Los espacios cerrados, sobre todo si son pequeños o no están bien iluminados, generan en las personas con claustrofobia una ansiedad que interfiere en su vida diaria y laboral. Te contamos cómo afrontarlo.
Cuando uno mismo, un familiar o amigo empieza a evitar situaciones en donde se tiene que enfrentar a un espacio cerrado y esto le afecta a su normal desempeño, es momento de solicitar ayuda al profesional de la salud mental, para comprobar si es debido a una claustrofobia o a otro problema, para lo cual a la persona se le administrarán una serie de cuestionarios estandarizados donde se evaluará tanto el número de situaciones en donde se producen estas vivencias con elevados niveles de ansiedad, como los pensamientos que le surgen en esos momentos.
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Pero antes de poder establecer el diagnóstico de claustrofobia basado en la conducta de evitación de lugares cerrados, debido a que estos le provocan altos niveles de ansiedad y pensamientos catastróficos del tipo “no voy a poder salir de aquí”, hay que distinguirlo de otras patologías donde se pueden mostrar síntomas parecidos como en el caso de:
Otras fobias, donde a pesar de existir tanto el componente fisiológico como la anticipación de pensamientos, el objeto de la fobia es diferente, como ocurre en las:
Fobias específicas, donde el miedo a entrar en un lugar se produce sólo ante un elemento concreto, ya sea animal u objeto, como la fobia a las jeringas o el temor a las arañas.
Agorafobia donde existe un miedo irracional a espacios, abiertos o cerrados, donde la persona sienta que no va a poder escapar o recibir ayuda cuando lo necesite.
Trastornos de ansiedad, donde existen niveles elevados de ansiedad pero no van acompañados de los pensamientos catastróficos propios de la claustrofobia, como en el caso de:
Trastorno de ansiedad generalizada, donde se tienen elevados niveles de ansiedad independientemente de la situación donde se encuentre.
Trastorno de estrés postraumático, donde ha existido una vivencia negativa previa, pero esta se suele experimentar por la noche mediante flashback o en situaciones muy parecidas a la vivida, pero sin los pensamientos catastróficos propios de la claustrofobia.
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Episodios paranoicos, donde a pesar de poder mostrar manifestaciones parecidas a las de una persona con claustrofobia, los motivos psicológicos que los sustentan son muy diferentes, ya que en este caso de deben fundamentalmente al miedo a verse encerrado con otras personas de las cuales se sospecha que pueden agredirnos o hacernos algún mal.
Efectos propiciados por el consumo o abuso de medicinas o de sustancias estupefacientes o psicotrópicas, que provoquen reacciones de pánico con sintomatología similar, pero donde no existe ni la anticipación ni los pensamientos catastróficos.