El descubrimiento del propio travestismo
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
El descubrimiento del travestismo es una experiencia mágica, asombrosa y fascinante para unos, y un momento de temor, angustia y ansiedad para otros. La persona se enfrenta a lo desconocido, a lo novedoso, en la máxima expresión de algo que está íntimamente ligado a su ser y a su existencia.
Este descubrimiento puede ser paulatino o repentino. Será paulatino cuando un día la persona echa la vista atrás y empieza a explicarse una serie de sentimientos y comportamientos que han ido formando parte de su evolución personal. El modo repentino puede ser un instante en que se entra en contacto con una prenda del sexo opuesto y se siente un placer indescriptible.
En todo caso hay siempre una evolución, a veces marcada por el rechazo y la represión en un intento de no aceptarse; otras está orientado por la curiosidad y la exploración en un intento de construirse coherentemente con lo que se es y se siente. Sin embargo, como el ser humano existe en sociedad, el entorno y sus normas, así como sus conceptos de las realidades sexuadas, marcarán profundamente el modo de vivirse persona travesti.
A pesar de ello, y también por ello, llega un momento en la evolución de la persona travesti en que es necesario mostrarse en sociedad ya que, si no, uno vive encorsetado en un cuerpo y en una soledad que puede llegar a ser asfixiante y dolorosamente injusta. Sin embargo, este ser en sociedad tiene implicaciones que no son banales. ¿Puedo compartir mis travestismo con mi pareja o mi familia sin perderla?, ¿dónde me es permitido mostrar sin represalias este modo de vivirme sexuado?, ¿hasta qué grado estoy en disposición de transgredir las normas que impone mi entorno? Y, sobre todo, ¿cómo me siento ante el modo en que se plantea mi horizonte?, son cuestiones que se hacen ineludibles tras el descubrimiento del travestismo y tras los primeros pasos de su evolución.
El proyecto de vida de toda persona es una amalgama de ilusiones y realidades. En una persona travesti comporta realizarse en la feminidad y en la masculinidad sentidas como la auténtica expresión de sí mismo, sin el rechazo propio ni ajeno. Ser quien se es, vivir como un ser humano respetado en su peculiaridad existencial y con los mismos derechos que el resto de los seres humanos es, precisamente, el deseo que compartimos todos. Sin embargo, es mucho más difícil satisfacerlo cuando se pertenece a una minoría sexuada.
Creado: 22 de diciembre de 2015