Malaria
'Plasmodium falciparum' es el nombre de uno de los mayores enemigos de la salud mundial: la malaria. Analizamos en profundidad esta enfermedad, cómo se contagia, cómo se combate y cómo es la primera y reciente vacuna.

Vacuna contra la malaria: eficacia y cómo funciona

Por: Dr. Diego Torrús Tendero

Médico experto en Enfermedades Parasitarias, Medicina Tropical y Parasitología

Actualizado: 5 de mayo de 2023

Se han tardado casi tres décadas en desarrollar una vacuna contra la malaria. La primera que ha demostrado su eficacia en los niños es RTS,S/AS01, desarrollada por la farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK), y cuyo nombre comercial es Mosquirix. Este fármaco activa el sistema inmunológico para que este actúe contra Plasmodium falciparum –el parásito responsable de la malaria– evitando que infecte el hígado, y prolifere en este órgano para después propagarse a través del torrente sanguíneo y atacar a los glóbulos rojos.

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Esta vacuna antipalúdica se ha comprobado que resulta eficaz en el 36% de los niños y, según explican desde la OMS, el fármaco es seguro y ayuda a reducir las formas graves del paludismo. Está compuesta por cuatro dosis, tres de ellas deben ser inyectadas entre los cinco y los nueve meses de edad, y la última se inocula durante el segundo año.

Este fármaco fue recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en octubre de 2021 después de que se conocieran los buenos resultados de un programa experimental en el que se vacunó a más de 800.000 niños en Ghana, Kenia y Malawi desde 2019. Actualmente ya han sido vacunados con una o más dosis de RTS,S/AS01 más de un millón de niños en estos tres países, y si las campañas de vacunación se extienden la OMS estima que la inmunización contra esta enfermedad parasitaria podría salvar la vida de otros 40.000 a 80.000 niños africanos cada año.

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Otras vacunas frente a la malaria en desarrollo

La vacuna RTS,S es la primera diseñada para combatir el paludismo con la que se ha completado el proceso de desarrollo clínico y se ha obtenido un dictamen científico positivo de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). Sería muy conveniente disponer de una segunda vacuna para luchar contra esta enfermedad, sobre todo porque esto permitiría aumentar el suministro y como la RTS,S es una vacuna de primera generación, más adelante sería posible complementarla con otras vacunas de eficacia similar o superior.

Actualmente se está avanzando también en R21/Matrix-M y otras vacunas experimentales contra la malaria que se encuentran en las primeras fases de desarrollo clínico. Existen más de 70 vacunas candidatas en diferentes fases de investigación. La mayoría de ellas se dirigen frente a varios de los antígenos considerados importantes en el desencadenamiento de una respuesta inmune eficaz.

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No hay que olvidar, no obstante, que la malaria es una enfermedad muy compleja que no solo se podrá abordar con las vacunas, sino con la suma de todas las herramientas disponibles: el diagnóstico y tratamiento precoces con pruebas y medicamentos eficaces, el tratamiento preventivo intermitente en niños y embarazadas, las redes mosquiteras impregnadas de insecticida y la lucha antivectorial.

Vacunación mundial contra la malaria

Preguntas y respuestas sobre la vacuna contra la malaria

¿Cómo actúa la vacuna antipalúdica RTS,S/AS01?

RTS,S/AS01, o la vacuna RTS,S actúa contra Plasmodium falciparum, el parásito responsable de la malaria que es más letal a nivel mundial, y el más prevalente en África. Este fármaco ha demostrado ser capaz de reducir de forma significativa los casos graves y potencialmente mortales de paludismo infantil.

¿En qué se basa la recomendación de la OMS para administrar RTS,S?

El 6 de octubre de 2021 la OMS recomendó que RTS,S se administrara de forma generalizada basándose en los resultados de un programa experimental que permitió vacunar a más de 800.000 niños en Ghana, Kenya y Malawi desde 2019 hasta septiembre de 2021.

Hasta ahora se han administrado más de 2,3 millones de dosis vacunales a través de programas de vacunación sistemática; con ello no solo se ha confirmado su perfil favorable de tolerabilidad, sino que esta vacuna ha logrado reducir significativamente el paludismo grave y potencialmente mortal y el ingreso hospitalario de niños con la enfermedad.

