Trabajar mucho aumenta el riesgo de sufrir ictus e infarto
04/09/2015
Trabajar 55 horas o más a la semana afecta negativamente a las arterias y aumenta el riesgo de sufrir un ictus o un infarto de miocardio en comparación con tener una jornada laboral de entre 35 y 40 horas semanales, según ha revelado un estudio en el que se han revisado alrededor de 40 investigaciones que recogían datos de más de un millón de personas, que se ha publicado en The Lancet.
Los que trabajaban 55 horas o más a la semana tenían un 33% más riesgo de sufrir un ictus que aquellos cuya jornada laboral oscilaba entre 35 y 40 horas semanales
En la investigación, dirigida por Mika Kivimäki, profesora de Epidemiología en el University College London, en Reino Unido, se analizaron dos grupos de estudios. El primero constaba de 25 estudios que incluían a 603.838 personas residentes en Europa, Estados Unidos y Australia, y a los que se siguió durante una media de 8,5 años. El segundo estaba formado por 17 estudios con 528.908 participantes a los que se realizó un seguimiento durante 7,2 años.
Los resultados mostraron que en el primer grupo las personas que durante el periodo de seguimiento trabajaron 55 horas o más semanales tenían un 13% más riesgo de sufrir un ataque cardiaco (tanto un episodio, como un ingreso o incluso la muerte), que aquellos cuya jornada laboral era de 35-40 horas a la semana. En cuanto al segundo grupo, los que trabajaban en exceso tenían un 33% más riesgo de sufrir un ictus, es decir, 1,3 veces más posibilidades de presentar esta enfermedad cerebrovascular, que los que trabajaban entre 15 y 20 horas semanales menos.
Como ha explicado Kivimäki, la cantidad de estudios analizados ha permitido evaluar la relación entre las horas de trabajo y el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular con mayor precisión de lo que se había conseguido hasta ahora. Los investigadores no han conseguido establecer cuáles son las causas exactas de dicha asociación, pero consideran que el exceso de trabajo incrementa las probabilidades de tener conductas y hábitos poco saludables que deterioran el sistema cardiovascular como el sedentarismo, las situaciones continuadas de estrés, una dieta inadecuada, o un mayor consumo de alcohol.
Actualizado: 19 de septiembre de 2016