Melanoma
El melanoma es el tipo de cáncer de piel más agresivo y los expertos advierten de que su incidencia está aumentando. Sin embargo, con unas sencillas medidas preventivas puedes reducir al mínimo el riesgo de padecerlo.

Factores de riesgo del melanoma

Mujeres tomando el sol en la playa

Las quemaduras solares, sobre todo en la infancia y adolescencia, son un importante factor de riesgo para desarrollar un melanoma.

Por: David Saceda Corralo

Médico Interno Residente, especialista en Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología

Actualizado: 23 de septiembre de 2022

El melanoma es un tipo de cáncer de piel que se origina en las células productoras de pigmento llamadas melanocitos. Aunque no se pueden identificar con precisión las causas exactas del melanoma, hay varios factores que se han asociado con un mayor riesgo de desarrollar este tumor. En cualquier caso, la presencia de estos factores de riesgo no garantiza el desarrollo de melanoma, y muchas personas sin factores de riesgo pueden desarrollar la enfermedad.

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Si tienes inquietudes acerca de tu riesgo personal de melanoma, te recomendamos que consultes a un médico o un dermatólogo para obtener una evaluación y orientación adecuadas. Estos son los factores de riesgo más comunes que predisponen a sufrir un melanoma:

Exposición a los rayos de sol por la radiación ultravioleta (UV)

La exposición excesiva y repetida a los rayos ultravioleta (UV) del sol o por el uso de lamparas solares o camas de bronceado es una de las principales causas de melanoma. Los rayos UV dañan el ADN de las células de la piel y pueden desencadenar en ellas cambios cancerosos. Probablemente la exposición continuada y regular al sol no sea un factor de riesgo tan importante en la formación de un melanoma como lo son las quemaduras solares. Las quemaduras más perjudiciales son las leves/moderadas (las que provocan dolor durante menos de dos días y terminan en una descamación de la piel) y las graves (dolor o ampollas durante más de dos días). Haber sufrido antes de los 20 años cinco o más quemaduras solares con ampollas incrementa sustancialmente el riesgo.

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Las quemaduras más graves para el desarrollo de un melanoma son las que ocurren en la infancia y adolescencia; las que se producen en la edad adulta aumentan el riesgo de melanoma durante los 10 años siguientes.

Piel sensible o clara

Los tipos de piel se dividen en fototipos del I al VI, según la mayor o menor facilidad para broncearse o sufrir quemaduras. Los fototipos I y II son los más sensibles a la luz solar; se trata de piel clara que sufre quemaduras a menudo y difícilmente se broncea, y el melanoma puede surgir con más frecuencia en estas personas. Sin embargo, las personas con fototipos mayores tienen una piel más oscura y el bronceado aparece muy pronto, protegiéndose así de los rayos ultravioletas del sol.

Riesgos de padecer un melanoma

Múltiples lunares

Los lunares, también llamados nevus, son manchas oscuras circunscritas, y pueden ser congénitos (existen desde el nacimiento) o adquiridos (aparecen a lo largo de la vida, principalmente a partir de la pubertad). El número total de nevos que tiene una persona está vinculado a su genética, pero también se relaciona estrechamente con la cantidad de radiación solar a la que se expone durante la infancia.

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Las personas con 50 o más nevos tienen un factor de riesgo añadido para padecer melanoma, por lo que deben ser evaluadas por un dermatólogo.

Lunar atípico

Los lunares atípicos son aquellos que tienen un aspecto inusual en términos de forma, tamaño, color o borde irregular. Son nevus que por sí solos ya constituyen un factor de riesgo para convertirse en melanomas. Estos lunares atípicos son planos, como manchas, y cumplen al menos tres de las siguientes características:

  • Bordes irregulares en la forma.
  • Bordes difusos en el límite.
  • Varios colores.
  • Más de 5 mm de diámetro.
  • Enrojecimiento.

También existe lo que se conoce como Síndrome del nevo displásico o del lunar atípico, una afección hereditaria en la que el afectado tiene numerosos lunares displásicos. Estas personas tienen un riesgo muy elevado de desarrollar un melanoma, y por tanto requieren exámenes dermatológicos frecuentes para reconocer si los lunares crecen o cambian de forma. 

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Antecedentes familiares

El melanoma se asocia a una predisposición genética como ocurre en otros cánceres, de tal forma que el riesgo de padecer un melanoma será mayor si algún familiar lo ha sufrido. Este riesgo será mayor cuanto más cercano sea el familiar, más joven haya padecido la enfermedad, y más número de familiares afectos haya. Se estima que uno de cada 10 pacientes diagnosticados con melanoma tiene un familiar con antecedentes de la enfermedad. Mutaciones en ciertos genes, como el gen CDKN2A, están asociadas con un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad. 

Lunares

Antecedentes personales

Si una persona ha tenido melanoma en el pasado, tiene un mayor riesgo de desarrollar melanoma nuevamente en el futuro. Las personas que han sufrido un cáncer de piel de células basales o escamosas presentan igualmente más riesgo de sufrir melanoma.

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Sistema inmunitario debilitado

El consumo de drogas, los pacientes trasplantados, los infectados por VIH/SIDA, los pacientes de cáncer o enfermedades autoinmunes, o el uso de medicamentos inmunosupresores son causas de depresión del sistema inmune, lo que facilita el desarrollo de cánceres, entre ellos el melanoma. 

Superar la mediana edad

Si bien el melanoma puede ocurrir a cualquier edad, el riesgo aumenta con la edad. La mayoría de los casos de melanoma se diagnostican en personas de 50 años o más.

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