Para poder establecer el diagnóstico de fobia social los síntomas descritos en el apartado anterior deben de haberse dado por lo menos durante los seis meses previos al diagnóstico. Pero, además, el especialista debe de distinguirlo de otras patologías que pueden mostrar síntomas parecidos, como es el caso de:
- El simulador, ya sea consciente o patológico, en cuyo caso se pueden presentar algunos de los síntomas de fobia social, pero existe un beneficio secundario buscado por el individuo, ya sea conseguir algo que quiere, como evitar algo que no quiere. Por ejemplo, un trabajador puede estar muy cómodo en su puesto y para evitar ser promocionado y, con ello, asumir nuevas responsabilidades o cambiar de destino, puede mostrarse socialmente incompetente. En estos casos, no existe el miedo irracional y anticipado ante una situación social, ni los altos niveles de ansiedad ante la presencia de otros.
- El que sufre paranoias, ya sea por un trastorno de personalidad, o por sufrir episodios con paranoia en los que piensa y siente que los demás son sus enemigos y están ahí para hacerle mal. En este caso, el contenido de los pensamientos es diferente, y ya no se trata de sentirse avergonzado ante otros, sino de tener miedo a lo que los demás le pueden hacer.
- Elevados niveles de estrés que se producen ante una evaluación real o ante un acontecimiento relevante; en tales caso es natural sentirse nervioso, e incluso tener dificultades de comunicación, por ejemplo, cuando hay que enfrentarse ante un auditorio, pero en estos caso no existe esa anticipación de pensamientos casi catastróficos sobre las consecuencias vergonzantes de aquel acto.
- Otro tipo de fobias, que pueden mostrar síntomas parecidos, pero cuyo objeto de la fobia es diferente; por ejemplo, una persona puede mostrar síntomas muy parecidos cuando tiene que hablar en público, pero en vez de sufrir fobia social sufre de agorafobia o miedo a los espacios abiertos.
Todas estas psicopatologías tienen que ser evaluadas y descartadas por el especialista antes de poder dar un diagnóstico de fobia social y, con ello establecer el tratamiento correspondiente para superarlo.