Valérie Tasso
8 de mayo de 2013
Dice que ha llegado la hora de "desdramatizar el sexo y devolverle su función lúdica". La televisiva sexóloga Valérie Tasso –autora de 'Diario de una ninfómana'– vuelve a la carga con ‘El método Valérie’, un tratado sobre las artes amatorias que intenta liberarnos de los falsos clichés en torno al sexo, en un tono divulgativo y humorístico. En él anima a las mujeres a dejar de fantasear con Christian Grey y perder el miedo a tomar la iniciativa con los hombres para recuperar la seguridad perdida. Charlamos con ella sin tapujos sobre el papel de la mujer en la sexualidad y los ejercicios que podemos realizar día a día para mejorar nuestras relaciones sexuales y, por qué no, también nuestra salud.
‘El método Valérie’ se presenta fundamentalmente como una guía práctica para que la mujer tome las riendas de su vida sexual. ¿De qué manera contribuye el sexo a esa emancipación psicológica y sexual femenina?
La mujer debe liberarse sexualmente para alcanzar su plenitud psicológica. El género femenino no existía hasta el siglo XIX y, como es lógico, mucho menos su sexualidad. Lo que no es normal es que en pleno siglo XXI todavía no sepamos ciertas cuestiones, como por ejemplo, lo que mide una vagina o que aún no sepamos nada sobre la eyaculación femenina… No lo sabemos ni si quiera nosotros, los sexólogos, y esto es debido a que no existen estudios, porque no se destina dinero a realizar investigaciones sobre el tema.
Me da la sensación de que no interesa que se sepa mucho acerca de una sexualidad bastante compleja, como es la femenina y que se podía haber estudiado en profundidad perfectamente a fecha de hoy, en una era en la que ya hemos descifrado el genoma humano… ¡Pero de qué estamos hablando! Su estudio es fundamental.
En realidad, ni el tamaño es importante para poder gozar plenamente ni el orgasmo femenino viene de la vagina
A pesar de la llamada ‘revolución sexual’ de las últimas décadas y de la información que actualmente tenemos sobre las relaciones sexuales, ¿cuáles siguen siendo hoy en día los grandes prejuicios en torno al sexo?
Uno de los grandes prejuicios en torno al sexo es la famosa frase “el tamaño es importante”. Es algo que además decimos las mujeres y por eso somos en parte culpables de este cliché. En realidad, el tamaño no es importante para poder gozar plenamente. “El orgasmo femenino viene de la vagina”. Ese es otro prejuicio: la vagina no posee terminaciones nerviosas, de ser así, el dolor en el parto natural sería absolutamente insoportable. Se vende el orgasmo vaginal como si fuera lo más importante en las relaciones sexuales y no es verdad. Me llegan muchas consultas de mujeres preocupadas ‘¿Por qué cuando me penetra mi marido yo no siento nada?’. Y yo les contesto: ‘¡Cómo vas a sentir algo si el órgano femenino de placer por excelencia es el clítoris, no la vagina!’.
¿En qué solemos fijarnos más durante el proceso de seducción?
En el proceso del cortejo y la seducción, lo más importante, sin duda, es la apariencia. Es inevitable: si una persona no te gusta físicamente, no te vas a acercar, a pesar del mito que dice que “lo más importante su belleza interior”… Bueno, eso vendrá después, pero la primera impresión que tienes, en apenas dos segundos, es el físico. Espero que, posteriormente, lo más importante, el rasgo más atractivo de una mujer sea el cerebro, eso vendrá después y significará que el que mira es una persona inteligente.
Zonas erógenas, juguetes eróticos y pornografía
Para ayudar un poco a nuestros lectores, ¿Cuáles son las principales zonas erógenas en el cuerpo del hombre y en el de la mujer?
Es muy esclarecedor el chiste que vemos muchas veces en el que aparece una infografía con las zonas erógenas de la mujer, dispersas por toda su anatomía, y la del hombre, concentradas exclusivamente en sus genitales. Nada más alejado de la realidad. Tenemos mucha piel: las manos, los pies… cualquier parte es susceptible de convertirse en zona erógena. El sexo ahora se ha convertido en un bien de consumo, por lo que interesa ir más allá de los clichés, no interesa que se diga que simplemente tocándote el cuero cabelludo puedas experimentar un orgasmo.
Lo que interesa es que le compres un vibrador a tu novia y que se lo introduzcas “por favor” en la vagina para que ella crea que tiene orgasmos vaginales. Al no sentir nada, quizá te pida otro tipo de aparato… Se crea así un círculo vicioso en torno al consumo en el sexo.
En tu libro hablas sobre los ejercicios de Kegel como una terapia beneficiosa para mejorar las relaciones sexuales y evitar problemas, como el prolapso de útero. ¿En qué consisten?
Los ejercicios de Kegel consisten en una serie de ejercicios para fortalecer el pubocoxígeo, una parte del cuerpo muy desconocida para muchos, pero sumamente importante. Se trata de un músculo que va desde la pelvis hasta el coxis y que sostiene los genitales masculinos y femeninos. Se suele ejercitar más en el caso de las mujeres, aunque también hay ejercicios destinados a los hombres para evitar el prolapso de ano o conseguir erecciones más sólidas.
