Trastorno explosivo intermitente
Las personas que sufren trastorno explosivo intermitente presentan brotes de ira sin motivo y de forma impredecible, y pueden dañarse a sí mismos o a los demás. Conoce su tratamiento y cómo reducir sus efectos negativos.

Síntomas y manifestaciones del trastorno explosivo intermitente

Por: Dr. Juan Moisés de la Serna

Doctor en Psicología

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

Las consecuencias del trastorno explosivo intermitente se extienden más allá del momento explosivo, en el transcurso del cual la persona puede golpear, empujar, e incluso tirar objetos, animales o personas, ya que esta actitud va a motivar su aislamiento, además del abandono de la pareja, la pérdida de empleo, y el alejamiento de las amistades, dado su carácter imprevisible y violento, que lo mismo explosiona en casa, en la calle o en el trabajo, un aislamiento que en ocasiones deriva en alcoholismo.

PUBLICIDAD

Hay que tener en cuenta que el detonante puede ser algo tanto real como imaginario; es decir, una mala palabra, pero también una mala mirada, o que la persona crea que le critican o que se ríen de ella a sus espaldas, es suficiente para hacer que estalle, aunque solo se trate de imaginaciones suyas. Y todo ello por una baja tolerancia a la frustración que le hace muy sensible a todo lo que le molesta, e incluso a aquello que no consigue cuando quiere o como quiere.

El paciente que sufre este trastorno, tras el estallido y una vez que se ha conseguido calmar, se muestra arrepentido del daño que haya podido provocar, y pide repetidamente perdón a la víctima de su violencia, prometiendo que “será la última vez que suceda”, sin ser consciente de que su conducta se debe a una psicopatología que no se cura sola, y que no está en su mano evitar que vuelva a ocurrir, por lo que es necesaria la intervención terapéutica pertinente.

PUBLICIDAD

Paciente en la consulta del psicólogo
Hay que distinguir el trastorno explosivo intermitente de otras manifestaciones similares

Diagnóstico del trastorno explosivo intermitente

Aunque los síntomas puedan ser claros, sobre todo a medida que los niveles de violencia aumentan, para poder establecer adecuadamente el diagnóstico del trastorno explosivo intermitente hay que distinguirlo de otras manifestaciones similares como:

  • La simulación, donde no existe un desencadenante de violencia, sino el deseo de librarse de alguna obligación o de conseguir algo, ya que en el trastorno explosivo intermitente no se busca ningún fin.
  • Las rabietas infantiles, con las que el pequeño trata de conseguir lo que quiere, avergonzando a sus padres ante los demás con comportamientos inadecuados, o negándose a hacer lo que estos le digan; como ocurre con el caso de la simulación, los episodios de violencia en los niños que sufren el trastorno no tienen ninguna finalidad.
  • La violencia por la violencia, donde la destrucción se debe simplemente al placer que le proporciona hacer esto al sujeto, o como medio de conseguir algo intimidando o coartando la libertad de otros; en este caso no existe el arrepentimiento propio del trastorno explosivo intermitente una vez que ha pasado el episodio.
  • La explosión puntual de violencia, sin que haya una repetición en el tiempo, ya que para que se considere un caso de trastorno explosivo intermitente se requiere precisamente la repetición en el tiempo de actos violentos, de ahí lo de intermitente.
  • Las conductas agresivas asociadas a demencias como el alzhéimer, u otras enfermedades neurodegenerativas como el párkinson, en las que pueden aparecer episodios violentos por la frustración que provoca a los pacientes verse incapacitados debido a su enfermedad.
  • El padecimiento de otras psicopatologías puede provocar episodios de violencia, como el trastorno antisocial de la personalidad o el trastorno límite de la personalidad.
  • Las explosiones provocadas por el abuso de sustancias o el empleo de medicamentos que tienen efectos secundarios inadecuados.

PUBLICIDAD

Todas estas manifestaciones tienen que ser evaluadas y descartadas por el especialista antes de poder dar un diagnóstico de trastorno explosivo intermitente y, con ello, establecer el tratamiento correspondiente para superarlo.

Creado: 4 de septiembre de 2014

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD