Si estás padeciendo el ‘síndrome del nido vacío’ y quieres saber cómo afrontarlo, debes comprender que tu actitud es fundamental para que te puedas encontrar mejor:
- Normaliza tus emociones: debes leer información sobre el síndrome para poder entenderlo mejor. Esto te ayudará a no asustarte por las sensaciones que experimentes y a no psicopatologizar un hecho que, en un primer momento –echar de menos al ausente–, es absolutamente normal.
- Tu rol de madre o padre continúa: con independencia de que tus hijos vivan o no en casa, por lo que, junto a ellos, busca otra manera de satisfacerlo que beneficie a ambas partes (por ejemplo colaborando con las necesidades que puedan tener en su nueva vida independiente, etcétera).
- Busca nuevos roles o actividades en tu vida: dedica tiempo a eso que tanto te hubiera gustado hacer y has tenido que dejar de lado por el cuidado de la familia.
- Visita a tus hijos con frecuencia y que ellos también te visiten a ti: es bueno establecer momentos en los que la familia se reúna de forma periódica en el hogar. La frecuencia puede variar en función de las necesidades y costumbres, y de la distancia entre los domicilios. Recuerda que no es tan importante la cantidad como la calidad y el deseo de mantener estos encuentros.
- Disfruta de tu relación de pareja: si aún contáis con teneros el uno al otro, disfrutad de estos nuevos momentos de intimidad (podéis viajar, salir con otras personas de vuestra edad con las que compartáis aficiones, apuntaros a actividades en común, etcétera).
- Mantén el contacto con tus hijos tanto como necesites: pero respetando también su independencia e intimidad.
Si los síntomas no desaparecen pasado un año, si aparecen de forma intensa y demorada (por ejemplo dos años después de haberse ido tus hijos), o si te causan especial malestar, acude a un psicólogo especializado que pueda ayudarte a afrontar mejor el 'síndrome del nido vacío'.