Cómo es el día a día en un albergue de animales
Actualizado: 5 de mayo de 2023
El ritmo que se vive a diario en un albergue de animales puede llegar a ser agotador. Los animales no entienden de fiestas de guardar ni vacaciones, necesitan atención las 24 horas del día los 365 días del año. A esto debemos añadir que, por lo general, suelen estar desbordados como consecuencia del elevado número de animales que acogen debido a que, como decíamos, la eutanasia no entra en sus planes.
En el caso de la APAP Alcalá Virginia Cabeza, la Responsable de Voluntariado de la Asociación, nos cuenta que, pese a que el horario es continuado desde aproximadamente las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche, nunca se sabe cuánto puede alargarse la jornada. “Esto en cuanto al trabajo de cuidado y mantenimiento, después se sigue velando en horario nocturno para que el albergue y los albergados estén atendidos en caso de necesitarlo. O sea, trabajamos 24 horas al día, 365 días al año”, relata.
La rutina diaria en la APAP Alcalá es perfectamente extrapolable a otros albergues. La jornada se inicia con la suelta de perros. Mientras, se limpian los caniles, se reparte agua, comida y medicación. A su vez, si es posible, se les facilita un tiempo de calidad a cada uno, y esto se repite canil por canil hasta terminarlos todos. Entre tanto se valoran comportamientos, estados de salud, socializaciones, etcétera. Pero el trabajo no termina aquí. Por la tarde, tras un breve parón de una hora para comer, se repite el proceso.
Virginia comenta que “los animales albergados en el centro tienen al menos dos tomas de alimento diarias, junto con las medicaciones, o tres si se trata de cachorros (obviamente, cuando alguno lo necesita, estas tomas se dividen o multiplican según el caso)”. Además, en APAP Alcalá los perros tienen, al menos, dos salidas de aproximadamente veinte minutos cada una, en las que se les intenta dedicar un tiempo de calidad (conseguirlo depende de la cantidad de voluntarios que concurran ese día).
El trabajo del día a día con los animales se va alternando con la atención al público, la limpieza, el mantenimiento, y la organización del resto de las instalaciones, así como la organización de actividades, tareas administrativas, etcétera. En definitiva, pese a que el trabajo no termina nunca en un albergue de animales, la esperanza de darles una segunda oportunidad es motivo suficiente para emprender un nuevo día con ánimo y optimismo.
Creado: 16 de abril de 2015