Ciclo sexual y celo en perras y gatas: síntomas y duración
Veterinaria clínica de pequeños animales
Actualizado: 13 de septiembre de 2024
El ciclo del celo en perras y gatas es un proceso fisiológico natural vinculado a la reproducción. Comprenderlo es fundamental para garantizar su bienestar y manejar adecuadamente su salud reproductiva. Tanto en las perras como en las gatas, el celo marca el periodo en el que son fértiles y están listas para reproducirse. Sin embargo, los detalles de su ciclo varían entre las especies y tienen implicaciones prácticas en su comportamiento, cuidado y salud a largo plazo.
En perras, el ciclo es más espaciado y con signos físicos más visibles, mientras que en las gatas, los ciclos son más frecuentes y los cambios se expresan principalmente a través de conductas. Para los propietarios, es importante saber reconocer estos ciclos para tomar decisiones sobre la esterilización, el control de la reproducción y el manejo de los cambios en el comportamiento.
El ciclo sexual en perras y gatas
El ciclo sexual de una hembra comprende una serie de fases que se repiten a lo largo del tiempo de una forma más o menos predecible y está regulado por la secreción de hormonas desde el cerebro y los órganos sexuales.
Consta de cuatro fases diferentes:
- Proestro: los folículos ováricos crecen gracias a la hormona foliculoestimulante (FSH) y secretan estrógenos, responsables de los signos del celo.
- Estro: gracias a la hormona luteinizante (LH) se produce la ovulación, es decir, los folículos ya maduros liberan óvulos que pueden ser fecundados por los espermatozoides del macho, y la hembra puede quedar gestante.
- Diestro: durante esta fase los folículos se convierten en cuerpos lúteos que secretan progesterona, hormona responsable del mantenimiento de la gestación.
- Anestro: el endometrio, la capa interna del útero, se renueva para estar lista ante un nuevo ciclo y posible gestación.
Las fases de proestro y estro juntas se conocen con el nombre de celo. Las perras suelen alcanzar la pubertad con la aparición del primer celo hacia los 9 meses, con un intervalo entre los 6 meses y los 2 años de edad. Las razas pequeñas suelen ser más precoces.
Por su parte, las gatas alcanzan la madurez sexual entre los 6 y los 9 meses de edad, retrasándose en algunos casos hasta el año de vida.
Nuestras mascotas son fértiles durante toda su vida, no padecen una menopausia como tal, aunque el número de ciclos y, por tanto, su capacidad reproductiva, disminuye a partir de los 8 años.
¿Cada cuánto aparece el celo en perras y gatas?
La frecuencia de aparición del celo es completamente distinta en cada especie:
Las perras tienen dos celos al año, aproximadamente cada 6 meses, aunque en realidad muy pocas son completamente regulares, y el periodo entre celos puede variar de 4 a 12 meses, sin ser esto indicativo de ninguna enfermedad. Las razas pequeñas tienden a tener el celo más frecuentemente, mientras que las razas grandes pueden tenerlo una vez al año.
La aparición del celo en las gatas está influenciada por el número de horas de luz diarias (fotoperiodo o poliéstricas estacionales), dejando de ciclar en los meses invernales, si bien las gatas que se mantienen con luz artificial a menudo lo hacen durante todo el año, encadenando varios celos seguidos cada 2-3 semanas durante varios meses.
Síntomas del celo en las hembras
El celo es un periodo del ciclo sexual de la hembra que abarca las fases conocidas como proestro y estro, durante el cual la hembra se prepara para la cópula con el macho y una posible futura gestación.
En la fase de proestro, la hormona foliculoestimulante (FSH) provoca el crecimiento de los folículos ováricos, que secretan estrógenos, responsables de los síntomas del celo. Suele durar una media de 9 días en las perras y 1-2 días en las gatas.
En la perra, la vulva incrementa su tamaño y se aprecia una secreción sanguinolenta. Es posible que observemos que orina más frecuentemente y en pequeñas cantidades. Por otro lado, la vulva se inflama y se vuelve más visible. Además, respecto a su comportamiento, las perras pueden volverse más cariñosas, inquietas o nerviosas.
Por el contrario, en las gatas no se observa ningún tipo de secreción, por lo que esta fase puede pasar desapercibida, distinguiéndose únicamente por los cambios de comportamiento consistentes en el maullido frecuente, insistente y fuerte, en un intento de llamar la atención de los machos, y el roce del cuerpo con muebles, personas u otros objetos. Al igual que las perras, las gatas también pueden marcar con orina para atraer a los machos, y a veces lo hacen fuera del arenero. Aunque en este momento las hembras atraen al macho, aún no permiten la monta o cópula, mostrándose incluso algo agresivas con ellos u otras hembras.
Durante la fase siguiente, el estro, se produce una secreción de hormona luteinizante (LH) que desencadena la liberación de los óvulos (ovulación), que pueden ser fecundados por el macho. En las perras, el mecanismo de ovulación es espontáneo, mientras que la mayoría de las gatas necesitan el estímulo del macho durante la cópula para desencadenar la liberación de LH y ovular. No obstante, las gatas mostrarán signos de celo aunque no ovulen.
El estro se caracteriza por la desaparición de las secreciones vulvares en la perra y el incremento de los maullidos y los frotamientos de la espalda por el suelo en las gatas. En este momento ya aceptan al macho, adoptando posturas características, levantando el dorso, fijando las patas traseras, y apartando la cola y mostrando los genitales para permitir la cópula. Esta fase dura una media de 9 días en las perras y de 6 en las gatas.
Creado: 15 de enero de 2016