Eustrés y estrés, en qué consisten y sus diferencias
Actualizado: 9 de septiembre de 2022
El estrés es uno de los factores de riesgo psicológico más perjudiciales para nuestra salud física y mental, pero tiene un antagonista, con el que comparte ciertas características en cuanto a los patrones de activación física se refiere, pero que resulta beneficioso para el bienestar físico y emocional, se trata del eustrés (o estrés positivo) y, si lo experimentas, estar estresado puede convertirse en una fuente de satisfacciones.
El estrés es un proceso emocional que se inicia cuando aparece un incremento de las demandadas externas y el individuo debe hacerles frente. Para ello, el organismo inicia un proceso completamente sano y adaptativo, que es el proceso de estrés, liberando una serie de recursos físicos y biológicos que cubran dichas demandas. Se considera, por lo tanto, que el estrés es un proceso adaptativo y de emergencia.
Tradicionalmente se creía que todas las personas reaccionaban igual al estrés y que existía por lo tanto un patrón unitario semejante en todos los individuos cuando debían dar respuesta a una situación estresante. Se hablaba entonces del Síndrome General de Adaptación (SGA), enunciado por Selye, y que se divide en tres fases: fase de alarma, nada más aparecer la situación estresante, por ejemplo, una discusión de pareja, el organismo libera recursos como el aumento de la frecuencia cardiaca, tensión muscular, etcétera, para hacer frente al estrés; fase de resistencia, cuando el estresor se mantiene, por ejemplo una mala relación de pareja, el organismo mantiene los niveles de activación para seguir haciendo frente al estresor; y fase de agotamiento, el organismo no puede mantenerse eternamente con unos niveles de estrés elevados sin controlar, por lo que pueden aparecer en esta última fase los problemas de salud física, mental y de relación social.
Eustrés versus estrés: diferencias entre estrés positivo y negativo
Entre los cambios que el organismo lleva a cabo cuando está estresado destacan todos los relacionados con la activación del sistema nervioso autónomo simpático como el aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, tensión muscular, cambios en la resistencia y conductancia de la piel, cambios del prh estomacal, etcétera. Cuando estas reacciones se mantienen en el tiempo aparecen los denominados trastornos psicofisiológicos, un grupo de problemas con entidad médica reconocida, pero en los que los factores psicológicos como el estrés pueden intervenir en su génesis, mantenimiento o recuperación (por ejemplo, hipertensión arterial esencial, colon irritable, insomnio, cefaleas, disfunciones sexuales, arritmias primarias…).
En la actualidad, al SGA de adaptación hay que añadirle las variables cognitivas para disponer de una explicación completa del estrés, ya que es sabido que no todo el mundo vivencia el estrés de la misma manera. Desde el modelo transaccional del estrés se considera que es muy importante la valoración cognitiva que hacemos de la situación estresante. Dependiendo del valor que demos a la situación y de la creencia que tengamos acerca de nuestra capacidad de afrontamiento podremos pasar de valorar una situación como estresante a valorarla como desafiante. Esto último conecta con el término eustrés (o estrés positivo), cuyas características a nivel de reactividad biológica son las mismas que en el caso del estrés pero que, sin embargo, a nivel cognitivo o emocional te puede vivir como algo positivo o desafiante, es el caso por ejemplo de preparar un viaje, los trámites para comprar una casa, tener un hijo, iniciar un nuevo proyecto laboral o formativo, siempre y cuando el sujeto valore la situación como algo positivo o deseable. Es por ello que muchos aciertan al decir que el eustrés es la forma “benigna” del estrés, ya que del mismo se obtienen sensaciones placenteras que proporcionan la vitalidad necesaria para enfrentarnos a una experiencia estresante.
Creado: 24 de julio de 2015