Síndrome del salvador
Si siempre asumes e intentas resolver los problemas de otra persona –tu pareja, un hijo, un hermano…– sufres el síndrome del salvador, una manera insana de relacionarse con los demás. Aprende a corregirlo.

Consecuencias del síndrome del salvador

Por: Dra. Vanesa Fernández López

Psicóloga, especialista en emociones

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

Tanto la persona que presenta el síndrome del salvador o de Perro San Bernardo, como el presunto salvado, sufren diversas consecuencias negativas asociadas a esta relación insana consistente en asumir las responsabilidades que no le corresponden. Sin embargo, estas afectan de forma más evidente al salvador, puesto que si por diferentes motivos la víctima cambia su comportamiento, el afectado (quien lo sufre) experimenta un sentimiento de falta de papel o de sentido en su propia vida.

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La principal consecuencia para el individuo rescatado (de sus responsabilidades y problemas) es la imposibilidad de desarrollarse como persona, o aprender determinadas habilidades para resolver los problemas que el salvador le soluciona, dificultando que desarrolle confianza en sí mismo. Aunque no hay que olvidar que, al menos en un primer momento, se trata de una situación elegida (el salvador no le impone nada) y que le proporciona numerosos beneficios, puesto que “elegir” no asumir la responsabilidad de tus acciones, implica no tener que asumir tampoco tus errores, y evitar cualquier riesgo, ya que en el caso de se produzca algún inconveniente, será el salvador el que lo asuma.

Este panorama no es tan beneficioso para el salvador, ya que tampoco puede desarrollarse como persona, porque dedica toda su atención y energía a resolverle la vida al otro. El salvador adelgaza en su crecimiento personal para engordar al otro. Por otro lado, su capacidad de control no es del todo cierta, pues determinadas circunstancias pueden hacer que el otro decida ser más autónomo y prescinda de la ayuda, e incluso de la compañía, del salvador, y éste, al no ser ya “necesitado” por su protegido, se sienta perdido.

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No es raro encontrar en la consulta casos de parejas en los que el salvado toma conciencia de su problema y decide acudir a terapia, y cuando comienza a ser autónomo, el salvador se asusta y llega a manifestar que así no le gusta su pareja, motivo por el que se siente inseguro, se deprime, o termina por romper la relación si es que el salvado (ya autónomo) no lo ha hecho antes.

Las personas que padecen el síndrome del salvador, además, basan su felicidad en la del otro, por lo que olvidan sus propios deseos, motivaciones, necesidades… Este comportamiento les impide llevar el tipo de vida que realmente prefieren, por lo que las emociones negativas como la ansiedad y la frustración por una satisfacción difusa que nunca llega del todo, la tristeza, la irritabilidad, y el cansancio, acompañan normalmente a las personas afectadas por este síndrome.

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Creado: 3 de marzo de 2017

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