Una ruptura sentimental siempre es difícil de afrontar, y más aún de plantearla a los niños en común. En este artículo te orientamos sobre cómo reaccionar ante los sentimientos que supone y cómo superarlos paso a paso.
Cómo explicar a los niños la separación (y cómo reaccionan)
Algunos padres evitan la separación y mantienen una relación que ya no funciona por miedo a hacer daño a sus hijos. Sin embargo, cuando la pareja está rota se genera un clima familiar que no es en absoluto adecuado para un niño, por lo que tal vez la ruptura sentimental sea una mejor alternativa. Comunicar la noticia de la separación o el divorcio a los más pequeños es duro para los padres, pues temen no saber cómo decírselo e incrementar su dolor por no saber explicárselo correctamente.
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Por ello, aunque no existen fórmulas mágicas, te ofrecemos unas pautas para que te resulte más fácil explicar a tus hijos vuestra separación:
Emplea un lenguaje claro, ajustado a su edad y madurez, para hablarle de la situación en la que se encuentra vuestra relación.
Decirle que vais a hacer todo lo posible para que no cambie nada más de su vida; se mantendrán los mismos amigos, el mismo colegio, la misma vivienda o barrio, etcétera. Este hecho es fundamental para la estabilidad emocional del niño y para evitar el sentimiento de falta de seguridad.
Fijar la custodia, régimen de visitas, y demás asuntos relacionados con el menor cuanto antes es siempre beneficioso para el niño. Más aún si lo hacéis de mutuo acuerdo. Es importante no utilizar nunca al niño para chantajear a la pareja.
Cuida los comentarios que haces del otro progenitor delante del pequeño: recuerda que es su padre/madre.
Ayuda a tu hijo a expresar sus emociones y pensamientos con toda libertad. Es bueno que también él pueda conocer los vuestros.
Sensación de pérdida y soledad, unida a un sentimiento de inseguridad y preocupación por cómo sus necesidades serán cubiertas, lo cambios que existirán para él, etcétera.
Fantasías sobre una reconciliación de sus padres.
Idealización de uno de los dos progenitores (generalmente del que se ha ido).
Los más mayores sienten pena por el padre que ya no vive con ellos.
Posibles problemas emocionales y conductuales: crisis de ansiedad, miedos, alteraciones en el sueño, fobias, pérdida de confianza en los adultos, bajo rendimiento o fracaso escolar, aislamiento, rebeldía…