Fentanilo, usos y riesgos: su papel en la crisis de opioides
Actualizado: 8 de noviembre de 2023
La miniserie de Netflix Medicina letal (Painkiller) está basada en hechos reales y narra lo ocurrido con la empresa farmacéutica Purdue Pharma, que fue denunciada ante los tribunales por haber ocultado –y negado– que su fármaco OxyContin (hidrocloruro de oxicodona) generase adicción, y que se declaró culpable y llegó a un acuerdo civil con el Departamento de Estado de EE.UU. en octubre de 2020, un reconocimiento que de nada ha servido a las miles de personas que fallecieron tras volverse adictas a esta droga.
OxyContin, sin embargo, no ha sido el único producto que se empezó a prescribir como un medicamento en Estados Unidos y terminó por provocar una epidemia de adicciones a opioides. El fentanilo, un opioide sintético (50 veces más potente que la morfina) que se creó hace más de 50 años para utilizarse como analgésico en el ámbito médico, ha desencadenado también una ola de muertos por sobredosis.
Una trágica situación que en parte se debe a que este fármaco se mezcla con otras drogas y hay muchos usuarios que lo consumen sin saberlo, mientras que otros lo hacen precisamente por su mayor potencia. Según alertan desde el National Institute on Drug Abuse de Estados Unidos en 2021 se superaron por primera vez en este país los 100.000 muertos por sobredosis de drogas, y el 64% de estas muertes se asociaron al consumo de opioides sintéticos, principalmente fentanilo.
Qué es el fentanilo y cuándo se usa en el ámbito sanitario
“El fentanilo es un analgésico del grupo de los opioides que se utiliza para el dolor de moderado a severo en aquellos casos en los que otro tipo de actuaciones o analgésicos han fracasado, u otras medidas, como la fisioterapia, no son suficientes para aliviar el dolor”, explica a Webconsultas la Dra. Alicia Alonso, Coordinadora del Grupo de Trabajo de Opioides de la Sociedad Española del Dolor (SED).
En cuanto a sus usos en el ámbito médico, “el fentanilo principalmente está indicado en dolores disruptivos de carácter oncológico. Es el opiáceo de mayor potencia del que disponemos y solo se recurre a él en el caso de dolores que no se consiguen paliar con otra analgesia, afirma Francisco José Toja Camba, especialista de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), Investigador Rio Hortega (ISCIII) IDIS-CHUS y Profesor asociado de Farmacología y Fisiología-UVigo.
Según la Dra. Alonso el fentanilo es conocido desde hace muchos años y es ampliamente utilizado para analgesia y también para anestesia. “Siempre se están investigando nuevos fármacos que produzcan menos efectos secundarios y que sean mejor tolerados, y así surgió el fentanilo, que es más potente que la morfina, y que en muchos casos tiene un perfil de utilización más indicado”.
Diferencias entre el fentanilo como analgésico y como droga
El fentanilo farmacéutico está sometido a controles de calidad y la dosis terapéutica está establecida por un profesional sanitario y es de 100 µg (microgramos) para producir la analgesia deseada, mientras que el que se adquiere de manera ilícita puede superar esta dosis con creces y estar mezclado con otras sustancias para potenciar sus efectos y aumentar así su demanda por parte de los consumidores.
Como medicamento, el fentanilo está disponible en diferentes formas de administración que se comercializan a nivel legal, y que según Francisco José Toja son:
- Parches transdérmicos, que se usan mucho para tratar estos dolores oncológicos.
- Formas de liberación rápida, como comprimidos sublinguales, que acceden rápidamente al sistema nervioso, y unas barritas que se chupan para tratar el dolor oncológico agudo.
- Fentanilo que se administra por vía intravenosa y se utiliza principalmente en la inducción de la anestesia. El objetivo de la anestesia es, por un lado, sumir al paciente en un estado inconsciente y, por otro, anestesiarlo. Por ello, en la inducción de la anestesia se usa mucho el fentanilo para producir esta analgesia, explica.
Uno de los efectos secundarios del fentanilo es que puede producir adicción, algo que, según la Dra. Alicia Alonso, experta en opioides de la SED, puede ocurrir con todos los fármacos del grupo de analgésicos opioides, aunque afirma que “controlando al paciente y las dosis que necesita y revisándolo regularmente” es muy difícil que se produzca esta situación.
