Qué es el diálogo interno negativo y qué consecuencias tiene
Actualizado: 5 de septiembre de 2022
Dice un proverbio “Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino”. La autocharla o autodiálogo interno negativo hace que nos ahoguemos en nuestros problemas, haciéndolos más grandes de lo que son. Es por ello que debemos aprender a gestionar esta conversación interior, dirigiendo de manera constructiva nuestras emociones y acciones hacia la consecución de nuestras metas.
Te voy a pedir que reflexiones, ¿cuántas veces has actuado de acuerdo a lo que temías que ocurriese? ¿Serías capaz de traer a tu mente algunas de esas situaciones donde ya estabas triste antes de haber perdido algo que esperabas perder? Y más común aún… ¿Cuántas veces te has enfadado tú solo atribuyendo el comportamiento del otro a sus malas intenciones? Seguro que a tu mente no viene solo una, sino varias respuestas a cada una de estas preguntas. Esto es debido a que nuestra mente posee un elevado poder sobre nuestro comportamiento y emociones.
Con el término ‘contenido cognitivo’ hacemos referencia a nuestros pensamientos, interpretaciones, expectativas y autodiálogo interno. Todo ello puede aparecer en formato de verbalizaciones o frases, así como en imágenes. Cuando estos pensamientos o diálogo interno son negativos, dramáticos e irrefutables (no se pueden contrastar), la interpretación que hacemos de la realidad puede encontrarse distorsionada, dando lugar a emociones y modos de afrontamiento desajustados a la situación real que los desencadena.
Consecuencias del diálogo interno negativo
Tener un autodiálogo interno negativo sería solo cuestión de opinión, si no fuera porque este puede tener un importante impacto negativo en nuestra vida, especialmente en las emociones experimentadas y los comportamientos que ponemos en marcha. Esto es debido a que existe una alta relación entre cómo pensamos (o nos hablamos), cómo nos sentimos y cómo nos comportamos.
Existe una estrecha relación entre nuestros pensamientos y emociones. Tanto es así, que la psicología cognitiva considera que nuestros pensamientos, autodiálogo y expectativas determinan nuestros estados emocionales. A su vez, las emociones son las que impulsan nuestra conducta. Por lo tanto, un pensamiento inadecuado acerca de la situación que hemos vivido puede suscitar reacciones emocionales intensas que darán lugar a comportamientos inadecuados para la situación que se debe enfrentar.
A su vez, un comportamiento ineficaz hace que nuestros pensamientos negativos se acentúen, dando lugar a emociones negativas diversas derivadas de un autodiálogo negativo. Ejemplo de ello son la ansiedad (asociada con un autodiálogo amenazante o centrado en los peligros), la tristeza (asociada con un autodiálogo centrado en la pérdida o lo que pude tener), la culpa (asociada con un autodiálogo relacionado con todo aquello que salió mal debido a una mala intervención por mi parte, o a la ausencia de la misma), la ira (asociada con un autodiálogo centrado en todo aquello que bloquea mis objetivos o que viola mis derechos personales), y la vergüenza (asociada con un autodiálogo focalizado en mi falta de habilidad para hacer algo que debería saber hacer).
No es de extrañar, por lo tanto, que la asociación entre una autocharla interna negativa y alteraciones emocionales como los trastornos de ansiedad, la depresión y los problemas en las relaciones sociales, tengan un impacto significativo en la vida cotidiana del individuo, y por ello la consecución del autodiálogo interno positivo o constructivo es fundamental para ser capaz de enfrentar el mundo de una manera eficaz.
Creado: 28 de abril de 2017