Silvia Congost

Autora de ‘Autoestima automática’
La psicóloga Silvia Congost, experta en autoestima y dependencia emocional, nos explica por qué es tan importante desarrollar una sana autoestima, y cómo podemos recuperar la confianza en nosotros mismos.
Silvia Congost

En su nuevo libro, la psicóloga Silvia Congost da las claves para recuperar la confianza perdida. 

“Los padres pueden trabajar la autoestima de sus hijos a través del reconocimiento y fomentando mucho la comunicación, enseñándoles desde que son pequeños a expresar sus emociones y lo que piensan”

5 de marzo de 2015

La autoestima, una cualidad imprescindible para sentirnos a gusto con nuestra forma de ser y estar, conseguir nuestros objetivos, y mantener relaciones sanas y constructivas con los demás, no consiste en pensar que somos superiores a los otros, sino en creer en nuestros valores y nuestra capacidad para enfrentarnos y superar los retos cotidianos, o aquellos que decidamos abordar. Sin embargo, la autoestima es fluctuante, y vivir determinadas experiencias y situaciones, e incluso la actitud de algunas personas, pueden llegar a minarla. Como explica la psicóloga Silvia Congost, muchos de los trastornos psicológicos y emocionales tienen su base en una baja autoestima, por lo que es muy importante fortalecerla. Para ayudarnos a recuperar la confianza en nosotros mismos esta experta acaba de publicar Autoestima automática (Zenith, 2015), un libro en el que ofrece unas pautas sencillas de poner en práctica que nos permitirán desarrollar todo nuestro potencial.

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Portada 'Autoestima automática'

¿En qué consiste exactamente la autoestima?

La autoestima es sentir que tenemos el potencial, la capacidad, para alcanzar los objetivos que nos vayamos marcando, para conseguir los propósitos que nos fijemos. Y para que la autoestima se construya bien desde pequeños hay que evitar educar a través de la desaprobación, que es algo que ocurre en muchos casos. Por ejemplo, cuando un niño saca un 6 en las notas y los padres no lo valoran y le dicen que tenía que haber sacado un 8 y, cuando saca un 8, que tenía que haber sacado un 10. En vez de reforzar al niño hacemos lo contrario, y a la larga ese es el problema, o puede llegar a serlo.

¿Cuál sería entonces la actitud adecuada de los padres ante, por ejemplo, las notas de su hijo?

Siempre partir de un reconocimiento. Primero decirle la parte positiva: que está bien lo que ha hecho y estamos satisfechos con lo que ha conseguido. Y luego explicarle que la próxima vez si estudia un poquito más o le dedica un poquito más de tiempo a ese trabajo, seguro que va a mejorar la nota. Y esa es la forma en que se incentiva al niño para que tenga ganas de seguir buscando la aprobación de los padres. Porque si no se le valora pensará ‘para qué me voy a esforzar si haga lo que haga no estarán contentos y nunca les va a parecer suficiente’. Y eso desmotiva.

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¿La autoestima es una cualidad con la que se nace o es necesario entrenarla desde la infancia?

Se calcula que el 30% es innata, es genética, y sería esa capacidad que tenemos las personas de buscar la parte positiva, de estar contentos con nosotros mismos…, pero el 70% restante va en función del entorno en el que hayamos crecido, con lo cual hay un porcentaje muy importante que demuestra que la autoestima se puede modificar y se puede reforzar en cualquier momento; y esta es la gran noticia desde mi punto de vista.

¿Y es posible tener un exceso de autoestima?

Cuando hablamos de autoestima es algo sano, otra cosa es el egocentrismo, las personas que se sienten por encima…, pero la autoestima es sentir que eres importante y valioso porque eres un ser humano, pero igual que lo son los demás; no creer que estás por encima de los otros, pero tampoco por debajo, que es lo que acostumbra a suceder en las personas con baja autoestima.

El 30% de la autoestima es innata, y sería esa capacidad que tenemos las personas de buscar la parte positiva, de estar contentos con nosotros mismos…, pero el 70% restante va en función del entorno en el que hayamos crecido

Evidentemente, el que siente que está por encima de los demás, o que es más capaz o más importante que ellos, tiene un problema y necesita tocar con los pies en el suelo, porque esa actitud le va a generar muchísimos conflictos a la hora de relacionarse; se puede convertir en un déspota, o en una persona que agreda en muchos sentidos a los demás.

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La autoestima en niños y adolescentes

¿Cómo pueden saber los padres si su hijo tiene la autoestima baja?

