Aprender a montar a caballo
Practicar la equitación te ayudará a mantenerte en forma mientras disfrutas de la naturaleza. Nunca es tarde para aprender a montar a caballo, así que toma nota de sus beneficios y nuestros consejos básicos para principiantes.

A qué edad aprender a montar a caballo

Niño pequeño aprendiendo a montar a caballo

A partir de los cinco años de edad un niño puede aprender a montar a caballo, siempre teniendo en cuenta sus características y su capacidad psicomotriz.

Por: Santiago Jiménez

Monitor de equitación

Actualizado: 15 de marzo de 2023

Numerosos factores pueden influir para que decidas aprender a montar a caballo, pero en muchos casos llegamos al mundo hípico como una forma de liberarnos del estrés que nos produce la vorágine urbanita en la que estamos inmersos, en busca de una actividad que nos permita estar en contacto con los animales y con la naturaleza, en la que se realiza ejercicio físico, y que además podemos compartir con nuestros seres queridos –grandes o pequeños, todos tienen cabida en el mundo hípico– y ya, para rizar el rizo, la equitación es una actividad bien vista en sociedad.

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A partir de los cinco años de edad un niño ya puede empezar a tener contacto con el mundo ecuestre, si bien las condiciones para aprender a montar a caballo las establecen los centros hípicos dependiendo del tipo de caballos de los que dispongan –cada raza tiene su propio carácter, y la edad del caballo y la doma también influyen–, de los profesores, de la altura del niño, de su capacidad psicomotriz…

En general, y como ocurre en otras disciplinas deportivas, cuanto antes comiencen mejor y más fácil les resultará la actividad ecuestre, porque los niños son más receptivos que los adultos, no se cuestionan las cosas como nosotros, tienen mucha más elasticidad, disposición para aprender y, en definitiva, el proceso de aprendizaje en la infancia es más rápido.

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Es importante indicar que no hay una edad límite para aprender a montar ni para disfrutar a caballo, y que depende del estado salud y las características físicas de cada persona, de las ganas que tenga, de su constancia, y de su edad mental.

Este último factor es clave, y es que todos hemos conocido u oído hablar de casos de personas de 40 años que llevan una vida de ancianos, mientras que otras de 70 tienen más energía e ilusión por emprender nuevos retos que muchos jóvenes y siguen montando, esquiando, participando en maratones…

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Creado: 16 de abril de 2015

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