Consejos para tener una actitud optimista en la enfermedad
El estado de ánimo puede ser un paso importante en la recuperación de cualquier patología. Oponer resistencia y negar la realidad sólo te hará sufrir más. Te damos consejos para afrontarlo con positividad.

Entrena la actitud optimista

Por: Maite Nicuesa Guelbenzu

Doctora en Filosofía y experta en coaching

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

¿El optimista nace o se hace? La realidad es que el carácter no es innato en el ser humano, es decir, gracias a la capacidad de superación personal puedes crecer y mejorar cada día más. Sin embargo, el optimismo no se adquiere de un día para otro, sino que implica mucho entrenamiento a lo largo de las semanas y los meses. Implica llevar a la práctica los consejos enumerados previamente a base de ensayo y error. Es decir, cuando te des por vencido y vuelvas a caer en la queja propia del pensamiento negativo, sólo tienes que volver a empezar.

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Si quieres sentirte acompañado en el objetivo de ser una persona entusiasta, entonces, anímate a formar parte de algún curso o asociación relacionada con este tema, como por ejemplo el Club Optimista Vital, fundado por el psicólogo Bernabé Tierno. Compartir un proyecto en común, fortalece el compromiso mutuo.

Es verdad que en medio del dolor de una enfermedad, el optimismo supone mucho más esfuerzo que cuando uno está bien pero, por suerte, es una meta alcanzable. Diversos estudios científicos han comprobado que mantener una actitud positiva no solo ayuda a las personas a ser felices y conseguir con mayor facilidad sus objetivos, sino que también mejora su salud, tanto física como mental. Aunque te hayan diagnosticado una enfermedad, centrarte en las cosas positivas y en las personas queridas te permitirá controlar el estrés y tolerar mejor las pruebas y tratamientos, contribuyendo a tu recuperación.

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Para reflexionar sobre esta cuestión, te invito a leer un libro excelente: El hombre en busca de sentido, escrito por Victor Frankl, un famoso psiquiatra vienés que a pesar de haber sido prisionero en cuatro campos de concentración nazis, incluido Auschwitz, y haber perdido a sus padres, su esposa, y otros familiares y amigos en esas tristes circunstancias, no solo logró sobrevivir, sino que aprovechó su experiencia para desarrollar una nueva terapia con la que abordar los problemas emocionales de sus pacientes: la logoterapia.

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Creado: 14 de junio de 2012

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