Yo creo que los niños lo demuestran de dos maneras; una es que se encierran mucho en sí mismos, y es posible que los padres observen que cuando están con los amigos hablan y se comportan normalmente, pero al llegar a casa se encierran en su habitación, o sean niños que no explican nada y si tienen problemas se lo quedan todo dentro. Eso es una clara señal de que tienen dificultades a nivel de autoestima y de que les cuesta expresarlo, que es todavía peor.

Otras veces, sin embargo, lo demuestran con una actitud muy diferente, comportándose de forma muy agresiva. Se dan los típicos casos que aparecen en el programa Hermano mayor, por ejemplo, que son niños muy rebeldes, que atacan a los padres, que hablan mal, que se rebotan contra la familia. Esto también sería una clara señal de una carencia afectiva, de que falta un reconocimiento sano de todo aquello que hace bien, y que ese niño siente que no recibe el amor que necesita, o el afecto de la manera que lo necesita, o piensa que haga lo que haga los padres no van a estar contentos y se rebela contra esta situación, y esto a veces puede conducir a las drogas, a sufrir trastornos depresivos…

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Pero, ¿y si el problema afectivo no está en el seno de la familia, e incluso se ha producido un exceso de atención?

La sobredosis de afecto, la sobreprotección a los hijos, también puede generar muchísima inseguridad cuando los niños están fuera del hogar y dejan de recibir esa atención, o exigen mucho a los demás y si no lo reciben se sienten perdidos, o se sienten inadecuados o inseguros porque están acostumbrados a que se les proteja en exceso. Eso también es malo; hay que intentar dar en la justa medida, y si algo está mal hay que decirlo, igual que es muy importante reconocer lo que está bien.

¿Pueden hacer algo los padres para ayudarle, o es necesario recurrir siempre a terapia profesional?

El papel de los padres es muy importante porque pueden trabajar la autoestima de sus hijos a través del reconocimiento y fomentando mucho, ya desde que son pequeños, la comunicación; es decir, ayudándoles a que aprendan a expresar aquello que sienten, a expresar sus emociones, lo que les hace sentir bien, lo que les hace sentir mal, qué es lo que piensan…, y de esa manera les pueden ir conduciendo poco a poco, porque también ellos se darán cuenta de los mensajes que utilizan los niños y, si son demasiado negativos, pueden ayudarles a moldearlos.

La sobreprotección también puede generar muchísima inseguridad cuando los niños están fuera del hogar y dejan de recibir esa atención, o exigen mucho a los demás y si no lo reciben se sienten perdidos

La infancia y la adolescencia son los dos momentos claves en el desarrollo de una sana autoestima. Una vez que la persona es adulta, si es consciente de que tiene problemas a nivel de autoestima tendrá que pedir ayuda profesional, pero con solo unas pocas sesiones se pueden hacer cambios importantes. 

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Los adolescentes suelen ser especialmente sensibles a las críticas, ¿cómo se puede evitar que la opinión de otros afecte a su autoestima?

Volvemos al tema de la comunicación, que es muy importante, porque hay muchos niños que se encuentran incluso en situaciones de bullying, que sufren cuando han cambiado de colegio porque los nuevos compañeros no les aceptan, y el principal problema es que los padres muchas veces no se dan cuenta. No tienen ni idea de que el niño está sufriendo muchísimo, o de que incluso es víctima de determinados abusos. Los padres solo ven que se encierran en sí mismos, y a veces coincide que son niños o niñas que ya eran bastante reservados, por lo que no lo relacionan. Recuerdo el último caso que tuve, una niña que sufrió mucho y que al cabo de dos o tres sesiones me contó todo lo que había vivido, y cuando hablé con la madre con el permiso de la niña, ésta me dio las gracias porque no sabía nada de lo que había sufrido su hija y ahora entendía sus reacciones. Creo que en esos casos siempre hay una falta de comunicación importante.

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Es posible que los padres achaquen la actitud de su hijo a los cambios propios de la adolescencia…

Sí, a veces los adolescentes cambian mucho, y eso no significa necesariamente que estén sufriendo por ese tipo de situaciones que mencionaba, sino que simplemente se sienten mal. Pero aun así, aunque no quieran hablar y se encierren, hay que buscar la forma de llegar a ellos, porque es la mejor manera en la que podemos ayudarles.

