Cómo actuar ante el miedo o la fobia del perro a los ruidos
Actualizado: 5 de mayo de 2023
Si bien la prevención es una buena herramienta para evitar problemas a futuro, como bien explicaba Silvia de la Vega, veterinaria especialista de Etología Veterinaria, hay múltiples factores que pueden desencadenar el miedo o la fobia del perro a los ruidos, entre ellos genéticos. Es por ello que debemos saber que existen diversas medidas de tratamiento que pueden mejorar este tipo de fobias, y también solucionarlas, suavizando o eliminando la reacción de la mascota frente a los ruidos en el futuro:
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No premiar el miedo
Esta es una premisa polémica, que varía en función del experto o autor que nos hable del tema. Algunos piensan que el miedo, siendo una emoción, no puede premiarse, es decir, reforzarse a través de premios. Otros piensan que las actitudes en que se traduce sí pueden premiarse. Quienes están en contra de premiar esta emoción, opinan que si hacemos esto, podríamos ocasionar con el tiempo cierta confusión al animal, y éste puede llegar a identificar que el miedo es una actitud que estamos premiando. El experto en conducta animal Ricardo Luis Bruno cree que “lo ideal es, dentro de lo posible, ignorar la situación al inicio, y que el animal no vea ningún cambio en su entorno”. Debemos mantenernos tranquilos y demostrar al can que no pasa nada. Podremos acariciarlo cuando observemos que ya no tiene miedo, de forma que entienda que su valentía sí tiene premio.
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Nunca forzar al animal a salir si se ha escondido
Si nuestro perro se esconde en algún lugar de la casa cuando escucha un ruido fuerte no debemos forzarle a salir de su escondite bajo ningún concepto. Buscar un refugio es vital para el perro, ya que le ayuda a sentirse más tranquilo y protegido y, si le sacamos de ese espacio de seguridad, el miedo aumentará y se podría agravar el problema. Cuando se haya calmado, y sienta que el peligro ha pasado, saldrá. Ricardo nos cuenta que un truco que suele funcionar bien es, además, ponerle unos tapones de algodón en los oídos antes de que comiencen los estruendos (si ya sabemos que va a haber, por ejemplo, cohetes o petardos).
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No exponer al animal a ruidos fuertes de forma reiterada si tiene miedo
Este es un error muy común. Pensamos que la exposición repetida a algo que asusta al perro puede terminar por convertirse en algo que tolera y a lo que se habitúa. Lejos de ocurrir esa habituación, la fobia se agravará en el animal, pudiendo causarle secuelas importantes o, incluso, la muerte por infarto. Otra cosa distinta es que durante la etapa de sociabilización el perro entre en contacto con los ruidos fuertes; esto, si no le asusta, le servirá para entender que los ruidos fuertes existen y que no suponen un peligro. Silvia explica en este punto que durante “las primeras exposiciones del cachorro, que se recomienda que sean de nivel moderado o bajo (por ejemplo, sonidos reales pero a distancia, grabaciones de los sonidos en volumen bajo…), puede ser de ayuda el mostrarnos tranquilos y alegres, y realizar actividades positivas como jugar. Sin embargo, si el animal ya muestra algún tipo de miedo, aunque mantenernos relajados y actuar como siempre es una buena recomendación, nuestra intervención debe centrarse en proveer al animal de estrategias para afrontar mejor la situación, como alejarnos de la fuente de sonido si estamos en la calle, bloquear los sonidos (y las luces asociadas) cerrando las persianas si estamos en casa, habilitar un escondite donde el animal pueda sentirse a salvo, etcétera”.
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No medicar nunca al animal por nuestra cuenta
Es fundamental ser responsables con el cuidado de nuestra mascota y, pese a que nos hayan recomendado o hayamos leído la efectividad de ciertos tratamientos farmacológicos para combatir las fobias, no es recomendable darle al perro ningún medicamento sin consultar con un especialista previamente. Medicar al animal por nuestra cuenta puede tener efectos adversos para su salud.
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En caso de un miedo crónico, acudir a un especialista
Si el miedo está ya muy instaurado o se ha agravado, lo ideal es acudir a un especialista en comportamiento canino. Éste, después de evaluar el estado del animal y el grado de fobia que experimenta, prescribirá un tratamiento. “Existen diferentes estrategias que deben adaptarse a cada caso, dependiendo de las características del animal y las del entorno, o de la intensidad de la respuesta que da el animal, unido a la frecuencia de la exposición”, cuenta la etóloga veterinaria. Entre las estrategias que Silvia señala como habituales en su rutina de trabajo destaca el bloqueo de los estímulos, el acondicionamiento de un lugar seguro para el perro, el uso de feromonas, la medicación de efecto inmediato o a largo plazo, y la realización de terapias de modificación de conducta, denominadas Desensibilización y Contracondicionamiento (DSCC), con las que se busca que el can deje de reaccionar ante los sonidos y, secundariamente, los asocie con estímulos positivos como comida o juego. “Un programa de DSCC puede durar fácilmente dos meses aunque, dependiendo de las características del problema y de la disposición del propietario, esta duración puede variar mucho”, concluye la experta.
Creado: 21 de abril de 2016