Despeja tus dudas sobre la disforia de género y aprende a diferenciarla de la homosexualidad o el travestismo. Asimismo, aportamos consejos sobre cómo manejar los conflictos de identidad de género.
Psicóloga y sexóloga clínica especialista en infertilidad
Actualizado: 22 de septiembre de 2022
Diagnosticar disforia de género conllevará tiempo y unos rigurosos protocolos llevados a cabo por un equipo multidisciplinar de profesionales, pues cabe destacar que, además de la subjetividad de la información de la que se dispone, existe una gran pluralidad respecto a las vivencias y grados que pueden presentar los conflictos de identidad de género.
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No obstante, daremos unas pinceladas de algunos de los síntomas que nos pueden aportar algunas pistas a la hora de identificar esta condición tanto en niños como en adolescentes y adultos.
Síntomas de la disforia de género en niños
Podemos advertir en el niño un fuerte anhelo porpertenecer al sexo contrario, o incluso una marcada obstinación por transmitir que pertenece al sexo opuesto.
La predilección por llevar a cabo funciones, papeles y comportamientos que social y culturalmente se asignan de manera específica a rasgos de personalidad del otro sexo podría ser otra de las manifestaciones, aunque no solo deberemos tener en cuenta las preferencias, sino también el rechazo y la evitación que puede producirse ante las conductas estereotipadas y catalogadas de su propio sexo.
Otro de los síntomas puede ir marcado por la vestimenta de los pequeños. De esta manera, nos percataremos que las preferencias de los chicos vendrán marcadas por prendas típicamente femeninas, mientras que las niñas revelarán una predilección por las ropas mucho más varoniles, rechazando así la característica indumentaria femenil (faldas, vestidos, etcétera).
También las preferencias por determinados juegos y juguetes nos pueden dar importantes pistas a la hora de diagnosticarlo. En este caso, los niños se inclinarán por entretenimientos y pasatiempos identificados y tipificados por la sociedad como femeninos (ejemplo: juegos que reproducen los roles de ama de casa o maternos, acompañados de muñecos y todo tipo de accesorios para la limpieza y cuidado del hogar), mientras que las niñas presentarán el caso contrario (ejemplo: juegos mucho más competitivos y bruscos, creativos y habilidosos, como los juegos de construcción, los coches de carreras o los muñecos de lucha).
A la hora de establecer vínculos, los compañeros de juegos, las amistades y grupos de preferencia serán los pertenecientes al sexo contrario.
Respecto a la anatomía sexual, podemos observar cierta aflicción a los propios genitales. En el caso de las niñas, estaremos atentos a las señales que nos indiquen el disgusto a tener pechos, el anhelo de tener pene más adelante, o incluso a la oposición de orinar sentada. En los niños, tendremos en cuenta cualquier rechazo del pene o los testículos y el posible deseo a que éstos desaparezcan. En consecuencia, el sentimiento por tener los caracteres tanto primarios como secundarios del sexo sentido podría salir a escena.
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Síntomas de la disforia de género en adolescentes y adultos
En el caso de los adolescentes y los adultos, una de las características a destacar será una evidente incoherencia entre las características anatómicas y fisiológicas del sexo que presentan con los caracteres propios del sexo al que expresan pertenecer y, en consecuencia, el deseo por ser y pertenecer al sexo opuesto puede hacerse latente.
También podemos observar una férrea preocupación por eliminar y despojarse de dichos caracteres sexuales o, en el caso de los adolescentes, a que éstos no lleguen a desarrollarse al considerarlos fruto de una pertenencia a un sexo equivocado. Así mismo, pueden presentar ese firme anhelo por poseer los caracteres sexuales del sexo opuesto.
En este sentido, la forma en la que es tratada la persona en cuestión cobrará especial importancia, ansiando ser considerado conforme al otro sexo.
Igualmente, pueden tener la certidumbre de que sus sensaciones y afectos son propias del sexo contrario al que les ha sido asignado.