, se realizará historia clínica y exploración física, poniendo especial atención en la presencia de factores de riesgo que hagan sospechar un origen grave del dolor, que son:

  • Edad mayor de 55 años.
  • Diagnóstico previo de cáncer.
  • Diagnóstico previo de enfermedad sistémica grave.
  • Antecedentes de traumatismo espinal.
  • Historia de cirugía reciente (espinal o no).
  • Infección crónica pulmonar, urinaria o cutánea.
  • Consumo de drogas por vía parenteral.
  • Historia de inmunosupresión (trasplante, VIH, etcétera).
  • Tratamiento prolongado con glucocorticoides.
  • Duración del dolor superior a un mes.
  • Ausencia de alivio con reposo en cama.
  • Aparición de incontinencia urinaria o fecal reciente.
  • Hallazgos exploratorios:
  • Fiebre inexplicada.
    • Pérdida de peso llamativa inexplicada.
    • Masa abdominal.
    • Alteraciones neurológicas como pérdida de fuerza en miembros inferiores, incontinencia urinaria o fecal...

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En función de la presencia o ausencia de estos signos de alarma, se puede clasificar al paciente en:

Paciente con sospecha de patología específica

Se debe iniciar el estudio con una radiografía simple y una analítica. En función de los resultados y la sospecha clínica, se realizarán otras pruebas diagnósticas. Respecto a las pruebas de imagen, según la sospecha se realizaran radiografías, TAC, resonancia magnética u otras más específicas.

Diagnóstico de una lumbalgia

Paciente con lumbalgia inespecífica

Aunque los datos disponibles para establecer pautas de actuación clínica son incompletos, por la escasez de estudios bien diseñados, en ausencia de sospecha de una etiología grave del dolor no se recomienda la realización de estudios de laboratorio (hemograma, velocidad de sedimentación, bioquímica y analítica de orina), pruebas de imagen (radiografía, resonancia o TAC) ni otras técnicas diagnósticas durante el primer mes de evolución, incluso en pacientes con sospecha clínica de hernia discal.

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La mayoría de las personas aquejadas de dolor de espalda mejorarán en el plazo de un mes, con o sin tratamiento, por lo que el manejo inicial de un paciente con dolor lumbar agudo sin factores de riesgo asociados debe ser conservador, con objeto de conseguir un alivio sintomático. En el caso de que no haya mejoría con un tratamiento adecuado en ese periodo de tiempo, debería replantearse el caso y realizarse las pruebas complementarias oportunas.

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