Respecto al fentanilo que se consume como droga, y según informan desde los Cetros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), se encuentra en el mercado ilegal en diferentes formatos, incluyendo en forma líquida (como aerosol nasal, gotas para los ojos, o como ingrediente de pequeñas golosinas) y en polvo.
También es frecuente que se mezcle con drogas como la heroína, la cocaína y metanfetaminas, y se elaboren pastillas con un aspecto similar al de las píldoras de opioides que se venden con receta médica.
Riesgos del fentanilo: su papel en la crisis de opioides
Pero ¿por qué las personas se enganchan al fentanilo? ¿Qué sensaciones produce su consumo que hacen que este analgésico se utilice como droga y genere adicción? “El fentanilo actúa a nivel del sistema nervioso central y produce una sensación de bienestar y de alivio a cualquier persona que lo consuma, aparte del efecto analgésico. La analgesia es el efecto que buscamos en los pacientes a nivel sanitario, pero a nivel de consumo recreativo de la droga destaca el bienestar, e incluso una sensación euforizante al principio. Pero luego los efectos que provoca, y que vemos en las imágenes que circulan de Estados Unidos, son aletargamiento, sedación, y una desconexión del entorno que se produce sobre todo cuando se consumen dosis muy altas del fármaco”, nos explica el experto en Farmacia Hospitalaria.
Nuestro cerebro funciona con sistemas de recompensa y cuando una sustancia produce bienestar, alivio, y otras sensaciones placenteras, el cerebro las asocia como una recompensa positiva y esa es la razón por la que el fentanilo produce esa adicción y genera un mayor consumo, añade.
El especialista en Farmacia Hospitalaria señala que uno de los factores que más ha influido en la grave crisis de opioides que afecta a Estados Unidos es que el fentanilo se empezó a prescribir para todo tipo de dolores –que no eran oncológicos–, como dolores postquirúrgicos. “El 90% de los pacientes que se someten a una cirugía en Estados Unidos reciben el alta con un opiáceo prescrito, mientras que en el resto del mundo los datos indican que solo al 1% de los pacientes se les receta un opiáceo tras una intervención quirúrgica. Y ese mal uso que se le ha dado al fentanilo es uno de los principales causantes de la adicción”.
“El 90% de los pacientes que se someten a una cirugía en Estados Unidos reciben el alta con un opiáceo prescrito, y ese mal uso que se le ha dado al fentanilo es uno de los principales causantes de la adicción”
Según nos explica, el uso continuado de fentanilo no provoca la muerte, aunque a medida que se va utilizando el fármaco el organismo genera una cierta tolerancia y puede ser necesario aumentar la dosis, pero “en Estados Unidos –afirma– gran parte de las personas que se vuelven adictas al fentanilo proceden del sistema sanitario, que en un momento dado deja de proporcionarles el medicamento y entonces recurren a un mercado ilegal”.
“El fentanilo que se importa –principalmente desde México, pero también de otros países– viene cortado o mezclado con otras sustancias, y a veces el propio comprimido de fentanilo o de otros opiáceos que también se toman de forma ilegal no tiene las mismas concentraciones del fármaco porque no lleva un control riguroso de elaboración. Esa diferencia de dosis puede provocar una sobredosis en la persona que lo consume, y las sustancias con las que se corta la droga también. En Estados Unidos es típico encontrar fentanilo mezclado con xilacina, que es un anestésico que se utiliza principalmente en veterinaria para sedar a los animales, y que también es muy potente y puede aparecer mezclado con las formas ilegales de fentanilo”.
Signos de sobredosis por fentanilo y cómo actuar
Identificar los signos de una sobredosis por opioides puede salvar la vida del afectado. Los CDC indican cuáles son los principales síntomas que alertan de la sobredosis por fentanilo:
- Pupilas pequeñas, contraídas, como de punta de alfiler.
- Quedarse dormido o perder el conocimiento.
- Respiración lenta, débil o sin respiración.
- Sonidos de atragantamiento o gorjeos.
- Cuerpo flácido.
- Pérdida del conocimiento.
- Piel fría o húmeda y pegajosa.
- Decoloración de la piel (especialmente en los labios y las uñas).
