Causas de las crisis de pareja durante el embarazo
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
Las crisis de pareja se consideran normales en cualquier relación más o menos duradera, incluso en las más estables, y aunque algunas surgen relacionadas con problemas específicos de la pareja, existen otras que pueden llegar a ser incluso previsibles, puesto que aparecen ante cambios que se suceden en el transcurso de las fases propias del ciclo vital por el que atraviesa una relación sentimental a lo largo de los años. La espera, llegada y todo lo que gira alrededor de la próxima crianza de los hijos, corresponde a uno de esas etapas cargadas de elevados niveles de estrés que, positivo o no, pueden hacer saltar las chispas en más de una ocasión.
En este sentido, el embarazo supone uno de los momentos vitales que más tensión provoca en la vida de una pareja: los preparativos, las dudas sobre la capacidad para ser padres, etcétera, pueden desestabilizar emocionalmente a cada uno de sus miembros, y a la relación en sí misma. Sin embargo, cuando la pareja arrastra problemas no resueltos con anterioridad, estas discusiones cobran una mayor relevancia y es fácil que se vuelvan más frecuentes, intensas, o duraderas. Es en este caso cuando hablamos de crisis de pareja durante el embarazo, que es recomendable solucionar antes de que nazca el nuevo miembro de la familia.
Tener un hijo para salvar una relación
Existe una creencia popular acerca de que los niños “vienen con un pan debajo del brazo”, y las personas que confían en esta hipótesis, creen también que un hijo puede ayudarles a arreglar sus posibles desavenencias, motivo por el cuál deciden tener un bebé. Y esta es una de las principales causas que explican el porqué de estas crisis en parejas embarazadas.
La acumulación de problemas que ya existían en la relación previamente, unidos al estrés que conlleva un embarazo (y mucho más aún la crianza posterior de los hijos) no es una buena combinación para afrontar satisfactoriamente esta etapa. El embarazo no ayuda a resolver problemas previos, ni a unir a parejas distanciadas. Más bien sucede todo lo contrario; debido a los cambios que implica, a las necesidades que hay que cubrir durante el mismo, o a las decisiones que se deben de tomar de común acuerdo, entre otros factores, si una pareja no está unida, la nueva situación acaba por desestabilizarla por completo, suponiendo una importante crisis entre sus miembros.
Hijos no deseados, problemas de salud, cambios vitales…
Por otro lado, también existen casos en los que la pareja no tenía discusiones ni desacuerdos importantes con anterioridad al embarazo, y la crisis surja porque el embarazo en sí mismo suponga un desestabilizador de la relación. Este hecho ocurre especialmente cuando el bebé no era deseado por alguno de los miembros de la pareja quien, por el motivo que sea (no desea ser madre/padre, no se siente preparado/a…) decide tener un niño únicamente para satisfacer a su pareja.
En otras ocasiones, el embarazo puede conllevar complicaciones de salud o de otro tipo, que desequilibren emocionalmente a uno o ambos miembros de la pareja. En cualquier caso, con complicaciones, o sin ellas, el embarazo va a suponer un cambio en el ritmo de vida de la pareja debido a las revisiones médicas o a otras posibles necesidades que la mujer deba cubrir y para las que precise el apoyo o ayuda de su pareja. Ante este hecho, hay personas que se niegan a alterar lo más mínimo el ritmo de sus vidas, por lo que no acompañan a la embarazada al médico; y también existen mujeres a las que les estresa el hecho de tener que solicitar permiso en el trabajo –y ausentarse horas, o días en algunos casos– para someterse a determinadas pruebas o guardar reposo, suponiéndoles todo ello un importante estrés que canalizan a través de las discusiones de pareja.
Otro factor directamente relacionado con el embarazo en sí es la disminución o ausencia de relaciones sexuales. Es sabido que las relaciones sexuales satisfactorias unen a las parejas, aumentando el nivel de afectividad entre ambos, sin embargo, durante el embarazo hay hombres que no desean mantener relaciones sexuales con su pareja porque las encuentran menos atractivas, por temor a hacerles daño, etcétera, mientras que algunas mujeres también temen resultar menos atractivas, tienen miedo a que esta práctica cause daño al bebé, o disminuye su deseo sexual. La reducción de la frecuencia y calidad de las relaciones sexuales puede provocar un distanciamiento entre los miembros de la pareja, por lo que es conveniente hablar sobre ello y consensuar la forma de resolver este problema.
Y no podemos cerrar este apartado sin hablar de la familia política. Si hasta ahora, tú y tu pareja erais dueños de vuestras decisiones, cuando un bebé está en camino todos los miembros de ambas familias suelen querer aportar ideas y consejos sobre la forma de llevar el embarazo y los cuidados que hay que procurar al nuevo ser. Existen personas que en vez de poner límites a sus padres cometen el error de ponérselos a su pareja, y aparecen entones las discusiones sobre por qué madre/padre/hermano nos acompaña a la ecografía, a quién hay que llamar para que vea primero al niño, las opiniones sobre el nombre del futuro bebé, etcétera.
Creado: 27 de enero de 2017