Estrés felino: qué altera a tu gato y cómo protegerle
Veterinaria clínica de pequeños animales
Actualizado: 3 de julio de 2024
La palabra estrés tiene su origen en el verbo stringere (apretar) en latín, lo que nos da una idea del significado biológico que conlleva. El estrés consiste en una respuesta fisiológica del organismo ante estímulos o condiciones ambientales que percibimos como una amenaza, o que requieren una demanda incrementada. En un primer momento el cuerpo intenta adaptarse a estas situaciones que aprietan desencadenándose una serie de mecanismos neurológicos y endocrinos para afrontarlas, pero si los estímulos son continuados el estrés se puede cronificar y llevar al organismo a un estado de agotamiento, con consecuencias negativas para la salud.
Mecanismos del estrés en los gatos
Los gatos también pueden sufrir situaciones estresantes como nosotros, y los mecanismos fisiológicos que se desencadenan en ellos son muy similares a los del cuerpo humano. Estos mecanismos implican al sistema nervioso simpático y al sistema endocrino, que generan una respuesta de alarma para preparar al organismo para luchar o huir. Esta reacción conlleva una constricción de los vasos sanguíneos, midriasis (dilatación de las pupilas), y taquicardia y taquipnea (incremento del número de pulsaciones y respiraciones por minuto). En segundo plano, se liberan catecolaminas (adrenalina) y cortisol, y los niveles de glucosa en sangre se elevan.
El gato, un animal de costumbres
Curiosos por naturaleza, algunos muy independientes, y otros muy mimosos, inquietos o tranquilos, todos los gatos deben satisfacer una serie de necesidades fisiológicas y etológicas para gozar de una buena salud. Además de cuidar su alimentación e higiene, y acudir periódicamente a la consulta veterinaria para seguir su pauta de vacunación y desparasitación, no debemos descuidar la salud psíquica de nuestra mascota. Los gatos necesitan distraerse con un ambiente enriquecido, mediante juegos, así como disfrutar de momentos de serenidad y descanso.
Generalmente, los gatos no toleran bien los cambios en su entorno y sus actividades cotidianas, y necesitan gozar de cierta tranquilidad y seguridad. Existen diversas circunstancias que pueden alterar el equilibrio diario del gato. No todos los animales reaccionan de la misma manera, y algunos no son capaces de gestionar estas situaciones que les aprietan y les generan estrés.
Causas del estrés en los gatos: ¿qué les altera?
Las circunstancias que pueden romper el equilibrio emocional de nuestro gato y causarle estrés son variadas. La reactividad ante las mismas depende de la intensidad del estímulo y del carácter del felino. De este modo, los gatos más sensibles se verán afectados por pequeños cambios en su rutina, pero existen determinadas situaciones que estresan a la mayoría de los gatos. En una buena parte de los casos, los estímulos estresantes están presentes durante un cierto periodo de tiempo, generalmente horas o días:
- Mudanzas: uno de los momentos más críticos para estos animales son las mudanzas, ya que suponen un cambio de territorio y un proceso de adaptación a un entorno completamente distinto. La nueva disposición de los muebles, los olores desconocidos y la pérdida de su territorio pueden generarles ansiedad. Incluso introducir nuevos objetos o mover los existentes puede desorientar a los gatos y causarles estrés.
- Un viaje:“Las vacaciones, en particular las de verano, pueden ser estresantes para sus mascotas, ya que pueden implicar ruidos fuertes y gente nueva”, apunta Michael Nappier, profesor clínico asociado de Práctica Comunitaria en la Facultad de Medicina Veterinaria de Virginia-Maryland
- La visita al veterinario, también suponen salir de su entorno seguro.
- La llegada de una nueva mascota o de personas extrañas a casa también puede alterar su estado, incluso las interacciones poco amistosas con los animales que ya convivan con nuestro gato. En concreto, la introducción de otro animal en el hogar puede ser percibida como una amenaza territorial y causar conflictos.
Conflictos con otros gatos: debido a su territorialidad, los conflictos con otros gatos en el hogar o en el vecindario pueden ser una fuente de estrés constante. La competencia por comida, agua, y lugares para descansar puede generar tensión.
Cambios en la rutina del minino: los gatos son animales de hábitos, así, cambiar sus horarios de alimentación puede causarles estrés. Por otro lado, si el dueño cambia sus horarios de trabajo o viaje, el animal puede sentirse inseguro.
- Sentirse agobiado por un exceso de contacto con su dueño o los niños.
- La falta de espacio o libertad de movimientos: los gatos necesitan espacio para moverse y explorar. Un entorno limitado puede ser estresante. Además, la falta de estímulos mentales y físicos puede llevar a los gatos a desarrollar comportamientos problemáticos por aburrimiento.
- Los ruidos fuertes e inesperados (tormentas, fuegos artificiales y ruidos derivados de la construcción) pueden asustar a los gatos, llevándolos a esconderse o mostrarse inquietos.
Problemas de salud: cualquier condición médica que cause dolor o malestar puede provocar estrés en los gatos. El dolor dental, por ejemplo, es una causa común de estrés y puede llevar a cambios en su comportamiento.
Problemas relacionados con la caja de arena: a los gatos les gusta la limpieza, por lo que una caja de arena sucia puede ser una fuente significativa de estrés. Por otro lado, algunos gatos son muy particulares respecto al tipo de arena que prefieren. Un cambio en la misma puede resultarles perturbador.
