Claves para rehacer tu vida y superar el miedo al cambio
Actualizado: 5 de septiembre de 2022
A lo largo de la vida se producen acontecimientos inesperados como una separación sentimental o la pérdida de un trabajo, que nos hacen replantearnos si estamos siguiendo el camino que realmente hubiéramos deseado recorrer. Otras veces no ocurre nada en nuestro entorno, pero algo en nuestro interior nos impulsa a reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia y si lo que hacemos cada día tiene algún significado para nosotros. Cuando esto sucede es imprescindible escuchar a nuestras emociones, entender lo que nos transmiten, y decidir si es necesario introducir algún cambio, o incluso rehacer nuestra vida.
Rehacer nuestra vida: emociones asociadas a los cambios vitales
Cuando la vida da giros inesperados es necesario saber adaptarse a esos cambios. Puede tratarse de factores externos que son impuestos por nuestras circunstancias, como una ruptura con la pareja con la que me veía toda la vida y con la que pensaba realizar una serie de proyectos que se han quedado ahora en una ilusión, la pérdida de un trabajo al que tantos años o esfuerzo he dedicado, el diagnóstico de una enfermedad que exige un cambio drástico en mi estilo de vida, o la muerte de un ser querido sin el cual tendré que aprender a vivir de otra forma.
Pero estos cambios también pueden venir gritados desde nuestro interior cuando nos paramos a pensar si nos gusta nuestra propia vida. Ejemplo de estos cambios internos son: la famosa crisis de los 40, el regreso al trabajo después de un largo periodo de descanso en el que nos hemos planteamos si realmente tiene sentido la actividad profesional a la que dedicamos nuestros días, o simplemente el cambio de aquellas preferencias, gustos o deseos que si bien en otros tiempos añorábamos ahora han dejado de ser deseables para nosotros.
Para adaptarnos al cambio que supone rehacer nuestra vida, hemos de entender el cúmulo de emociones que experimentaremos, y la ansiedad o el miedo ante lo desconocido serán los protagonistas de nuestro panorama emocional. Los cambios, si bien no tienen por qué venir acompañados de cosas malas, sí generan incertidumbre “por lo que pueda venir”, o ante el simple hecho de “cómo lo voy a llevar”. Por ello, a pesar de que a muchas personas les desagrade o incluso se asusten por sentir ansiedad, en realidad nos ayuda a adaptar nuestro comportamiento al cambio de forma satisfactoria.
Además de la ansiedad o el miedo, la tristeza –en algunos casos en forma de pena, vacío o melancolía, dependiendo de cómo lo experimente cada uno– también suele ser un sentimiento presente a la hora de rehacer nuestra vida, al menos al principio. La tristeza es una emoción que aparece ante la pérdida de algo o alguien, o de una situación amada, o bien ante la perspectiva de las pérdidas futuras (por ejemplo, una ilusión).
Rehacer nuestra vida, implica en muchas ocasiones decir adiós a personas, costumbres, hábitos o situaciones, que al menos durante un tiempo amamos, porque “solo podremos llenar de nuevo la taza cuando la hayamos vaciado completamente”. Este hecho supone la experimentación de tristeza, que a veces resulta incomprensible cuando la pérdida no está materializada porque nunca existió y solo formó parte de nuestras ilusiones o proyectos (por ejemplo, asumir que no vas a tener un hijo, o dejar un puesto laboral en el que estabas creciendo de forma satisfactoria porque tu vida familiar se está viendo resentida por ello).
Creado: 26 de abril de 2019