Aunque el hecho traumático (un accidente, un atentado, un secuestro o una catástrofe climática) es por definición imprevisto, sí es cierto que pueden seguirse una serie de consejos, no tanto para evitar que suceda, sino para prevenir que sus consecuencias psicológicas desemboquen en un trastorno de estrés postraumático:
- Inicia un diario donde narres las experiencias vividas en los momentos traumáticos, así como las veces que te has acordado de ellos durante el día.
- Tómate tu tiempo antes de volver a “tu vida normal”, para pasar un proceso parecido al duelo, en el que se vayan acomodando los sentimientos y pensamientos de las vivencias traumáticas.
- Comenta con familiares y amigos tus sentimientos durante el hecho y posteriormente, ya que eso te servirá como camino para liberar tensiones.
- Busca tus momentos de soledad, para pensar en lo sucedido y cómo eso puede afectar a tu vida.
- Durante las primeras semanas ten contacto con otros supervivientes del acontecimiento o personas que lo presenciaron, de forma que puedas compartir tus experiencias sin sentirte incomprendido.
- Ves al lugar donde sucedió todo para dejar una vela con la que simbolizar tu perdón a los acontecimientos allí ocurridos, a la vez que das luz y paz a tu vida interior.
- Implícate con actividades sociales con fines altruistas, de forma que puedas darle un nuevo sentido a tu vida.
- Lleva a cabo estrategias de afrontamiento saludables: haz ejercicio con regularidad, la actividad física ayuda a reducir el estrés y mejora el estado de ánimo. práctica técnicas de relajación, como técnicas de respiración, meditación o yoga. E intenta pasar tiempo al aire libre y en la naturaleza, puede ser restaurador.
- Evita estrategias de afrontamiento negativas: reduce la toma de sustancias y evita el consumo excesivo de alcohol y drogas como mecanismo de afrontamiento.
- Si pasado un tiempo empiezas a experimentar ciertos síntomas, que están durando más de lo debido o que te entorpecen tu normal desempeño, busca ayuda profesional para superarlo. Considera la terapia cognitivo-conductual (TCC) o la terapia de exposición. La intervención temprana puede prevenir la progresión hacia el TEPT.