Necesidades nutricionales de la perra embarazada
Por: Elena Romero García
Veterinaria especialista en medicina de pequeños animales
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
Una buena nutrición durante el embarazo de la perra aumenta la supervivencia embrionaria, mejora el tamaño y el peso de los cachorros, y disminuye los problemas perinatales. Es muy importante tener en cuenta que las necesidades energéticas de la madre no serán iguales durante toda la gestación, sino que irán cambiando de acuerdo al desarrollo de los cachorros.
Los ácidos grasos esenciales, las vitaminas y los oligoelementos influyen sobre la producción de las hormonas ováricas, la placentación y el desarrollo fetal; por ello, el control de la alimentación debe ser llevado a cabo durante todo el proceso reproductivo.
La duración media de la gestación en la perra es de 63 días, pero puede haber una variación entre los 62 y 68 días desde la monta. Desde el punto de vista nutricional la dividimos en dos fases.
La primera fase va desde la fecundación hasta las seis semanas, y en ella se produce el desarrollo embrionario sin una influencia evidente sobre el peso de la madre. Sin embargo, en la segunda fase, o último tercio de la gestación, la perra gana peso de una forma considerable debido a que los cachorros crecen muy rápido. Este crecimiento de la camada, que supone hasta un 80% del peso que tendrán al nacer, hace que la madre llegue a ganar hasta un 25-30% de su peso antes de la preñez.
En el último tercio de la gestación la dieta de la madre debe tener un alto nivel calórico para cubrir las elevadas necesidades energéticas que caracterizan este periodo, y que suponen hasta 1,5 veces por encima de la energía que proporciona una dieta de mantenimiento.
Las proteínas aportadas en la dieta tienen un gran protagonismo en el último periodo de la gestación, pues en ellas se sustenta el crecimiento final de los cachorros y el desarrollo de las mamas para la futura lactancia. Si las dietas que se ofrecen a la madre no tienen un nivel proteico adecuado se afecta el peso de las crías al nacer, se retrasa la bajada de la leche, y se produce un calostro de mala calidad. Las necesidades proteicas de la hembra aumentan hasta un 70% con respecto a la alimentación que tomaba antes del embarazo.
En la etapa embrionaria de los fetos se recomienda suplementar la dieta con ácidos grasos omega 3 y 6, porque favorecen el desarrollo del sistema nervioso de los cachorros; incluso algunos estudios apuntan a que pueden mejorar su capacidad de aprendizaje, así como la visión o la memoria. También puede ser recomendable un aporte extra de ácido fólico, porque contribuye a reducir el riesgo de paladar hendido.
Creado: 22 de marzo de 2016