- El celo es otro posible estímulo que les origina estrés.
Signos de estrés en los gatos: cómo saber si está estresado
Las primeras señales de que nuestro gato puede estar sufriendo estrés son los cambios de comportamiento. Las alteraciones en su rutina llegan a provocar modificaciones en sus patrones de conducta fisiológicos, como la alimentación, la higiene, y la interacción con el ser humano u otros animales. En ocasiones, se muestran asustados, desean esconderse y evitar el contacto con otros congéneres o con nosotros, pudiendo llegar a manifestar agresividad. Debemos tener claro que no lo hacen por fastidiarnos, sino para enviarnos señales de que algo va mal.
Uno de los trastornos más frecuentes es la eliminación inadecuada, es decir, la micción o defecación en un lugar diferente a la bandeja de arena, que en ocasiones se debe a una causa diferente al estrés, y no debe confundirse con el marcaje territorial de los machos.
Es posible que nuestro compañero gatuno deje de comer o, por el contrario, que lo haga compulsivamente e incluso mordisquee objetos, como tela.
Otros se acicalan repetidamente provocando una muda excesiva y la ingestión de bolas de pelo.
También pueden mostrar una vocalización excesiva, reflejada en maullidos constantes o inusuales.
Es posible que detectemos cambios a nivel físico, además de la alopecia o la anorexia. El estrés puede llegar a producir alteraciones del aparato digestivo del animal, como vómitos, diarrea o estreñimiento, y de las vías urinarias, como la cistitis y la formación de cristales minerales microscópicos en la orina.
La inmunidad de los gatos también puede verse debilitada, aumentando las probabilidades de contraer infecciones. Debemos prestar especial atención si nuestro gato padece alguna enfermedad vírica como la inmunodeficiencia, o el herpesvirus felino, o trastornos respiratorios como el asma, ya que su situación puede empeorar a consecuencia del estrés.
Claves para prevenir el estrés en los gatos
Para que nuestra mascota desarrolle sus patrones de conducta naturales, debemos proporcionarle un ambiente sereno y cubrir todas sus necesidades comportamentales. A los gatos les suelen gustar los lugares altos desde donde curiosear y los escondites, por eso muchos adoran meterse en cajas de cartón o subirse a los armarios.
Algunos felinos disfrutan divirtiéndose solos con juguetes adaptados para ellos, y otros optan por compartir sus juegos con nosotros. Afilarse las uñas y marcar con sus almohadillas es esencial para ellos, pues secretan feromonas que les relajan. Podemos enseñarles a utilizar rascadores, para evitar que arañen otros objetos.
Asímismo, necesitan un lugar tranquilo donde defecar y orinar, así que procuraremos no ubicar su arenero en un lugar de paso o con mucho ruido, y situarlo lejos de su comedero y bebedero. Cada gato tiene un gusto particular: mientras que unos prefieren los areneros abiertos, otros se sienten más cómodos en uno cerrado. Es importante no hacer variaciones si él se siente a gusto con un tipo de arena. Recuerda dejar agua fresca a su disposición, en bebederos o pequeñas fuentes de agua, y proporcióonarle alimento adecuado a su edad y estado fisiológico, siendo recomendable combinar pienso seco con algo de pienso húmedo esporádicamente.
Tratamiento del estrés en los gatos: terapia conductual y farmacológica
Lo primero de todo es descartar enfermedades que puedan estar provocando estrés o cambios de comportamiento en tu gato, como la artrosis, la pancreatitis, o el hipertiroidismo felino. Por ello, te recomendamos consultar a tu veterinario en primer lugar. Una vez descartadas, es necesario buscar las causas que le están originando estrés.
Es recomendable solicitar la ayuda de un etólogo, veterinario especialista en comportamiento animal, que te ayudará a explicarte qué le sucede a tu gato y a detectar y corregir todos aquellos factores que trastornen su rutina, además de aconsejarte antes de realizar una mudanza, o llevar un nuevo gato a casa. Resulta útil que hagas memoria y escribas cualquier cambio que se haya producido en los últimos días o meses, por pequeño que sea, y observes el comportamiento que tu gato muestra contigo u otros miembros de la familia y mascotas.
En ocasiones, no basta con la asistencia de un etólogo y es necesario ayudarnos de otras terapias complementarias, desde la medicina tradicional a las terapias alternativas, pasando por alimentación específica. Los medicamentos tranquilizantes y los antidepresivos solo se usan en casos muy concretos en los que los niveles de ansiedad del animal no pueden ser controlados mediante otras técnicas.
Actualmente, existe una tendencia a utilizar la medicina alternativa, como la homeopatía, la fitoterapia, o la acupuntura. Uno de los productos más utilizados como tratamiento o coadyuvante de la terapia conductual felina son los análogos sintéticos de las feromonas, unas sustancias que los gatos secretan de forma natural para indicar que se encuentran en un entorno seguro. Tal es el caso de la feromona facial felina, que puede encontrarse en tiendas y clínicas veterinarias en distintos formatos (sprays, difusores), cada uno apropiado para una situación determinada: marcaje con orina, arañazos, mudanzas, viajes, visitas al veterinario, o la llegada de un nuevo gato a casa.
Creado: 20 de mayo de 2016