La mayoría de las veces el proceso de duelo por la muerte de un ser querido transcurre de una forma natural, pero en algunos casos se ve alterado, dando lugar a un ‘duelo complicado’. Este tipo de duelo implica procesos que no van hacia la asimilación o acomodación de la pérdida sino que, en su lugar, llevan a repeticiones estereotipadas o a interrupciones frecuentes de la curación.
Algunos síntomas para identificar que se está pasando por un duelo complicado son:
- La persona no puede hablar del fallecido sin experimentar un dolor intenso, aunque haya pasado mucho tiempo.
- Acontecimientos relativamente poco importantes desencadenan una intensa reacción emocional.
- En el contenido de su discurso aparecen temas de pérdidas.
- No quiere desprenderse de cosas del fallecido, lo quiere dejar todo igual.
- Desarrolla síntomas físicos como los que experimentaba el fallecido.
- Aparecen cambios radicales en su estilo de vida, evitan amigos, actividades asociadas al fallecido…
- Aparece un sentimiento de culpa persistente, baja autoestima, falsa euforia, etcétera.
- Existe una tendencia a imitar a la persona fallecida.
- Experimenta una tristeza inexplicable.
- Puede aparecer una fobia a la enfermedad o la muerte, relacionada muchas veces con la enfermedad que padeció el fallecido.