Además de tener en cuenta las causas que pueden llevarnos a postergar, es importante que adoptes una actitud resolutiva ante los problemas. Existen personas que ven su vida pasar esperando que otros resuelvan sus asuntos. Esto es un error importante que si no corriges puede llevarte a postergar decisiones importantes. Por ello, adopta un rol activo ante tu propia vida. Eres tú el protagonista, por lo que no dejes pasar planes importantes.
Por otro lado, una gestión adecuada del tiempo es fundamental para no postergar asuntos importantes. No hace falta que lo hagas todo hoy si no te da tiempo, pero no dejes pasar un periodo demasiado largo (como máximo hazlo dentro de la misma semana) si hay cosas que no te ha dado tiempo a hacer dentro de tu planificación.
Finalmente, si existen asuntos que puedas resolver delegando en otras personas no dudes en hacerlo. Elegir delegar a la persona y momento adecuados es una gran opción para no postegar tareas urgentes (que haya que hacer rápido), pero que no son importantes (no se dirigen a tus objetivos ni exigen que tú estés involucrado).
Y si ya he caído, ¿qué puedo hacer para dejar de postergar?
Tú has aprendido a postergar las tareas, de acuerdo, pero por el mismo motivo también puedes desaprenderlo. Para dejar de postergar, sigue las siguientes pautas:
- Admite que la frustración es parte de la vida: para avanzar hacia las metas importantes que queremos alcanzar en nuestras vidas, es preciso comprender que en el camino nos encontraremos con algunas frustraciones, de las cuales podremos aprender para seguir adelante. Si no admitimos esta realidad, el no haber hecho nada para lograr aquello que tanto queríamos nos implicará una frustración mucho mayor. Por tanto, la aceptación de la posibilidad de encontrarnos con dificultades es una actitud acertada que nos pone en un camino real hacia lo que queremos.
- Diferencia entre lo urgente y lo importante: debes distinguir bien cuáles son las cosas importantes para ti, ya sean por ejemplo dedicarle más tiempo a la familia o empezar una dieta. Los asuntos urgentes a veces efectivamente requieren atención en el momento mismo, pero otras tantas, somos nosotros quienes les damos a ciertas cosas el carácter de urgente para evadirnos de otras cuestiones importantes, ya sea por falta de confianza o incluso porque no nos atraiga mucho realizarlas más allá de su importancia. En estos casos, es útil establecernos una cantidad de días específicos para hacer la actividad, pautando desde el principio cuántos días por semana y horas por día vamos a dedicarle.
- Modifica el ambiente en el que estás: de modo que lo conviertas en un factor favorable para el trabajo. Por ejemplo, evita las interrupciones constantes, el ruido que dificulte la concentración, etcétera. Recuerda que tener un espacio de trabajo ordenado puede ayudarte a concentrarte mejor.
- Proponerse dividir la tarea y realizarla por partes: en especial si se trata de algo que lleve mucho tiempo, es una buena opción para adoptar una actitud activa sin sobrecargarnos y sentirnos demasiado cansados, ya que este aspecto puede hacer que la postergues. Establece metas claras, en lugar de tener objetivos vagos, asegúrate de que tus metas sean claras y alcanzables. Después, como decíamos, desglosa tareas grandes en pasos más pequeños y manejables.
- Planifica y organiza: usa herramientas de planificación para ello, por ejemplo, utiliza agendas, listas de tareas o aplicaciones de gestión del tiempo. Establece plazos, fija fechas límite realistas para cada tarea y cúmplelas. Dedicar tiempo cada noche para planificar el día siguiente puede ayudar a empezar el día con claridad y propósito. Una clave que aporta Brian Tracy en su libro 'Eat That Frog!': empieza con lo más difícil. La idea principal de su libro es que debes comenzar tu día con la tarea más difícil (la "rana"), ya que una vez completada, todo lo demás parecerá más fácil.
- Mantén la motivación: reflexiona sobre por qué es importante realizar la tarea a la que te enfrentas. Conectar con tu propósito puede aumentar la motivación. Otro truco puede ser darte pequeñas recompensas al completar tareas, lo cual refuerza positivamente el comportamiento.
- Cambia tu mentalidad: identifica y desafía pensamientos negativos que te llevan a postergar. Timothy Pychyl, un conocido investigador sobre la procrastinación, sugiere en su libro 'Solving the Procrastination Puzzle' que muchas veces procrastinamos porque tratamos de evitar sentimientos negativos. Reconocer y aceptar esos sentimientos puede ayudarte a superarlos. Una de sus frases más conocidas es "La acción precede a la motivación". Esto significa que comenzar a trabajar en una tarea puede generar la motivación para continuar. Para ello también es importante que practiques el autocuidado: asegúrate de cuidar tu salud física y mental, lo cual puede mejorar tu capacidad de concentración y productividad.
- Olvida el día ideal: pon manos a la obra y verás como poco a poco tú mismo te animas a continuar trabajando en tu meta sin necesidad de postergarla. Practica la autocompasión, sé amable contigo mismo y no te castigues por procrastinar. Aprende de los errores y sigue adelante. Y no olvides celebrar tus logros, reconoce y celebra cada pequeño progreso que hagas.
- Busca apoyo: no está de más hablar con alguien, compartir tus objetivos y progresos con amigos, familiares o un mentor puede brindarte apoyo y responsabilidad. En cualquier caso, si la procrastinación es severa, considera recurrir a ayuda profesional, un psicólogo puede ayudarte a identificar y abordar las causas subyacentes de tu postergación.