Los ejercicios de Kegel son beneficiosos para la incontinencia urinaria, para sobrellevar un mejor parto y para recuperar la tonicidad vaginal tras el embarazo
En el caso de la mujer, siempre se ha hablado de las bolas chinas como juguete sexual femenino. Esto es un mito: las bolas chinas no dan placer, sino que se utilizan para que la vagina las aguante, evitando que se caigan y fortaleciendo así este músculo, que se contrae. La práctica correcta de ejercicios de fortalecimiento del pubocoxígeo es muy beneficiosa para la incontinencia urinaria, para sobrellevar un mejor parto y para recuperar la tonicidad vaginal después del embarazo. También impide otros problemas, como la caída del útero, el giro de la vagina o el mencionado prolapso de ano.
Como vemos, es vital trabajar este músculo tanto para la mujer, como para el hombre, tanto o más que machacarse en el gimnasio haciendo deporte. Los efectos positivos de su fortalecimiento son innumerables.
¿En este sentido, ¿son imprescindibles los juguetes eróticos en las relaciones sexuales?
Los juguetes, los lubricantes, la pornografía… todo esto ayuda. Lo que hay que evitar caer en el pensamiento de “si soy una mujer abierta tengo que tener, por obligación, todos los juguetes de la tienda erótica de al lado de mi casa”. Mas allá de esto, los juguetes eróticos ayudan mucho a la pareja porque son sociales, no son sólo para una persona, sino que ayudan a la pareja. 7. Durante los últimos años, el sexo y, más concretamente, el porno, se ha convertido en una potente industria con importantes fuentes de ingresos. ¿Qué opina sobre este hecho?
El sexo está inmerso de lleno en el actual sistema capitalista. No sólo la potente industria del porno, sino también la de los juguetitos, el hacer creer… El sexo tiene que vender y la máxima actual es que todo lo que está establecido no hay que tocarlo porque vende muy bien así.
Disfrutar del sexo sin problemas
¿Haciendo referencia a tu anterior libro ‘Diario de una ninfómana’, ¿Crees que existe la ninfomanía?
¡No! Se abusa de este término para calificar a mujeres que viven su sexualidad abiertamente. Yo creo que la ninfomanía no existe. Es por eso que titulé mi primer libro ‘Diario de una ninfómana’ de forma irónica. ¿Por qué siempre se habla de ninfomanía y nunca se habla de satiriasis, que es el equivalente masculino? Con esto no cargo contra el hombre, sino contra el sistema, que está establecido con patrones exclusivamente masculinos. El deseo femenino es muy complejo: en el lecho de muerte, el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, decía: “aún no sé qué es lo que desean las mujeres”.
Como no entendemos el deseo de la mujer hay que controlarlo de alguna forma: por ejemplo una mujer no tiene problema por volver a hacer el amor después de un orgasmo, mientras que el hombre necesita descansar un tiempo… Cuando una mujer goza de una sexualidad abierta, puede hacer el amor las veces que quiera… da un poco de miedo. Todos hemos creado celdas de carácter semántico, como por ejemplo la palabra ‘ninfomanía’, precisamente para que cuando una mujer sienta que encaja dentro de este perfil negativo que se ha creado en la sociedad, se frene. Es, sin duda, una manera de controlar el deseo de la mujer.
A la hora de sentir placer en las relaciones sexuales, explicas que la mujer goza de una mayor sensibilidad física que el sexo opuesto. Sin embargo, en ocasiones esto no es suficiente para que la mujer llegue al orgasmo. ¿Por qué aparece la disfunción orgásmica?
En general, la anorgasmia se trata de un problema psicológico, no tiene por qué tener detrás un problema orgánico porque cualquier mujer está en disposición de tener un orgasmo como Dios manda. Hay un grave error en echar la culpa a la pareja. Un orgasmo se tiene porque se quiere tener, no porque la otra persona es buen o buena amante. Se tiene precisamente porque uno mismo se permite tenerlo. Muchos casos de disfunción orgásmica o anorgasmia femenina se producen porque la mujer todavía tiene muchos sentimientos de culpabilidad, tiene miedo a descubrir su cuerpo, al descontrol… Al orgasmo se le conoce como “la pequeña muerte”, precisamente porque consiste en dejarse llevar y perder el control, algo que no es para nada fácil. Hay muchas mujeres que no están preparadas para esto. Y aún estándolo, algunas se permiten esta “pequeña muerte”, mientras que otras se encuentran completamente bloqueadas.
La anorgasmia femenina, se produce porque la mujer todavía tiene muchos sentimientos de culpabilidad
¿El sexo tiene edad?
El sexo no tiene edad, aunque nos hagan creer continuamente lo contrario. Es más, se debería disfrutar más plenamente en edades más avanzadas, cuando la mujer ha pasado ya la menopausia y el hombre la andropausia, que es mucho más suave. Es el mejor momento: ya no tienen problemas de quedarse embarazas, porque ya no se puede concebir; si han tenido hijos, por lo general ya se han ido de casa; tienen más tiempo que nunca y conocen mejor que nunca sus cuerpos. Es decir, ¡tendrían que disfrutar más! Se ha hecho creer que una persona de la tercera edad ya no tiene sexualidad y la sexualidad no se tiene o deja de tener porque nos acompaña durante toda nuestra vida, hasta la muerte. El sexo en la tercera edad se ha convertido en uno de los grandes tabúes en torno al sexo. Hablemos más sobre ello.