Por qué nos cuestan los cambios: claves para impulsarlos
Actualizado: 21 de enero de 2023
Con la llegada del nuevo año, es habitual plantearse nuevos propósitos: desde los relativamente simples, como ir al gimnasio, hasta retos sobre la perspectiva que adoptamos ante la vida como, por ejemplo, aprender a tomarme las cosas de otra forma. Lo cierto es que la primera semana de enero surgen propósitos que pocos meses después acaban abandonándose.
Sin embargo, los cambios son necesarios, y cuando los decidimos desde la reflexión, y no desde la impulsividad, nos conducen a un estado vital más satisfactorio y pleno. No plantearnos cambios supone no crecer, anclarnos en el conformismo y limitarnos a nuestra zona de confort. Además, podemos experimentar emociones negativas como la frustración y la envidia hacia los que sí los consiguen. Pero, si los cambios son necesarios, ¿por qué nos cuesta tanto cambiar a pesar de desearlo? Te explicamos las causas, y te damos las claves para llevar a cabo los cambios deseados.
Por qué nos cuesta tanto cambiar
Existen piedras en el camino de los cambios. Cada persona tiene las suyas propias relacionadas con sus circunstancias y entorno, que debe reconocer para poder seguir recorriendo la vía que conduce a sus objetivos. Algunas de estas piedras son las que describimos a continuación.
- Resistencia al cambio: es tal vez la más conocida para los psicólogos, ya que frecuentemente es la que dificulta los tratamientos psicoterapéuticos. Es debido a que, a pesar de que nuestra forma de pensar, actuar, o nuestra vida, no nos hagan sentir bien, tenemos una inercia a seguir manteniendo las cosas como están. Esto es debido a que los humanos somos seres de costumbres y cambiar nuestros hábitos estables no solo requiere motivación, sino también, en muchos casos, una estrategia para conseguirlo.
- Miedo a las consecuencias que puede conllevar el cambio: existe una tendencia a quedarnos con lo que tenemos por el temor a estar peor en otra circunstancia desconocida, o porque nos encontremos demasiados obstáculos en el camino. El miedo al cambio es un potente desmotivador a la hora de conseguir nuestros objetivos, ya que nos convence de que nuestra mejor opción puede ser quedarnos tal y como estamos, a pesar de que no seamos felices o anhelemos otras cosas.
- No querer salir de la zona de confort: en nuestro tema sobre la zona de confort, te explicábamos que, si bien es necesario disponer de esta área en nuestras vidas, no salir de la misma nos aboca a una falta de crecimiento personal e insatisfacción vital. Para conseguir cambios debemos salir de la zona de confort y, si no estamos dispuestos a hacerlo, será difícil lograr el cambio o alcanzar nuestros objetivos.
- Baja tolerancia a la frustración: hay personas que ante el primer fracaso se detienen. Parten del hecho de que lograr objetivos debe ser fácil, por lo que la falta de gestión de su frustración las paraliza, dejándolas donde están.
- Poca seguridad en sí mismo: algunas personas piensan que el cambio que desean o los objetivos que anhelan no son alcanzables para ellos debido a su baja autoestima o a la creencia de que “no son para ellos”. La inseguridad que les impide adoptar un papel activo en su vida para conseguir los cambios deseados reduce aún más su autoestima y autoconfianza y entran en un círculo vicioso del que difícilmente saben cómo salir.
- Incapacidad para asumir los esfuerzos que conlleva conseguir un cambio, ya que dejar todo como está es más cómodo y sencillo. Por ello, es imprescindible empezar por combatir la pereza.
- Falta de recursos para conseguir el cambio deseado: a veces el cambio está mal planificado, ya que nos faltan algunos objetivos secundarios para conseguirlo. Por ejemplo, si queremos acceder a un trabajo mejor tal vez sea necesario ampliar nuestra formación y si deseamos tener más vida social, sería recomendable que nos apuntásemos a más actividades. Si no detectamos este problema podemos frustrarnos y abandonar fácilmente, lo que reduce nuestras expectativas para el siguiente intento.
- Postergación del cambio; dejar las cosas para otro “momento mejor o más indicado” es uno de los principales obstáculos a la hora de hacer cambios. Cuando esto ocurre vemos pasar los días, los meses, y finalmente el año, sin conseguir los objetivos propuestos.
Consecuencias de no introducir cambios en tu vida
Plantearnos cambios y conseguirlos es necesario para vivir una vida como queremos (o lo más parecida posible) y sentirnos a gusto con nosotros mismos. Cuando esto no sucede y nuestra vida es como una película que se repite una y otra vez, año tras año, sin ninguna novedad, perdemos alicientes y entusiasmo. Las principales consecuencias que puede sufrir una persona cuando no introduce cambios en su vida son:
8 recomendaciones para lograr los cambios deseados
El ser humano necesita cambios que se incorporen a cada una de sus etapas vitales porque son necesarios para nuestro bienestar emocional y para mejorar nuestra autoestima. Si estás deseando hacer cambios en tu vida, o no te sientes a gusto en algún aspecto de la misma, te ofrecemos consejos prácticos para planificar y conseguir los cambios que te propongas:
- Reflexiona sobre aquello que quieres cambiar: ¿es realmente importante para ti, accesible (aunque sea con esfuerzo), te va a traer cosas buenas…? Los cambios basados en el impulso hacen que perdamos interés fácilmente, mientras que aquellos con los que nos comprometemos resultan más alcanzables gracias a nuestro compromiso.
- Define detalladamente el cambio: en psicología, este ejercicio se llama “operativizar la conducta”. Para ello, es necesario describir minuciosamente el cambio deseado. Es decir, ¿qué quieres cambiar exactamente? No vale decir “quiero perder peso”, “hacer más deporte” o “tener más tiempo libre”. Debes especificar, cuánto peso quieres perder, qué tipo de deporte vas a realizar y durante cuánto tiempo, o cuántas horas del día vas a dedicar a tus actividades de ocio.
- Intenta que los cambios no sean demasiado difíciles de conseguir, o demasiado fáciles. En el primer caso, podemos frustrarnos por su dificultad y abandonar, y en el segundo puede ocurrir que no encontremos satisfacción en ellos porque no nos han supuesto demasiado esfuerzo.
- Establece un día ‘D’, es decir, la fecha en que comienza tu proceso para realizar el cambio. No busques el día perfecto, ni el momento en el que tengas más ganas. Las ganas no llegan solas. De hecho, cuando empiezas a realizar una actividad este hecho actúa como reforzador para seguir realzándola.
- Fija un periodo de tiempo para conseguirlo. Si no lo haces, es posible que te frustres por no conseguirlo demasiado pronto, o te alargues demasiado y corras el peligro de dispersarte.
- Si el cambio a conseguir no es inmediato, establece submetas para conseguirlo. Este aspecto es importante en cambios que solo se pueden obtener a largo plazo para no desmotivarnos y actuar además como guías.
- Revisa si necesitas complementar tus recursos para llevar a cabo el cambio deseado: formación, apoyo social o económico, ayuda psicoterapéutica…
- No olvides felicitarte (y, si procede, pedir que te feliciten) por los cambios conseguidos. El refuerzo social es de los más potentes que existen.
Creado: 21 de enero de 2023