Cómo afecta una mudanza a los niños
Doctora en Filosofía y experta en coaching
Actualizado: 21 de septiembre de 2022
Los niños también son vulnerables ante el cambio propio de una mudanza. Por ejemplo, pueden sentir temor ante la idea de perder el contacto con sus amigos del barrio, con los que juega en el parque. Para los pequeños, una mudanza representa un cambio de vida muy brusco que le puede producir ira al tratarse de una decisión que tiene que aceptar en contra de su voluntad. Fruto de estas diferencias de criterio es posible que se produzcan discusiones familiares porque el niño muestra su resistencia frente a la elección de sus progenitores.
Ante un cambio de casa, los niños se ven despojados de todo aquello que les da seguridad, y sienten que su destino queda abierto a la incertidumbre del desconocimiento.
A causa de su corta edad, los niños tienen todavía pocas experiencias importantes de cambios en su destino, y por ello afrontan esta situación con falta de experiencia práctica. Mudarse de casa genera más angustia en el caso de que el traslado también conlleve un cambio de colegio, lo que supone dejar atrás a los amigos de clase y tener que relacionarse con nuevos compañeros con los que podrían surgir roces o desacuerdos.
Reacciones de un niño ante una cambio de hogar
Las reacciones que puede mostrar el niño ante una mudanza pueden ser gestos de infantilización, adoptando actitudes que ya había superado. Del mismo modo, puede mostrar un carácter rebelde e irascible sin una lógica de causa y efecto. El niño puede mostrar su enfado contra sus padres, con el deseo de convencerles de que no hagan la mudanza. Es decir, puede someter a los padres a un chantaje emocional.
Los niños también pueden mostrarse tristes y llorar, porque el llanto es una forma de expresión del mundo interior. El nerviosismo por un cambio de casa puede generar tanto estrés en el niño que también se puede producir una alteración del sueño o del apetito.
Creado: 28 de febrero de 2014