Gracias a la vacunación infantil con la RTS,S se ha observado una significativa disminución (del 30%) de los casos graves y mortales de paludismo, incluso en las zonas donde se emplean de forma generalizada mosquiteros tratados con insecticidas y la población dispone de un acceso adecuado al diagnóstico y el tratamiento.

¿Cómo debe administrarse la vacuna contra la malaria según la OMS?

La OMS recomienda administrar la vacuna RTS,S/AS01 para prevenir el paludismo por P. falciparum a los niños que residan en zonas en las que la transmisión sea moderada o alta, según defina el propio organismo.

La vacuna antipalúdica RTS,S/AS01 debe ser administrada con una pauta de cuatro dosis a los niños a partir de cinco meses de edad. Las evidencias indican que las autoridades sanitarias pueden considerar la posibilidad de administrar la vacuna RTS,S/AS01 de manera estacional, con una pauta de cinco dosis en aquellas zonas donde el paludismo sea muy estacional, o en aquellas con transmisión perenne del paludismo con picos estacionales.

La introducción de la vacuna RTS,S/AS01 debe integrarse en los planes nacionales de control del paludismo, y la OMS aconseja abandonar el enfoque único en la lucha contra la enfermedad para aplicar una combinación de herramientas, adaptadas a los contextos locales, con el objetivo de lograr el máximo beneficio.

¿Por qué es tan importante disponer de esta vacuna para prevenir el paludismo?

El paludismo es todavía la principal causa de morbimortalidad infantil en el África subsahariana, una triste realidad que no se ha podido impedir con otros grandes avances en la lucha contra esa enfermedad como la extensión del uso de mosquiteros tratados con insecticidas, el empleo de tratamientos quimioprofilácticos y el desarrollo de nuevos fármacos muy eficaces.

Malaria

Así, los últimos datos proporcionados por la OMS que se han publicado en el Informe mundial sobre el paludismo de 2021, durante el año 2020 se produjo un elevado aumento del número de casos y de fallecimientos por su causa. En 2020, 479.000 niños africanos menores de cinco años murieron por paludismo. Alrededor del 95% de los casos y del 96% de las muertes se dieron en el África subsahariana.

Las vacunas son una herramienta clave para frenar esta enfermedad y sus peores consecuencias y añadir RTS,S a las intervenciones recomendadas actualmente podría salvar la vida a decenas de miles de personas cada año y reducir la mortalidad infantil en África. De hecho, y a pesar de la crisis sanitaria que ha provocado el COVID-19, se ha conseguido administrar la vacuna RTS,S a cientos de miles de niños que corrían el riesgo de contraer malaria y disminuir significativamente los casos de paludismo grave.

¿Por qué se ha tardado tanto en disponer de una vacuna contra la malaria?

Existen muchos motivos por los que hasta hace dos años no existía una vacuna contra la malaria que pudiera administrarse de forma rutinaria en los programas de vacunación de los países endémicos. El primer motivo era de índole biológico; los parásitos son organismos mucho más complejos que las bacterias y los virus. En el caso concreto del Plasmodium en cada estadio de su ciclo biológico (esporozoito, trofozoito, esquizonte, merozoito) su envoltura antigénica se modifica confundiendo al sistema inmune. Esto dificulta saber cuáles son los antígenos fundamentales que desencadenan una respuesta inmune eficaz.

Pero había otros motivos. Uno es el hecho de que la malaria y otras enfermedades tropicales no afectan a los países desarrollados y, por tanto, no se destinan suficientes recursos en investigación y desarrollo de medicamentos y vacunas contra estas enfermedades, lo que sumado a los escasos recursos económicos de los países afectados hace que muchas empresas farmacéuticas consideren poco rentable investigar en vacunas contra la malaria.

A nivel logístico, hay muchas dificultades para llevar a cabo ensayos clínicos en un contexto de pobreza como el africano donde ni siquiera mucha población está censada y la accesibilidad a las poblaciones es difícil por la precariedad de las vías de comunicación. Por otra parte, hasta ahora la OMS considera que las vacunas deben tener al menos una eficacia del 40-50% para que su uso sea aprobado, basándose en los resultados obtenidos con las vacunas para enfermedades víricas o bacterianas, sin tener en cuenta que tanto la dinámica de transmisión de la malaria como el parásito son mucho más complejos. Eso ha empezado a cambiar hace solo unos meses.

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