Si no se actúa a tiempo el paciente puede sufrir una depresión respiratoria seguida de un paro cardíaco y la muerte. Para evitarlo, hay que colocar a la persona de costado e intentar que se mantenga despierta y llamar a urgencias de inmediato para que le administren naloxona, que es el antídoto contra las sobredosis por fentanilo.
“La naloxona es el principal antídoto del que disponemos para los opiáceos –explica el especialista en Farmacia Hospitalaria–. Es un fármaco que denominamos antagonista. Los opiáceos actúan sobre lo que se conoce como receptores opiáceos y este fármaco desplaza a los opiáceos de su receptor y, por lo tanto, contrarresta sus efectos. Es un antídoto, pero también tiene valor diagnóstico porque, por ejemplo, si ingresa un paciente con una intoxicación por drogas que está inconsciente y no sabes lo que ha consumido, si le administras naloxona y el paciente responde y se despierta, sabes que es una intoxicación por opiáceos”.
Este fármaco revierte los efectos de los opioides en el organismo en poco tiempo y actualmente está salvando la vida de muchas personas en Estados Unidos, donde se aplica por vía intravenosa, pero también por vía intranasal con un aerosol que permite que la naloxona llegue rápidamente a la sangre y al cerebro, donde desplaza al fentanilo de los receptores opiáceos y evita esa depresión respiratoria y la posible muerte de la persona.
Consumo de fentanilo en España
Actualmente, y según datos proporcionados por el Informe Edades 2022, los analgésicos opioides con mayor prevalencia de consumo entre la población de 15 a 64 años en España son la codeína y el tramadol, aunque su uso se ha reducido en favor de otros opiodes como fentanilo, oxicodona, hidromorfona, petidina, tapentadol, metadona y buprenorfina. De hecho, este informe revela que el consumo de opiáceos en nuestro país aumentó un 0,6% este último año, y el fentanilo se ha convertido en el tercer opiáceo más consumido (14%) después de la codeína y el tramadol.
Francisco José Toja Camba opina que las causas de este aumento pueden ser diversas, pero que el envejecimiento de la población influye mucho, porque aumenta el número de pacientes con enfermedades con dolores crónicos y, al vivir más, el cuerpo falla más y aparecen también más tumores. “Creo que en España el consumo de fentanilo ha aumentado debido sobre todo a la mayor prevalencia de dolores y de tumores asociados al envejecimiento de la población. Esos datos proceden del número de dispensaciones desde la oficina de farmacia y del consumo en farmacia hospitalaria y no reflejan un uso sin prescripción médica”.
“En España el fentanilo solo se puede adquirir con receta –confirma la Dra. Alicia Alonso–, aunque supongo que puede existir un mercado negro que yo desconozco, pero el problema que hubo en Estados Unidos es que hace años algunos pacientes empezaron a tomar o a utilizar fentanilo y otro tipo de analgésicos opioides –sobre todo oxicodona– y no hubo control porque los primeros estudios estuvieron sesgados y se dijo que no producían adicción; luego se descubrió que la realidad era otra. Pero en España la situación tan llamativa que vemos en los programas de televisión en EE.UU. no se da y no tenemos ningún dato que avale que aquí se esté produciendo nada semejante. La situación en Estados Unidos es muy diferente porque escapa del ámbito médico”.
“Los pacientes oncológicos que tratamos aquí con este fármaco tienen un riesgo bajo de sufrir una adicción –explica Francisco José Toja Camba–. Primero, porque las formas de administración que se utilizan normalmente son formas tópicas y parches transdérmicos que liberan el fármaco poco a poco y se lleva un control riguroso. Y, por otro lado, las formas orales rápidas, que probablemente son las que tienen un mayor potencial adictógeno también son fármacos controlados que solo se emplean en momentos de dolor muy agudo en pacientes con cáncer, con tumores muy avanzados, y en ese momento la adicción que puede sufrir el paciente en una etapa terminal pasa a un segundo plano”.
“El fentanilo es un fármaco que lleva muchos años usándose en nuestro sistema sanitario y su uso es tan seguro como el de la morfina, siempre que ambos se utilicen en un entorno controlado de manera responsable y siguiendo los protocolos establecidos, bien sea en entorno hospitalario, o bien en entorno ambulatorio; en esos casos se trata de un fármaco totalmente seguro”, concluye el experto.
Creado: 8 de noviembre de 2023