A veces es bueno aprovechar un día concreto en el que el adolescente está mal de verdad y surge una discusión que le hace explotar, o se pone a llorar y saca todas esas emociones que tiene guardadas, e intentar entonces aproximarnos y que exprese cómo se siente o nos cuente sus problemas. Y si esto no es posible, decirle simplemente ‘que sepas que yo estoy aquí, y si necesitas hablar aquí me tienes, no lo dudes’, y repetirle ese mensaje siempre que sea necesario.

Austoestima y dependencia emocional

En el caso de los adultos, ¿qué hace que una persona que siempre ha tenido una sana autoestima la pierda?

Es importante tener claro que la autoestima es algo que fluctúa, que no es muy estable. No puedes pensar ‘yo he crecido en un entorno feliz, tengo una buena autoestima, y puedo estar tranquilo poque siempre la voy a tener así’. No funciona de esta manera, sino que puedes vivir experiencias, ya sea a nivel laboral o, sobre todo, a nivel de relaciones –y precisamente la relación de pareja es la que más puede hacer tambalear nuestra autoestima–, que te lleguen a causar serios problemas. Por ejemplo, estar con una persona que nos trata mal, o que no acaba de encajar con lo que desearíamos, pero de la que no nos sentimos capaces de separarnos, como ocurre en las relaciones con dependencia emocional, destruye mucho la autoestima.

No todas las personas con baja autoestima acaban generando una dependencia emocional, pero todos los que sufren dependencia emocional tienen un problema con el nivel de autoestima

En mi libro anterior, Cuando amar demasiado es depender (Zenith), que trata sobre relaciones tóxicas, explico este tema. Tener una relación así hace que la autoestima baje mucho y necesitemos hacer un proceso para reforzarla. También nos puede ocurrir esto si en nuestro puesto de trabajo tenemos un jefe muy déspota, que no nos trata bien, o nos exige más de lo que realmente somos capaces de dar. Esta situación también puede ir debilitando la autoestima día a día.

¿Es siempre la baja autoestima el origen de la dependencia emocional?

Sí. No todas las personas con baja autoestima acaban generando una dependencia emocional, pero todos los que sufren dependencia emocional tienen un problema con el nivel de autoestima. Es una de las principales causas porque al tener la autoestima baja sentimos que no estamos a la altura, que no somos suficientemente buenos para el otro, y tenemos miedo de que él o ella encuentren otra persona que sea mejor que nosotros. Además, pensamos que si perdemos a ese que nos quiere ¿a quién vamos a encontrar?, ¿quién nos va a querer si valemos tan poco? Y generamos un miedo que nos hace aferrarnos a la otra persona, y si ésta no es como nos gustaría que fuese podemos sufrir muchísimo.

Supongo que el dependiente estará incluso dispuesto a inventar la forma de ser de su pareja si no le gusta cómo es…

Exacto, el autoengaño es un ingrediente que siempre está presente en este tipo de relaciones; nos decimos algo así como ‘ya sé que no estoy bien, pero tiene que ser él (o ella)”, y entramos en una lucha para conseguir que aquello funcione como sea. En vez de estar exigiendo siempre a la otra persona que cambie, tendríamos que aceptarla y, si no nos gusta, buscar a alguien que encaje con lo que queremos. No siempre son maltratadores, en muchos casos no es así, y es el dependiente el que les amarga la vida.

Cuando hablamos de dependencia emocional solemos pensar en la que se tiene hacia la pareja, pero también existe la dependencia emocional entre padres e hijos. En ese caso, ¿qué tiene que ver la autoestima?

Sí, también es muy frecuente, sobre todo cuando se ha sobreprotegido a un hijo, y cuando le falta ese padre o esa madre que estaba siempre a su lado resolviendo los problemas, ayudándole en todo, o dándole su opinión, está perdido. Esta persona tiene entonces la sensación de que ella sola no va a ser capaz de salir de las situaciones conflictivas con las que se encuentre, ni siquiera enfrentarse a las tareas del día a día, porque necesita la opinión del otro, que puede ser un padre, un amigo, un hermano…, y la dependencia se puede generar de igual manera, aunque la pareja es el nivel más destructivo de adicción al otro que hay.

En estos casos el hijo tiene que intentar madurar poco a poco ese aspecto de su personalidad, y alejarse voluntariamente aunque le cueste, porque si no llegará un día que perderá al padre o a la madre y no sabrá continuar. Lo importante es ser consciente de que tienes un problema de dependencia emocional, porque el que es consciente puede pedir ayuda, puede buscar herramientas para intentar salir de ahí.

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