Ambición saludable
El deseo por alcanzar nuestros propósitos en la vida se considera ambición saludable, pero cuando es excesiva impide apreciar lo conseguido y genera insatisfacción. Descubre cómo puedes dirigir de forma positiva tu ambición.

Consecuencias de no tener una ambición saludable

Por: Dra. Vanesa Fernández López

Psicóloga, especialista en emociones

Actualizado: 29 de julio de 2022

En torno a la ambición existen dos problemas: la ausencia de ambición, o la presencia de una ambición negativa. Respecto a la primera, la falta de ambición de cualquier tipo (sana o insana) se debe muchas veces a la resistencia al cambio. Las personas tienden a no dar grandes giros a su vida para permanecer protegidos en su zona de confort. Este hecho indudablemente tiene ventajas, puesto que les evita esfuerzos y la asunción de riesgos. Sin embargo, quedarse en la zona de confort y no manifestar interés por conseguir nuestras metas, hace de nuestra vida un encefalograma plano. Una vida sin retos ni dificultades asequibles es una vida aburrida; no necesariamente negativa, pero sí insípida, como una ensalada sin aliñar.

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Evidentemente esta afirmación no tiene el mismo peso dependiendo de la edad del individuo al que nos referimos. Las teorías psicológicas sobre la relación entre nuestros motivos y el ciclo vital sostienen que las personas jóvenes tienden a expandirse llevando a cabo estrategias de control primario ante los problemas, lo que significa que intentan poner medios para resolverlos: por ejemplo, si no me gusta mi pareja la cambio, y si no soporto mi trabajo me quejo al jefe, o manifiesto abiertamente mi disconformidad.

Zona de confort

Por el contrario, los adultos mayores y los ancianos tienden a proteger lo que ya tienen cultivando su mundo interior, y llevando a cabo estrategias de control secundario dirigidas no tanto a modificar lo que les molesta, sino al gestionar cómo les afecta dicho problema. Por ejemplo, ante lo que les molesta de su pareja intentan tomárselo mejor, o aprenden a tolerar aquellas cosas del trabajo, de los amigos, o los problemas de la vida que les incomodan.

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De acuerdo con estas teorías cuando la falta de ambición se da en personas jóvenes no se corresponde con la forma de afrontar la vida adecuada para su edad, y se asocia con importantes problemas de autoestima o de tipo emocional, baja tolerancia a la frustración, aburrimiento y soledad.

Qué ocurre cuando la ambición es tóxica o negativa

Por su parte, la presencia de una ambición negativa o tóxica puede encontrarse en la base de importantes problemas emocionales y sociales. Estas personas tienden a imponerse a sí mismos –lo que es diferente a desear o tender a– metas rígidas, exigentes y poco realistas, y este hecho hace que se sientan constantemente frustrados (amargados, diríamos coloquialmente).

Su insatisfacción continua hace que se dejen a mucha gente por el camino, ya que no aprenden a valorar nada de lo que tienen, ni a nadie. De hecho, muchas veces manifiestan que para ellos las cosas tienen un valor solo cuando no las han conseguido, y que una vez conseguidas pierden el interés por ellas y vuelta a empezar. La satisfacción les dura poco, y las relaciones personales habitualmente también, pues para ellos “nunca es suficiente”.

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Creado: 14 de junio de 2019

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