Consecuencias del miedo al ruido en la salud del perro
Actualizado: 5 de mayo de 2023
Este tipo de miedos y fobias al ruido en los perros son muy comunes, aunque depende de las características del entorno. Según Silvia de la Vega, veterinaria especialista de Etología Veterinaria, “en países con tradición pirotécnica como Reino Unido, los estudios dicen que casi la mitad de los perros muestran algún tipo de problema relacionado con los ruidos fuertes. Es probable que en lugares de España como Valencia la prevalencia sea similar (o incluso mayor)”, por lo que no será complicado encontrar ayuda de especialistas llegado el momento de poner remedio si el problema está ya asentado.
Por lo general, un perro que desarrolla este tipo de fobias tiene dos comportamientos muy característicos con consecuencias directas en su bienestar: intenta esconderse de lo que le da miedo, o sale corriendo para que eso que le asusta no lo atrape. El último comportamiento es el más peligroso, ya que el animal se expone al riesgo de ser atropellado, provocar o sufrir un accidente o, incluso, perderse y no saber volver con su familia.
“Hay perros que atraviesan ventanas o puertas, incluso los hay que caen por el balcón, pero lo más común es que si tienen la posibilidad de salir de la casa, o si están al aire libre, se escapen”, nos cuenta Ricardo Luis Bruno, veterinario especialista en Comportamiento Animal, que advierte que esto se produce porque “en las fobias el individuo pierde la capacidad de evaluar la situación y solo huye hasta que logra alejarse del estímulo y calmarse”. Aunque es poco habitual, Ricardo añade que “el animal puede, incluso, llegar a tornarse agresivo con terceros en ese afán de escapar y alejarse del estímulo que le dispara la fobia”.
Silvia de la Vega explica que, además, los problemas de miedo y fobia ante ruidos fuertes pueden tener un “impacto importante” en la vida del can, afectando a su nivel de bienestar en mayor o menor medida en función de dos factores: “uno, la intensidad de la reacción del animal (incluyendo lo que tarda en recuperarse y su nivel de generalización), y el otro la frecuencia con la cual se ve expuesto al sonido problemático”. Y añade: “un perro con fobia a los ruidos, aunque sólo se exponga ocasionalmente, puede mostrar secuelas tras la exposición como negarse a salir a la calle, o pasar mucho tiempo escondido, lo cual interfiere directamente en su calidad de vida y en la expresión de conductas normales. Por otra parte, un animal que sólo experimente un miedo moderado pero se vea constantemente expuesto al sonido que le asusta, también sufrirá una merma importante en su nivel de bienestar”.
Este tipo de problemas no se acaban solucionando con el tiempo sino que, más bien, terminan por agravarse, siendo más trabajosa su recuperación, y quedando el bienestar y la salud de la mascota cada vez más mermadas. Por tanto, si bien la prevención es mucho mejor que tener que poner remedio a un problema, hay veces en las que es demasiado tarde o, simplemente, pese a la prevención ha habido otros factores que han influido en la aparición de este tipo de fobias. Es importante que nosotros, como cuidadores del perro y máximos responsables del mismo, busquemos ayuda para poner fin al problema.
Creado: 21 de abril de 2016