Simular el clímax puede tener importantes consecuencias para la pareja si se convierte en un hábito. Ojo, no te confundas, no es lo mismo fingir que echarle un poquito de teatro al asunto de vez en cuando con el objetivo de subir la temperatura… Exagerar un poquito puede ser de lo más atrayente siempre y cuando sea para guiar a nuestra pareja por el camino correcto y caldear aún más el ambiente. Pero hacerlo de manera rutinaria indica algunos problemas a corregir en la relación.
Toma nota, estos son algunos de los inconvenientes de simular los orgasmos como rutina:
- Al simular obtener placer de determinadas maneras estamos favoreciendo y perpetuando prácticas que en realidad no nos estimulan lo suficiente. De esta manera, dejamos de indagar sobre aquello que más y que menos nos gusta y no aprendemos de nuestras propias experiencias sexuales. ¡Posiblemente os estéis perdiendo un interesante abanico de posibilidades sexuales que descubrir a la par!
- Cuanto más tiempo pase así, más difícil será cambiar nuestra conducta, pues estamos acostumbrando a la pareja a diversas actuaciones que será complicado modificar de un día para otro sin que se descubra el pastel… Piénsalo, ¿cómo crees que se tomaría tu pareja la noticia? Seguro que no vale la pena poner en tela de juicio vuestra confianza, pues sin duda una comunicación sin fisuras es de lo más productivo.