Resiliencia, el poder de superarse
Todos hemos conocido alguna vez a personas que parecen de acero, capaces de afrontar todo aquello que les suceda. Lo que se esconde tras la explicación de este fenómeno es la resiliencia. ¿La tienes tú?

Claves para el desarrollo de la resiliencia

Por: Dra. Vanesa Fernández López

Psicóloga, especialista en emociones

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

Lejos de lo que muchas personas piensan, con la resiliencia “no se nace”, sino que “se hace”. Diferentes estudios destacan la importancia del entorno en el que se han desarrollado los individuos resilientes: tenían poca edad al ocurrir algún evento traumático, sus familias contaban con figuras paternas competentes, y disponían de adecuadas relaciones sociales que les proporcionaban un buen aporte de apoyo social.

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Estos estudian señalan que de los tres factores anteriores, el más importante a la hora desarrollar unos adecuados niveles de resiliencia es el hecho de disponer de relaciones, dentro y fuera de la familia, que aseguren un adecuado apoyo y recogimiento el más importante de todos. El papel de estas relaciones sociales es el de crear apoyo y confianza para el desarrollo y mantenimiento de la resiliencia.

El papel de los padres, los profesores y su entorno social en el desarrollo de la resiliencia

El papel de los padres y de los adultos que rodean al niño es otra delas claves fundamentales a la hora de facilitar el desarrollo de la resiliencia de este. A nivel familiar, es fundamental que la familia facilite el desarrollo de unos adecuados niveles de autoestima, y ya desde pequeños ayuden a sus hijos a aceptar las emociones negativas derivadas de las circunstancias adversas (por ejemplo “es normal que te enfades cuando…, pero estoy segura de que tú vas a saber cómo solucionarlo, eres un chico listo”.

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En lo que respecta al ámbito educativo, la actitud de los profesores y del ambiente escolar será fundamental para el desarrollo de la resiliencia del niño. Para ello es necesaria la creación de un espacio abierto en el que se realcen las competencias de cada pequeño, donde se le permita potenciar aquello que se le dé bien, presentándole retos asumibles para él. Este espacio debe pretender educar desde el refuerzo y no desde el castigo.

Finalmente, aunque a un nivel más distal, los comportamientos sociales y la manera en la que el joven se integra en su marco social serán igualmente importantes para que el niño desarrolle unos adecuados niveles de resiliencia. Es por ello que desde la sociedad se deberían promover, facilitar y premiar los comportamientos prosociales. La familia puede facilitar a su vez este hecho ofreciendo oportunidades a su hijo para llevar a cabo una conducta prosocial (por ejemplo ofreciéndole ser miembro de una ONG).

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Creado: 9 de mayo de 2013

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