Manual de primeros auxilios para gatos

Ante un accidente de un gato no pretendas que se comporte como lo haría un perro, de una forma sumisa. Si la gravedad de sus lesiones no se lo impide, el gato se convertirá en un auténtico peligro. Arañazos y mordiscos indiscriminados serán su forma de decirte que no está para bromas, así que no intentes acariciarle para tranquilizarle, y procura moverle lo menos posible.

En la mayor parte de los accidentes domésticos la visita al veterinario es inexcusable, pues, aparte de hacer el diagnóstico de la lesión y aplicar el mejor tratamiento, él es quien mejor sabe manipular al gato, sin poner en peligro su vida ni tu integridad física.

Cada una de las lesiones que pueda sufrir un gato (intoxicaciones, quemaduras, heridas, caídas…) requiere unos cuidados diferentes. En los siguientes apartados te explicamos los peligros más frecuentes que acechan a los gatos y cómo debes actuar en cada caso.

Claves para evitar que tu gato sufra

Los primeros auxilios son sólo un primer paso en la cura, y deben cumplir estos objetivos:

• Ante todo, no producir dolor.
• Evitar el empeoramiento del estado general. Para ello tranquiliza a tu gato, hablándole de una forma pausada y con cariño.
• Eliminar el origen del daño.
• Aliviar, en lo posible, el dolor y el sufrimiento.
• Ayudar en la cura final.

Consejos útiles si tu gato ha sufrido un percance:

• Evita la pérdida de calor, abrigándolo con una manta o toalla.
• Si respira con dificultad, túmbale sobre un costado, con la cabeza echada hacia atrás.
• Si está inconsciente, no le dejes durante más de diez minutos tumbado sobre cada costado.

Botiquín gatuno

En el botiquín de primeros auxilios para tu gato no debe faltar:

• Gasas
• Vendas
• Agua oxigenada
• Un termómetro digital
• Esparadrapo

¿Y qué pasa con las medicinas? Olvídate de ellas. Que sólo tome las que le recete el veterinario, pues una simple aspirina podría causarle la muerte.